Resulta inaudito que los comicios del 26 de abril no hayan concluido al sábado 27 de junio, más de sesenta días después ante la protesta de opositores y oficialistas y con denuncias de fraude electoral y tapetazos al más puro estilo futbolístico.
La autoridad electoral ha respondido que lo que no puede ser no será, ante la inminencia del bicentenario del 10 de Agosto, hito histórico en el país para que PAIS lo celebre con todo el estruendo de la auto posesión presidencial.
La entrega de la banda presidencial del personaje de manos limpias y corazones ardientes al ñaño del gran hermano, tendría que postergarse para impaciencia de los candidatos presuntamente elegidos sin proclamación oficial que siguen durmiendo sobre las urnas para evitar nuevos tapetazos como los ocurridos a los alcaldes de Manabí.
Esta demora trae suspicacias. Puede ser que el maquillaje del resultado electoral haya sido la causa de tan insólita situación, en la época de las centrales informáticas de contingencia, as bajo la manga de la autoridad electoral para aligerar óptimos resultados electorales de los beneficiarios de la revolución ciudadana.
Pero resulta por demás sospechoso que el congresillo, aquel advenedizo resultante de la extinta Asamblea de Montecristi, seguiría legislando hasta que los soñolientos personajes del CNE terminen con los recursos, apelaciones e impugnaciones pendientes.
Pueden pasar así varios meses, a no ser que ocurra lo inesperado, lo que no se ha hecho en dos meses se haga en dos días. Mientras tanto si al 30 de junio no se ha resuelto este galimatías electoral, el congresillo continuará sus precarias funciones legislativas con una nueva violación constitucional, haciendo uso de las funciones prorrogadas de los que fungen como legisladores para seguir legislando al antojo de Carondelet, junto al presidente, prefectos, alcaldes y demás funcionarios de elección popular que continuarán en sus cargos mientras sean reemplazados hasta que Don Simón levante su pulgar como aquellos emperadores de la vieja Roma.
Con las funciones prorrogadas del congresillo, Carondelet continuará aprobando leyes contando con la aquiescencia de sus alzamanos a sabiendas que la nueva asamblea no será unánimemente favorable a los designios del Ejecutivo y fiscalizará sus actos y contratos. Por ello es urgente que la autoridad electoral salga de su letargo y proclame los resultados de los comicios del pasado mes de Abril, habida cuenta que los actuales integrantes del congresillo no tienen autoridad moral para legislar, si apelamos al mismo argumento que provocó el congreso de los manteles de tan ingrata y actual recordación.
Víctor, éste es el gobierno de la gran sapada. Por eso no posesionan a los nuevos asambleístas. No se preocupen. Para los sapos, siempre habrán otros más sapos.
Mayra