24 noviembre, 2024

¿Quo Vadis, Fosforito?

En una entrevista concedida a Diego Oquendo, el Presidente Correa se autocalificó orgullosamente como un “fosforito” , queriendo justificar así sus inaceptables exabruptos contra la prensa. La prensa , en general, suele cometer equivocaciones. No por ello hay que concluir que siempre las comete.

Ciertos medios de prensa, en particular, han faltado a la verdad o la callan, obedeciendo a intereses varios. Equivale a mentir. Pero no por ello hay que concluir que esos medios siempre mienten. No entiende Correa que son preferibles los desaciertos, las distorsiones y hasta maltratar de vez en cuando a la verdad , porque son yerros o vicios demostrables, rectificables y sancionables, pero no escandalizables ni reprimibles a la fuerza.

No debemos privarnos de voz alguna de esa prensa ni, peor aún, admitirla sometida a un tutelaje gubernamental veleidoso o perverso, revolucionario o burgués, pero siempre sectario y desproporcionado. Tal desproporción, cuando se es titular del poder y de la fuerza presuntamente legal, adscritos a todo gobierno, se traduce en abuso autoritario. .Y si a ese autoritarismo se le añade la pomposa autocalificación de “ ser fosforito” , esgrimida como cualidad siendo un estigma o una muestra de desorden, desembocamos en una dictadura..

El Ecuador es un basural de mentiras y debo confesar que, por las razones dadas, no me preocupan las que pudieran emanar de los medios de comunicación, sino las de quienes están obligados a no engañarnos , las de quienes deben sernos leales y cumplir con la muy noble servidumbre de ser nuestros mandatarios ¿Dije servidumbre ? ¡ Qué paradoja ! La autoridad – no hablo del poder – no se asienta en la ley , sino en la respetabilidad, la ética y la humildad con que se actúe . Se puede ser severo y firme con humildad. Se puede ser apasionado con humildad.

Pero Correa, además de su explícito autocratismo, acaba de admitir ser “fosforito” y de carecer de aquella virtud, debiendo atenerse el pueblo ecuatoriano a las consecuencias si con él se discrepa. Algo así como “ así soy yo” o “·tómenme o déjenme”. Pienso que algún día el país le dejará, precisamente por ser así. La sagacidad política hasta hace poco demostrada, se le revertirá. Las verdades emergerán irrefutables y las mentiras serán reveladas.

  • Cuando se inculpó a la “partidocracia corrupta” de los males de la República y luego se pactó quizás con los menos calificados de la misma, se adujo que si ese giro provenía de Correa dejaba de ser corrupción. Correa tenía el don de purificar a esos colaboradores, cuyos rostros llenarían una sala de exposiciones. Mas, debemos suponer que una gran falacia cubre a una de las dos versiones y hay que descubrir si se mintió en la primera afirmación o en los hechos y contrataciones que la contradijeron luego.
  • No podríamos decir cuándo se mintió en el tema Fabricio Correa : si al momento de negar todo conocimiento del tráfico de influencias cometido con una voracidad insaciable, o cuando , tras la imposibilidad de negar esa inmoralidad , se insulta a la prensa y se da largas al asunto valiéndose de funcionarios de papel y proclamando que las acciones judiciales entrañan el riesgo de pagar indemnizaciones a la víctima. Una víctima que despotrica de su propio hermano y de la policromía que le rodea , en algunos casos estrechamente..
  • ¿Mintió la prensa al aseverar que Correa pactó con Bucaram ? “Es un descaro” , chilló Patiño ( el de los pativideos) ; “ es una infamia” ,gritó el propio Correa. Doble repudio personal que fue una bofetada para el hijo de tan escarnecido personaje y hoy incorporado en “combo” familiar a las filas de los alzamanos.
  • ¿Mintió Correa al afirmar que desconocía las andanzas de Chauvin y Larrea ( el de la doble cedulación) y de sus confesados contactos con las FARC ? Recordemos la consistente evasión que del tema demostró nuestro Presidente, sin perder oportunidad alguna para expresar una protectora cautela al referirse a esos narcotraficantes terroristas.
  • Sólo podemos mostrar nuestra inconformidad por la estúpida aventura que se pretende hacernos vivir en el trema Honduras, exhortando a los hondureños a destripar al gobierno que supo salirle al paso al plan del gorila Chávez.. Y exponer también nuestro reproche a Correa cuando , en Bolivia, garantizó a la ex Canciller hondureña que la repondría en su cargo. Sentí vergüenza ajena al escuchar aquello que lució como una megalómana y piadosa mentira. Mas, ¿ quién sabe ? Si el fosforito se activa, nuestras FF.AA., bajo el mando de Chávez, se meterían en Honduras y la inefable señora Rodas volvería a su puesto..
  • ¿Miente el “mono Jojoy” aún si se comprueba que el video narrando la ayuda económica al candidato Correa no ha sido alterado ? ¿ O miente Uribe si el video fue manipulado ? Lo cierto es que una grande, grandísima mentira está incrustada en quienes sostienen su autenticidad o en quienes la niegan. Miente, pues, un Presidente y no sabemos cuál. Insólito y vergonzoso, ¿ verdad ?

Son muchas las presuntas mentiras narradas, pese a que algún día sabremos si son simple invento de la “parrtidocracia” o una estrategia “revolucionaria” urdida con la amenaza de que se prenda el fosforito y este polvorín llamado Ecuador estalle .

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En la última década, la importancia de la responsabilidad social de las empresas y
empresarios nos llegó con fuerza desde el exterior y se impuso en el sector
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enseñar el tema. La ISO estableció la norma 2600. En este lapso se han publicado
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de entregar su tiempo a causas nobles se mantiene hasta la actualidad.

No hay comentarios

  1. No creo que quepa otra calificación que el de «excelente artículo» a lo descrito por un ponderado y experimentado, Francisco Cuesta. Hasta de sabio me atrevería a calificarlo sin temor a caer en la categoría de besa-manos, que tanto gusta al círculo de corifeos andróginos del que se ha rodeado su majestad.
    Aspiro que la coherencia visionaria de este caballero (hay que destacar lo de caballero ahora que escasean por la infección desde las alturas) se cumpla e intronice en la conciencia de las mayorías populares y que pronto sepamos el desenlace augurado en el último tramo de su opinión atrincherada.
    Yo a Correa no le creo casi nada, y es indistinto a quién de los tres hermanos me refiera.

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