En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido; y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros[1].
1. Para la mentalidad de nuestro mundo el amor y la ley no son compatibles. Hoy en día, se piensa que el amor debe ser espontáneo y que no tiene nada que ver con las leyes y los mandamientos; que amor y ley son incompatibles; que allí donde se presenta la ley, se termina el amor; que donde comienza el amor, ha de terminarse toda ley; que allí donde el protagonista es el amor, la ley debe salir de inmediato, y no puede entrar. Se piensa que uno siempre debe hacer las cosas por amor, y hacerlas por amor es hacerlas porque ‘te salen’, y si no ‘te salen’, no estás obligado a hacerlas (por ejemplo, ir al templo); que hacer las cosas por obligación es ‘inauténtico’; que nadie te puede mandar a hacer algo porque mientras no ‘te sale’, no estás obligado…. Sin embargo, Jesús en este Evangelio afirma todo lo contrario: existe una estrecha relación entre el amor hacia Él y el cumplimiento de Sus mandamientos: Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor… Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
2. Efectivamente, hoy en día hay toda una cultura de rechazo a la ley:
a. En el campo de la religión: ha de primar – se dice – el sentimiento por encima del cumplimiento, la libertad por encima de la obligatoriedad; porque la religión debe ser algo que uno personalmente siente. Respuesta: Pero muchas veces tenemos que hacer cosas, sin sentir ganas: la madre ha de levantarse para atender a sus niños, sin ninguna gana y por puro amor.
b. En moral, el hombre ha de crear su propio código: Además – se piensa – el hombre es autónomo y está ya capacitado para darse sus propias normas de conducta. Respuesta: Si dejamos a cada hombre hacer su propio código moral, ¿los asaltantes, los estafadores, los traficantes de droga harían el suyo propio? ¿Qué código moral regiría si cada ser humano tiene igual derecho de hacer el suyo?
c. La madurez de la conciencia personal: del hombre de hoy hace que la ley sea ineficaz e inútil: En otros tiempos, sí, los humanos estábamos sometidos a leyes morales, pero ahora el hombre ha llegado a un grado tal de madurez, que exigirle se someta a una norma es tratarle como a un menor de edad. Respuesta: Todo lo contrario. El niño recién nacido no se somete a ninguna norma. A medida que va creciendo, que va madurando, debe ir ajustando su conducta con sus compromisos (el kinder, la escuela, el colegio…). A medida que vamos madurando, entendemos que no podemos hacer lo que nos da la gana. El hombre maduro vive dentro de una constelación de compromisos.
d. Hemos de ser sinceros y valientes: yo debo vivir la aventura de mi coherencia conmigo mismo y no que se me pida el sometimiento a algo en lo que puede que yo no e
sté de acuerdo. Respuesta: Si sólo me someto a lo que estoy de acuerdo, el egoísmo sería la norma de conducta suprema.
e. Finalmente, la realidad de la vida cambia con los tiempos: las costumbres evolucionan, las circunstancias de cada persona son distintas, los tiempos cambian, cada cultura es distinta… la ley no puede prever todo lo que la realidad depare a cada persona, en cada tiempo, en cada cultura, en cada circunstancia….Respuesta: hay normas cambiantes; pero hay otras que son inmutables a lo largo del tiempo y del espacio: mentir fue, es y será malo siempre y en todas partes…
3. Sin embargo, Jesús decía: Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él[2]… No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial" [3]… Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor[4] … Le dijo Jesús (al Joven rico): « ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre»[5].
4. La ley moral existe, y es el lenguaje del muto amor en lo concreto:
a. Se llama Ley Moral (LM) a las directrices que Dios nos da para decirnos qué tenemos que hacer y qué tenemos que evitar para vivir en comunión de amor y de amistad con Él, para transformar nuestra vida un camino hacia Él.
b. La ley no contiene sólo una orientación genérica que aconseja actuar de acuerdo a la opción de preferir a Cristo, así en abstracto; sino que encierra disposiciones concretas. El objeto propio de la ley moral es mostrar al hombre, pormenorizadamente y en concreto, el camino para lograr su fin sobrenatural eterno. Los mandamientos son expresión del amor con que Dios me ama y por ello, quiere mi felicidad no sólo en la eternidad, sino también ahora en el tiempo.
