Dios y los olores tradicionales de los indígenas

En aquel tiempo los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Y cercándose a ellos, Jesús les dijo: -Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.  Id, pues, y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo[2].

1.      La noticia es alarmante, para morirse de pena y de dolor: Del 19 al 21 de junio se celebrará la XX edición de la Fiesta del Inti Raymi, la fiesta de adoración del Dios Sol. Se realizará en la provincia del Cañar. Habrá un encuentro de música y danza con la que participarán todas de escuelas y colegios de la provincia (¡Qué pena, qué grave! ¡Todos los niños y jóvenes son inducidos a la idolatría, a postrarse ante el Dios Sol!). Por la tarde, se realizará la ceremonia ritual en homenaje al Dios Sol. Es una acción de gracias al Dios Sol y su bondad con la naturaleza, su influencia básica en la agricultura. El Inti o Dios Sol, ya no es así únicamente un astro que simplemente da luz y calor, sino que se transforma en el Ser preponderante para el desenvolvimiento social y económico de los pueblos indígenas (así dice la noticia del diario El Mercurio de Cuenca).

2.      En el fondo, se trata de rechazar al ‘Dios cristiano’ como la ‘divinidad europea de los invasores’ y volver a la adoración del Sol como Dios de los pueblos indígenas’… Yo, digo: Si en esto consiste la promoción de los indígenas, que alguien me aclare: ¿deben, nuestros hermanos, los indios cañarejos, dejarse el celular y volver a los tambores y ‘quipas’ como medios de comunicación?, ¿deben olvidarse del carro y del avión, y volver a las alpargatas y a los chaquiñanes?, ¿deben, para ser fieles a sí mismos, abandonar el jabón, el desodorante para reconciliarse con sus olores propios, ancestrales y tradicionales de los antiguos días? Si de inculturizarles y respetarles se trata, incultiricénlos y respétenlos de verdad y no a medias…

3.      En defensa de la dignidad de todos los indígenas de Amerindia, mi alma llora al verles a ellos arrodillados, postrados ante el Astro Rey, que la ciencia de hoy enseña que no es otra cosa que “la estrella más cercana a la Tierra y el mayor elemento del Sistema Solar. El Sol es también nuestra principal fuente de energía, que se manifiesta, sobre todo, en forma de luz y calor.  El Sol contiene más del 99% de toda la materia del Sistema Solar. Ejerce una fuerte atracción gravitatoria sobre los planetas y los hace girar a su alrededor.  El Sol se formó hace 4.650 millones de años y tiene combustible para 5.000 millones más”[3]. La verdad, entre creer que Dios es ésta gigantesca bola de fuego y la Santísima Trinidad, yo me inclino por lo segundo, si se quiere, por simple dignidad personal… El sol es una cosa, la Trinidad es un Dios personal, con entendimiento, con voluntad…

4.      Comparemos esta noticia con ésta otra ‘noticia’[4]: “Mientras Pablo los esperaba en Atenas, se llenaba de irritación viendo la ciudad entregada a la idolatría… Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS DESCONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres”. Hablemos hoy del Dios Desconocido de San Pablo.

5.      Unicidad de Dios. Hay un solo Dios. Dios no sólo es ‘uno’, sino ‘único’: Esta es un verdad de razón, que, además, es de fe, porque ha sido revelada:

a.  Razón: Si tenemos un mínimo de cultura y usamos la cabeza para pensar, estamos capacitados para entender que no puede haber más que un único Dios[5]. Dios, además de ser uno, es único: No puede haber sino un único Dios verdadero. No puede haber dos dioses; porque si dejamos sentado que Dios es aquel Ser que posee todas las perfecciones en grado sumo, si hubieran dos dioses, el uno necesariamente tendría que tener algo que no tiene el otro; es decir, carecería de algo que el otro tiene y él no tiene, y si carece de algo, ya no es Dios… L&oac
ute;gico.

b.  Revelación. Pero, además, esta verdad, ha sido confirmada por la revelación judeo-cristiana: Para que todos los pueblos de la tierra sepan que Yahvé es Dios y no hay otro[6]. Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra; no hay otro[7].

