La celebración de la batalla de Pichincha y la independencia de Ecuador es una fecha que presenta una ocasión muy especial para algunas reflexiones.
La descripción de la batalla, sus diversos momentos, la organización de las fuerzas beligerantes y los actos de heroísmo de ambas partes pertenecen a la historia y aunque puedan existir diferentes interpretaciones ya son parte vital de la historia moderna, en general, y muy especialmente para América Latina y España.
Nuestro propósito, sin embargo, trasciende a otros ámbitos. ¿Esta fecha aun conmueve a nuestros ciudadanos? ¿Es la historia del país debidamente reverenciada en todos los ámbitos? ¿Las actitudes de nuestros próceres son modelos de conducta hoy para niños y jóvenes?
En medio de tantos cambios actuales promovidos desde la dirección del país y de su nueva propuesta de transformaciones económicas, sociales, políticas, culturales y educativas es vital situar las interrogantes anteriores en medio de un debate que por demás nos puede ayudar mucho a formar mejores generaciones de ciudadanos.
En primer lugar, es necesario valorar si dentro del sistema nacional de educación es importante determinar materias que puedan, deban ser priorizadas y constituirse en ejes horizontales de la formación de niños y jóvenes.
La historia patria a nuestro juicio debería ser una materia priorizada en todos los niveles de enseñanza con la correspondiente gradación de accesibilidad y asequibilidad que la psicología evolutiva sugiere para los diferentes niveles de enseñanza. El amor, el respeto, la grandeza de los hombres que dieron su vida, su talento y sus energías para que esta patria que amamos sea grande hay que llevarla a las aulas del país de forma permanente.
No se podría conseguir lo anterior sin buenos y preparados profesores de Historia. Se aprecia un notable abandono del interés por la carrera lo mismo en su vertiente pedagógica que en la de licenciatura. El estado es el responsable con sus instituciones públicas y privadas de colocar en el sitial que le corresponde a la historia del país y fomentar su estudio profundo y responsable.
Cuando la historia se conoce el pueblo alcanza un mayor nivel de autoestima y de cultura. La historia es la memoria oral, visual o escrita del pueblo, de la nación. Admirarla, respetarla, conocer las acciones de los héroes, actores de los principales acontecimientos- con sus virtudes y defectos- porque fueron hombres y mujeres terrenales enriquece el alma.
Un plan nacional de fomento y ubicación de la historia nacional como asignatura priorizada podría traer muchas ventajas espirituales y culturales para el país.
Ahora que se discute acerca de los controles de los medios pudiera ser muy útil estimular en los medios sobre todo en los audiovisuales como la televisión la realización de telenovelas donde los protagonistas sean próceres y se reflejen diferentes momentos de nuestra historia. Casi con certeza podríamos asegurar que quizás se produzcan discusiones acaloradas pero ese sólo hecho aumentaría el interés del tema.
Cuando al cambiar de un canal a otro observamos algunas telenovelas de producción foránea realmente sentimos que son una inyección coagulante de la inteligencia humana, su cursilería nubla el pensamiento más liviano. La responsabilidad de los medios en la formación ciudadana en el mundo de hoy es alta y no puede eludirse con las ventas, las ganancias, la audiencia y u otros argumentos comerciales. La exigencia de que un por ciento de la programación sea formativa y apunte a estimular los mejores valores patrios en los ciudadanos es válida y tiene que ver con la responsabilidad social de los medios.
Podemos debatir sobre nuestra historia pero no podemos olvidarla; ni ocultar a nadie por su posición. De ese enmarañado mundo de opiniones diversas e interpretaciones sustantivadas emerge como ave fénix el corazón de la patria: los del Pichincha y los de Cenepa; también Eloy Alfaro, Jefferson Pérez y tantos otros.
Es un interesante enfoque en la conmemoración de una fecha patria. El Estado debe tomar este tema en sus manos dentro de los grandes cambios a realizar en la educación nacional pública o privada porque el amor y respeto por nuestros héroes también debe ser de todos.
Comparto la inquietud sobre la necesidad de reforzar la enseñanza de la historia patria; debe conocerse y rendir homenaje a quienes la forjaron.Se contribuiría a la unidad nacional.Los novelones y otros programas anodinos, como usted dice, congelan la inteligencia. Sería bueno que las empresas patrocinadoras promovieran concursos televisivos con temas de la historia nacional. Atentamente.
es interesante