c. Permítaseme un sencillo ejemplo. Si yo tengo un amigo al que aprecio mucho, le invito a él y su familia a pasar un fin de semana con los míos en mi casa de la playa, le indicaré detalladamente el camino para llegar a mi casa. La precisión con que le explique cómo llegar, será una expresión clara de amor y de mi amistad hacia él. Si él quiere llegar a mi casa, lo mejor que puede hacer es seguir mis indicaciones. En el fondo, lo que explican mis indicaciones es un detalle del amor que le tengo a mi amigo; y es el amor de mi amigo la razón por la cual él, primero, toma minuciosamente de mis orientaciones y, luego, las sigue al pie de la letra. Todo, por supuesto, entre mi amigo y yo, se da en un ambiente de libertad… Además, si mi amigo hace lo que yo le indico, se evitará problemas, pérdidas de tiempo, pesadumbres, malos ratos… Su viaje será un viaje feliz y feliz llegará a mi casa y felices lo pasaremos él, yo, y nuestras familias…; si mi amigo no hace lo que yo le digo – que conozco bien los problemas del camino hacia mi casa de la playa – va a pasarlo mal y hasta puede que no llegue jamás a mi casa de la playa…
d. Porque Dios nos quiere en la Casa del Cielo, nos indica el camino de los mandamientos. Dios nos trae a la vida y nos propone – no nos impone – vivir con Él una relación de amistad y amor. Esta relación ha de comenzar en esta vida y continuar eternamente. Sólo si en esta vida aceptamos Su amor, Él nos lo seguirá ofreciendo en la otra. Si yo no quiero abrirme a su propuesta, muy libre soy de disponer de mí mismo, incluso contra lo que Él ha planificado y me propone: puedo decirle que no quiero su amistad. Como Él quiere que de verdad yo sea su amigo en esta vida, y llegue a Su Casa de la Playa, Él me da unas indicaciones, sus mandamientos.
e. Mi modo de expresarle mi libre adhesión al amor que me propone, será seguir sus orientaciones. Dios es tan bueno que incluso usa el lenguaje del sufrimiento para insinuarme que me conviene ser su amigo. Ya en esta vida, si cumplo sus mandamientos, me siento feliz; si no los cumplo, la angustia viene a anidar en mi corazón. Como que Dios me dice: si ahora te va tan mal y sufres tanto haciendo el mal, imagínate lo que puede pasarte en la eternidad si te cierras a mi amor y no haces lo que yo te mando…
f. Cuando una persona quiere amar a Dios de verdad, siente alegría ante los mandamientos:Se consume mi alma por anhelar tus preceptos en todo tiempo. Deseables son más que el oro y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destina del panal [6] La Ley del Eterno es perfecta; restaura el alma. El testimonio del Eterno es fiel; hace sabio al ingenuo. Los preceptos del Eterno son rectos; alegran el corazón. El mandamiento del Eterno es puro; alumbra los ojos. El temor del Eterno es limpio; permanece para siempre. Los juicios del Eterno son verdad; son todos justos. Son más deseables que el oro, más que mucho oro fino. Son más dulces que la miel que destila del panal." "Por eso amo tus mandamientos más que el oro, más que el oro puro. Por eso he guardado todas tus ordenanzas; aborrezco todo camino de mentira." [7]"¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel en mi boca! De tus ordenanzas adquiero inteligencia; por eso aborrezco todo camino de mentira.".
5. ¿Dónde encontramos los mandamientos Dios que?
a. Nos da Ley divina Natural:
i. Todas las civilizaciones (oriental y occidental) y culturas (griegos, romanos, árabes…) han afirmado la existencia de la Ley Natural, o sea, con total naturalidad, sin que nadie se cuestionara siquiera lo contrario, la existencia de unas normas de conducta, que no dependen de la religión, ni de la raza, ni del tiempo, ni del lugar.
ii. Siempre y en todas partes se ha tenido como buenos el respeto, la honradez, la sinceridad, la justicia, y como malos el robo, la mentira, el asesinato, la blasfemia, la adulación. Siempre y en todas partes se ha aceptado la distancia y la diferencia entre lo bueno y lo malo. Siempre y en todas partes los seres humanos han aceptado que hay cosas naturalmente buenas, y otras naturalmente malas, sin que nunca los hombres se hayan reunido
para determinar, por ejemplo, por votación, cuáles son las cosas buenas y cuáles son las malas.
iii. Así como por el sentido innato del olfato distinguimos los buenos y los malos olores, así también tenemos una especie de ‘olfato’ en nuestro corazón por el que, sin que nadie nos haya enseñado, sabemos distinguir entre lo bueno y lo malo. Así como una madre no le enseña a su niño a distinguir los buenos de los malos olores, así, ocurre con el bien y el mal: por instinto sabemos que el mal es malo y el bien es bueno.
iv. Cuando Dios hizo la creación, la sometió a unas leyes; así también el hombre está sometido a la Ley Natural, que está inscrita en su mismo ser. La diferencia está en que la creación cumple su ley sin darse cuenta, nosotros, seres racionales, estamos llamados a adherirnos a esa ley innata de un modo libre, y tanto que hasta podemos desobedecer. Así como la ley de la gravedad está formando parte del ser de las cosas y sólo después está escrita en los libros de Física, así también, antes de que Moisés grabara en las tablas de piedra los Diez Mandamientos, ellos están inscritos desde siempre en el corazón de todo ser humano: no matar, no robar, honrar padre y madre…
v. Sin embargo, hoy el hombre se atribuye la facultad de establecer lo que es bueno y lo que es malo. Independientemente de la Ley Natural, hoy se establece que no es malo el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, la drogadicción… Y se dice: si la religión Católica prohíbe abortar, de acuerdo, Uds. los católicos no aborten; pero no intenten imponérselo a los demás. Vivimos en un régimen de separación de la Iglesia y el Estado, y nuestro Estado es laico y aconfesional y nuestro país es democrático… No quieran imponernos a todos su modo de pensar. Decir eso es tan absurdo como lo siguiente: a los católicos les está prohibido robar; yo no soy católico, yo sí puedo robar… Hay unas normas de convivencia que brotan de la naturaleza humana y que no dependen de la religión, ni de las tendencias políticas… Hay una Ley Natural que nos obliga a todos los humanos, por ser humanos.