6.      Existencia de Dios. A la afirmación de la existencia de Dios llegamos por dos caminos: uno, externo a nosotros; otro, interno.

a.  El camino externo: El fenómeno religioso supone la existencia de Dios. La existencia de las religiones no se explica sin la existencia de Dios, como sería inexplicable que existan telescopios sin que existan los cuerpos celestes (¿Se imaginan ustedes en la posibilidad de que existan los telescopios y no existan los cuerpos celestes?). El ser humano es naturalmente religioso; como los árboles se orientan hacia el sol, los seres humanos, hacia Dios. La religiosidad es un hecho universal: existen pueblos sin escritura, sin moneda, sin autoridades, pero no existen pueblos sin religión. Hay individuos ateos, pero no pueblos ateos.

b.  El interno: La lógica de nuestra razón: Partiendo de la existencia del mundo, la existencia de Dios es una necesidad, un postulado lógico, si no se quiere aceptar el absurdo de que las cosas se han hecho a si mismas… Un ateo, André Guide, decía: “No creer en Dios es más difícil de lo que se piensa. Para seguir haciéndolo es necesario abstenerse de mirar la Naturaleza y de seguir reflexionando sobre lo que vemos”: Existiendo el mundo, explicar la inexistencia de Dios es muy complicado, del mismo modo que si dejo por la mañana mi habitación bien arreglada, y vengo por la tarde y me la encuentro toda revuelta… Le será muy difícil a mi empleada convencerme de que “ella solita se desordenó”. La Creación es como ‘los pasos de Dios’: no sé quién está en la otra sala, pero seguro que hay alguien. Por esto, en la Biblia a quien niega la existencia  de Dios se le llama necio: “Dijo el necio: No hay Dios”[8].

7.      La Esencia de Dios. ¿Cómo es Dios? Es fácil saber que alguien está en la habitación de al lado por las pisadas; pero no es fácil saber quién es; algo podremos deducir, pero no mucho. Análogamente, no es difícil concluir la existencia de Dios a través de Sus ‘pisadas’ en la Creación, y algo podemos conocer de su esencia[9]: que para haber hecho este mundo, debe ser muy sabio, muy poderoso, muy bello… Es decir,  usando nuestra razón, valiéndonos de la analogía,[10] algo podemos deducir de cómo es Dios: Por afirmación: afirmamos en Dios las perfecciones de las criaturas: [11]. Por negación: negamos que en Dios se den las imperfecciones que se dan en las criaturas: es inmutable, es infinito, es inmenso… Pero, realmente, de aquí no podemos pasar con la sola luz de nuestra razón; necesitamos que Dios mismo nos diga cómo Él es en su intimidad…

8.      Los cristianos sabemos cómo es Dios ‘por dentro’, porque Dios mismo vino y nos lo contó. Las demás religiones son intentos del hombre de llegar a Dios (por eso hay tantas religiones); el cristianismo es la religión fruto de otro hecho: Dios mismo viene al hombre en Jesucristo, no se nos revela: “A Dios nadie le ha visto jamás. El Hijo único que está en el seno del Padre nos lo ha dado a conocer”[12].  ¿Qué hombre conoce lo íntimo del hombre sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios… Pero nosotros tenemos la mente de Cristo[13]. Así, pues, en resumen:

a.  Revelación Natural: Dios, primero se da a conocer por Su obra: la Creación: “Los cielos proclaman la gloria de Dios”[14], y porque “Dios se hace visible a través de sus obras”[15].

b.  Revelación Sobrenatural: Luego de revelarse a través de la Creación, Dios comenzó a revelarse de modo directo y positivo:

                         i.       En el Antiguo Testamento, por Moisés y los profetas. Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tie
mpos nos ha hablado por medio del Hijo[16]. En el AT quedó clara la existencia de un solo Dios: Para que todos los pueblos de la tierra sepan que Yahvé es Dios y no hay otro[17]. Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra; no hay otro[18].

                       ii.       En el Nuevo Testamento: Cuando ya estaba afirmada la idea de que Dios es Uno y Único, vino Jesús y nos habló de la intimidad de Dios: En todo el evangelio Jesús nos habla de un Padre, de él como Hijo, y de un Espíritu. Gracias a ello, los cristianos tenemos una respuesta sobre la intimidad de Dios, sobre cómo es ‘por dentro’. Esta respuesta supone la fe.

9.      El Único Dios vivo y verdadero: La Santísima Trinidad:

a.  Dios es Padre[19]. Ésta es la verdad que fundamenta todas las demás verdades de nuestra fe, incluido el Misterio de la Trinidad.  En el AT se hablaba de Yahvé como padre, y de los israelitas como hijos del Altísimo[20]; pero sólo para afirmar que Yahvé era un Dios bondadoso, paternal, tierno, amable. En cambio, cuando Jesucristo habla de Dios como Su Padre, lo hace para decirnos que Dios es de verdad un padre real porque engendra realmente un Hijo. Jesús habla de la paternidad de Dios de tal modo que la afirmación de la paternidad de Dios se transforma en la verdad desencadenante y en el “motor de arranque” de la revelación del Misterio Trinitario. Es la naturaleza de la relación que Jesús dice existir entre Él y su Padre lo que da comienzo a la afirmación de la Trinidad[21].

