21 noviembre, 2024

LIbertad de Prensa, tema inagotable en el Totalitarismo

Está en la médula misma de sus huesos. Incrustado en sus neuronas Refrenarse o rectificar son imposibles. Y hay además razones ideológicas que le sostienen, exaltan y animan. Hablo del totalitarismo profesado y practicado por este gobierno y que no requiere de una acepción cauta y academicista, sino humana y política. .

Ese totalitarismo, peor aún, ese autocratismo, como . yo lo veo, es repudiable porque conspira contra nuestra libertad ciudadana y nos conduce a la disolución nacional. El gobierno se las trae con la libertad de expresión ,la más importante de las libertades por ser la manifestación externa de la libertad real . Esta no podría existir sin aquella y la supresión de la libertad de expresión, como está dándose a pasos agigantados, es el paso obligado de los regímenes autoritarios para alcanzar el poder pleno sobre nuestra libertad e integridad. Para lograr esa meta, todo vale, incluso triquiñuelas pedestres e irracionales para acallar a los medios de comunicación que no le son gratos al gobierno.

Es un irrespeto a la inteligencia ciudadana imponer una sanción a Teleamazonas por difundir un segmento de una corrida de toros. Una faena taurina – detestable por el acoso al que se somete a la bestia hasta matarla y concitar palmas, elogios, orejas y rabos para su autor – conlleva la aleatoria posibilidad de que el guión establecido se altere y revierta contra el “matador” ( este simple apelativo es escalofriante, en verdad, aludiendo a su previsible resultado , como es la muerte del toro ) . Eso lo saben todos : torero , público y autoridades que autorizan el espectáculo .

Casi en nada difiere de un match de boxeo, en el que los rivales son contratados para hacerse el mayor daño posible ( a veces la muerte misma) , buscando descalabrarse el uno al otro , bañándose en sangre y exponiéndose a lesiones cerebrales que terminan por idiotizar a muchos de ellos. ¿Qué ha dicho el gobierno al respecto ? ¿ Por qué no las emprende contra el espectáculo mismo ? ¿ Por qué los asistentes a la plaza de toros sí pueden ver aquello que los televidentes no debieran ver ? ¿ Por qué , quien reproduce una escena de un espectáculo legalmente permitido, consentido y aplaudido por muchos , se convierte en transgresor ? Es tan ridícula e inadmisible la argumentación oficial en el caso de Teleamazonas, que no podemos asimilarla a simple torpeza – que sí lo es – porque encierra una malévola intención que no repara en su propia estupidez, al sentar burdamente un precedente que conducirá a la desaparición o al doblegamiento de ese Canal, barajando una manipulada “reincidencia” por haberse permitido después grabar HECHOS que acontecían en un centro clandestino de cómputo electoral. Ya no estamos ante un caso más de desaparición de una empresa por razones financieras o legales .

Estamos en la antesala de la CULMINACIÓN DEL ATAQUE GUBERNAMENTAL A LA LIBERTAD DE EXPRESION. Algún Canal más, algún Diario más y todo habrá terminado para la consolidación de la autocracia en el Ecuador y vernos sometidos a digerir – mejor dicho a tragar – las imposiciones gubernamentales. Nuestra castración cívica se generalizará , reafirmando la ceguera que aún aqueja a la mayoría ciudadana , al renunciarse a la libre selección y discrecionalidad ética e intelectual como televidentes “armados” de su control remoto. Esa discrecionalidad desaparecerá bajo el peso de la falsa moral esgrimida por los moralistas gubernamentales que creen poder decirnos lo que debemos ver, escuchar y leer. O no. Bien se afirma que los moralistas siempre han sido una peste.

Todo esto, como adivinará usted, son simples coyunturas puestas al servicio de una incuestionable vocación totalitaria de nuestro Presidente, presuntamente robustecida por la camarilla comunistoide que estaría rodeándole. Toda una simbiosis entre un mandatario adicto abiertamente al autocratismo y esa siniestra camarilla, a cuya sombra se emplearán todas las artimañas que puedan justificar, sutil o grotescamente, las agresiones antidemocráticas que exige el dogma revolucionario.

La apreciación y difusión de los hechos que acontecen y son “noticia” , es una opción privatísima del medio de comunicación. Aún más , la libertad de expresión conlleva la de opinión. Si a mi juicio Correa es un autócrata, debo decirlo. Si pienso que s un mal gobernante, debo señalarlo. Es mi derecho a opinar así y corresponderá al aludido reirse de mi parecer o reflexionar sobre el tema y, eventualmente, rectificar. Eso es democracia.

Ya lo dije una vez : la libertad de expresión nos confiere el derecho a decir aquello que no gusta al gobierno. Y éste debe respetarlo asumiendo cualquiera de las actitudes expresadas: hacer caso omiso o rectificar, pero NUNCA embestir, agredir, enjuiciar, insultar , acallar ni despotricar contra el autor de la opinión, a menos que éste incursione en el campo penal. Campo penal que – valga la ocasión – en paises más desarrollados que el nuestro, le ha sido negado al supuesto agraviado. En los EE.UU., las probables injurias han sido despenalizadas y sólo se las sanciona con eventuales indemnizaciones pecuniarias. ¿ Se quiere un mayor homenaje a la libertad de expresarse y de opinar ? En el Ecuador estamos siendo constreñidos a la “libertad” de halagar al gobierno o someternos a las revolucionarias consecuencias

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