vi. La negación de la Ley Natural es la raíz de muchas ‘legalizaciones’ actuales: el hombre se ha declarado independiente y autónomo de todo Poder Superior y por sí mismo quiere determinar lo que es bueno y malo. La ley natural brota de la naturaleza del hombre. Es universal e inmutable. La ley positiva (‘puesta’) la promulga el legislador. Es particular de cada lugar y época, y cambiante.
vii. A lo largo de la historia se ha afirmado la existencia de una ley no dependiente de la voluntad humana, que trasciende y sirve de base a la norma positiva, y que es aplicable en cualquier momento y lugar.
1.
2. Aristóteles 384-322 aC “La justicia se encuentra en la ley natural y la ley positiva. La natural es inmutable y aplicable en todas partes; la positiva varía con el tiempo y la cultura”.
3. Cicerón + 46 aC “La República” “Existe una ley verdadera, de acuerdo con la naturaleza, conocida por todos, constante y eterna. A esta ley no es lícito agregarle ni derogarle nada. No podemos disolverla por medio del Senado o del pueblo. No existe una ley en Roma y otra en Atenas, una ahora y otra en el porvenir; sino una misma ley, eterna e inmutable, sujeta a toda la humanidad en todo tiempo”.
viii. Por su parte, San Pablo[8] expresa así la situación de la humanidad pagana degenerada. Situación a la que está poco a poco llegando nuestro mundo a fuerza de volver la espalda a la Ley divina: Son inexcusables; porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció: … Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío… Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, los entregó Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados, los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen.
b. La Ley Divina Positiva: Los 10 Mandamientos: Es la ley que es comunicada al hombre por medio de una revelación divina. Su conveniencia se pone de manifiesto al considerar dos cosas:
i. Todos los hombres tienen la ley natural impresa en sus corazones, de manera que pueden conocer con la razón sus principios más básicos. Sin embargo, el pecado original y los pecados personales con frecuencia oscurecen su conocimiento, por lo que Dios ha querido revelarnos su Voluntad, de modo que todos los hombres pudieran conocer lo que debían hacer para agradarle con mayor facilidad, con firme certeza y sin ningún error. Así, Dios no se contentó con grabar su ley en la naturaleza humana, sino que además la manifestó al hombre claramente: en el Monte Sinaí, cuando ya el pueblo elegido había salido de Egipto, Dios reveló a Moisés los diez mandamientos. Los mandamientos nos señalan de manera cierta y segura el camino de la felicidad en esta vida y la otra. En ellos nos dice Dios lo que es bueno y lo que es malo, lo que es verdadero y lo que es falso, lo que le agrada y lo que le desagrada.
ii.  
; El hombre está destinado a un fin sobrenatural, y para dirigirse a él debe cumplir también -con ayuda de la gracia- otros preceptos, además de los naturales. Por eso Jesucristo llevó a la perfección la ley que Dios dictó a Moisés en el Sinaí, al ponerse a Sí mismo como modelo y camino para alcanzar ese fin al que nos llama. Esa perfección que Cristo ha traído a la tierra se contiene sobre todo en el mandamiento nuevo del amor: en primer lugar, el amor a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas; y en segundo término, el amor a los demás como El nos ha amado.
iii. La Ley interior es la del Espíritu. Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios.[9] El Señor es Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor está la libertad [10]
iv. La Iglesia es la intérprete de toda la Ley Moral: Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»[11]
Ayer domingo leì un articulo de Bernard Fourges y citò a San Pablo en su carta a Timoteo en versiòn latina que decìa «es necesario que el obispo sea irresprensible, marido de una sola mujer, que sepa gobernar bien su propia casa,que tenga sus hijos en sumisiòn» y dice que màs adelante en su capìtulo 4:.
El espìritu dice que en posteriores tiempos habra quienes apostataràn de la fè,prestando oìdos a espìritus de engaño, a doctrinas de demonios impostores que,marcados a fuego en su propia conciencia, prohiban casarse y el uso de manjares que Dios hizo para que con acciòn de gracias los tomen los que creen y han llegado al conociemiento de la verdad»…esto escribiò como comentario al Padre Albero…me gustarìa saber su opiniòn ya que es està astante claro que la palabra de Dios no incluye el celibato..