b.  ¿Cómo puede Dios tener un Hijo? A nivel humano, un hijo tiene la misma naturaleza que su padre; y todo hijo es engendrado por su padre a través de la generación sexual-corporal. Dios, en cambio engendra a Su hijo, trasmitiéndole Su propia naturaleza divina, pero en una generación que podríamos llamar ‘intelectual’, como cuando decimos: “He engendrado una idea”. Efectivamente:

                         i.       Generación intelectual. Yo puedo pensar en muchas cosas, también pensar en mí mismo. La idea que yo puedo hacerme de mí mismo es sólo un fenómeno psíquico e intelectual; y esa idea es sólo  un pálido reflejo de lo que yo soy (para comenzar, yo tengo carne y huesos, y mi idea de mí mismo, no). En Dios (Padre) no es así. Cuando el Padre se piensa a Sí mismo, ese pensamiento de Sí es tan perfecto, que es una imagen de Él, una imagen tan perfecta que no le falta nada; incluso tiene vida y, como el Padre es un ser personal, también esa idea que el Padre tiene de Sí, tiene vida y es un ser personal. Esa ‘idea’ es el Otro Yo del Padre: Estas Ideas es el Hijo. El Hijo es la imagen perfecta del Padre porque posee absolutamente todo lo que el Padre, incluso vida y es una persona como el Padre: “Como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo” [22] . El Hijo es la imagen viva del Padre; no como mi imagen muerta en un espejo. El Hijo es el Otro Yo del Padre, por eso, quien ve al Hijo ve al Padre: Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Le dice Jesús: « ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees  que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?[23]

                       ii.       El Hijo es engendrado, no hecho. Un arquitecto no engendra una casa, sino la construye; el que hace zapatos no engendra zapatos, sino que los fabrica. El modo de trasmitir la propia naturaleza es la generación. Ya que el Padre trasmite su propia naturaleza divina al Hijo, lo engendra. Pero esta generación no es carnal, como la que lleva a cabo un hombre respecto a su hijo, sino intelectual: más o menos como cuando decimos “he engendrado una idea”. En la Biblia, porque el Hijo posee la misma naturaleza del Padre, se le llama hijo; porque esta generación no es carnal, sino intelectual, se llama Verbo: el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros…[24].

                     iii.       Dios es un Padre Eterno. En el plano humano, un hombre empieza a ser padre, se transforma en padre, cuando ha engendrado un hijo. El Padre Dios, en cambio, es eternamente Padre, es un Padre Eterno. Dios nunca empezó a ser Padre porque desde siempre lo fue. Y siempre lo fue porque engendró desde toda la eternid
ad a su Hijo unigénito en el constante e inalterable presente del “hoy” de Dios: Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy[25]. Nunca existió el Padre sin el Hijo…

10.    El Espíritu Santo: Es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo. En el plano humano,  primero existe un hombre, que se transforma después en padre cuando engendra un hijo, y finalmente está el amor que se tienen ellos y que procede de los dos. . . En Dios hay un Padre, hay un Hijo y un Espíritu de Amor que  procede de los dos. Pero en Dios los tres son al mismo tiempo: ninguno fue primero o después de los otros dos; los tres son igualmente eternos: nunca existió el Padre sin el Hijo y el Espíritu Santo.  La primera Persona es el Padre, porque no procede de otra Persona, sino que es principio de las otras dos Personas. La segunda Persona es el Hijo porque es engendrado por el Padre. La tercera Persona es el Espíritu Santo porque procede del Padre y del Hijo. Y los dos han vivido, viven y vivirán unidos en un Abrazo sustancial de Amor: la Tercera Persona de la beatísima Trinidad, el Espíritu Santo. En el seno de la Trinidad todo es Vida y esa Vida es conocimiento, amor, entrega y felicidad inefables. Cuando Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”[26], se refería a esta Vida, a la que existe en el seno de la Trinidad Santísima. Coeternos: ninguno antes ni después: coeternos.[27]

11.    Termino citando a S. Pablo: “Porque todo cuanto se puede conocer acerca de Dios está patente ante ellos: Dios mismo se lo dio a conocer,  ya que sus su poder eterno y su divinidad se hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio de sus obras. Por lo tanto, aquellos no tienen ninguna excusa: en efecto, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias como corresponde. Por el contrario, se extraviaron en vanos razonamientos y su mente insensata quedó en la oscuridad. Haciendo alarde de sabios se convirtieron en necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por imágenes que representan a hombres corruptibles, aves, cuadrúpedos y reptiles”[28]