Algunas personas se niegan a reconocer que el país se encuentra inmerso en un verdadero caos político, económico, social y jurídico. Se argumenta que el desorden existente es el resultado de gobiernos neoliberales que se pasaron inmersos en aquella práctica de libre mercado cuya consecuencia ha sido el empobrecimiento de los ecuatorianos y el establecimiento de grandes diferencias sociales.
La partidocracia y la ostentación del poder en manos de pocos, fue el factor principal para el triunfo del Socialismo del Siglo XXI.
La Revolución Ciudadana liderada por el Presidente Correa en los 2 años que lleva de gobierno, ha impulsado cambios originados en un primer momento desde la Asamblea Constituyente donde dejando atrás el pasado promulgaron una nueva Constitución en la que supuestamente se otorgan derechos mas amplios y completos, se fortalecen los derechos civiles, económicos, sociales y colectivos, generando mayores garantías, con mecanismos mas efectivos y accesos a mayores recursos económicos. Posteriormente el Congresillo busca cubrir los grandes desfases y boquetes que tiene la Carta Magna de Montecristi.
No obstante los propósitos de la Revolución y del Socialismo del Siglo XXI de impulsar cambios que favorezcan a las clases mas necesitadas, el caos ha sido el factor predominante. La política ha estado marcada en la concurrencia reiterativa de los ecuatorianos a las urnas. No han faltado pretextos para mantener una constante campaña electoral, donde el Presidente y su circulo mas íntimo han sido los actores principales. El gasto incurrido en publicidad no ha tenido reparo alguno.
La conducción económica se ha visto afectada por diferentes factores. La bonanza consecuencia de los altos precios del petróleo, acompañada por la utilización de los ahorros que se mantenían en cuentas especiales para situaciones de crisis, trajo como corolario que al presentarse la crisis económica mundial de la que el Ecuador no podía estar ajeno, se especule en dejar la dolarización, entrar en la convertibilidad para terminar con una nueva moneda nacional cuyo uso era y es rechazado por la mayoría del pueblo.
La crisis mundial ha afectado quiérase o no al país. El desempleo ha sido el factor primordial en el último año. La promulgación del Mandato 8 tuvo su efecto únicamente mientras estuvo vigente, para tornarse posteriormente en un elemento que jugó en contra de la política gubernamental. La falta de plazas de trabajo desembocó en el incremento de la delincuencia. La policía ve impávida como los antisociales son una fuerza superior que caotiza el país. La desarticulación de Organismos especializados en combatir el terrorismo y el narcotráfico, ha significado que la perturbación encuentre terreno fértil, mientras el Gobierno se preocupa más por la Contrainteligencia.
La justicia no podía estar al margen del caos. La reestructuración de las Cortes y la elección de Jueces menos que mediocres, siembran la inseguridad jurídica y fortalecen el control total por parte del Gobierno. Una Fiscalía que a diario abre etapas investigativas sin resultado alguno, nada mas allá que la publicidad y el escándalo. La corrupción toma fuerza producto del caos.