¿Al parecer, como en los mejores tiempos del vandalismo republicano?. Los perdedores vociferan “¡fraude!”, los triunfadores dicen, con cierta intranquilidad, “Hay que proteger la votación, y estar atentos”, los funcionarios defensores del Concejo Nacional Electoral insisten en que las anomalías denunciadas son “solo errores”, total errar es humano.
Pero está, eso sí muy claro, que los baches técnicos, tecnológicos y humanos fueron en abundancia, como para que solo unos pocos estén de acuerdo en la transparencia del proceso electoral. Como que el olor a chamuscado o a pescado podrido aun huele y, ciertamente, muy fuerte. ¿Por qué aun no están, después de tantos días de las elecciones, proclamados los datos? ¿Cómo comprender, racionalmente, una tecnología de punta utilizada para un conteo que ha demorado más de lo necesario? Si no ha existido fraude y sí errores, el contexto en que tales sucesos se han dado es, quiera que no, el del engaño…
Desde un comienzo hasta estos instantes. Las Juntas intermedias, con su inútil presencia ilegítima, son una prueba. Es casi vivir la contemporaneidad de los excesos liberales y/o conservadores de las primeras décadas del siglo XX, el esnobismo populista del velasquismo y, con cierta especialidad, el “brigadismo” derechista de la partidocracia posterior a la última dictadura de los comienzos del 70.
En buena medida eran previsibles estos sucesos. Pues, el alza manos permanente en la Asamblea que aprueba una Constitución, violada desde que entra en vigencia, aunque ordenada desde el buró partidista del oficialismo gubernamental, la instalación ilegítima del Congresillo, los insultos sabatinos a troche y moche del mandatario Correa, todo prefigura el diseño para una burda toma del poder centralizado, en el camino de una dictadura eleccionaria. ¿Las trampas, entonces, cobran vigencia?. Incluido el presidente del Concejo Nacional Electoral, Simon, el mago principal del circo, que con la cara de “yo no fui” justifica todos los días la incapacidad del conteo electoral. Claro, pese al cedazo de las Juntas intermedias, su invento especial que, desde ya, reivindica algún premio típico de la partidocracia, que está en emergencia fortaleciéndose, y cosa rara a insistencia de sus mismos impugnadores, hoy en el poder. Con uno que otro reclamo por errores reales en las mesas, las quejas no tenían por qué subir a mayores. Pero difícilmente puede hablarse sólo de semejante tipo de problemas, cuando la 35, la del gobierno, quería y aun pretende alzarse con todas las dignidades, con tal de que en cada rincón nacional sea reconocida su fuerza política en mayoría.
Como será el atraco de “errores” eleccionarios, que hasta a los mismos autores se les fue la mano, en el afán de obtener el poder en forma desmedida. En su confusión, incluso, está a la luz el caos, en donde imposible declarar la victoria de algún candidato, sin escuchar también el grito de descontento de “fraude”. ¿Qué decir de las Juntas en donde con el conteo aparecían más votos que los electores empadronados, de las Actas con tachones haciendo enmiendas a favor de algún reclamo urgente, para que pierda el declarado ganador por el exipoll ? No en vano la quema de urnas comenzó a cundir en algunas provincias y, dando la razón al (o por la sin razón del) griterío de “¡ fraude, fraude!”, el propio Concejo Nacional Electoral decidió llamar a nuevas elecciones en ciertos lugares.
No sólo el ex presiden te Gutiérrez reclama ante el fraude, sin el cual, de acuerdo a sus palabras, Correa no hubiera ganado en la primera vuelta y habría perdido, de facto, en la segunda. También pide el reconteo de votos el corcho Cordero, quien habla además de robo contra su candidatura, preocupado por haber obtenido menos votación que algún contrincante no afín a su oportunismo. Pero, el mejor chiste de esta jornada es que la mismísima hermana del super mandatario, convencida de que la prefectura del Guayas era un regalo de su majestad para satisfacer su engreimiento principesco, reclama airosa, al perder, de que también le han hecho fraude. ¿Es que, entonces, además, en el caos que indicamos antes, el sociólogo Simon jugaba con su magia internamente contra la 35? ¿Sociología del cambio a boca de urna? Qué ironía!
Estamos ante la más burda consigna antidemocrática. Es el poder por el poder. Una especie de esquizoidismo, con dos o tres discursos políticos, apañados del subsuelo histórico fallido de la izquierda tradicional, sin ningún fundamento ideológico válido en estos momentos. Mas aun cuando nada serio respalda ese jolgorio de los inicios, de hace dos años, hoy convertido en una suerte torpe de aquelarre bajo la bandera de Alianza País. ¿O es que, en verdad, la democracia es salvaguardada si, tras unas elecciones sin transparencia en su realización, los ecuatorianos debemos soportar cuatro años más de despilfarros económicos y desbarajustes sociopolíticos, en las manos de los nuevos brujos de las trampas? ¿Caminamos, entonces, sin decir ni siquiera “esta boca es mía”, “hasta la victoria siempre”, de los nuevos dueños del país? ¿Hasta cuándo?