El ser humano debe siempre pensar antes de actuar. Si lo hace, no tiene necesidad de lamentar lo mal hecho, lo realizado o lo no realizado. La vida siempre va para adelante. Lo que hiciste o no, ya no puedes cambiarlo o no hacerlo.
Si vas caminando y te pones a mirar hacia atrás es muy posible que te estrelles. No mires atrás es pues, un refrán lógico. Hay dos hermosas canciones que hablan de mirar atrás para evaluar la vida que se ha llevado: My way (A mi manera), que encumbró a Frank Sinatra, y Non, je ne regrette rien (No, no me arrepiento de nada), que inmortalizó a Edith Piaf.
Ambas son canciones que hablan de la satisfacción de haber vivido y sentirse satisfechos de todo lo realizado. En la teoría esto es lo ideal, sin embargo, hay en la vida de todo hombre momentos de actuación en que se obra precipitadamente, con el corazón o con los intestinos, no con la cabeza y decir que está bien hecho porque lo hice yo, habla más de soberbia que de orgullo.
En las normas de los Jesuitas y de varios monjes místicos de diversas religiones orientales, se insiste en meditar, en hacer un examen de conciencia, mirar atrás para evaluar nuestro comportamiento, cómo hemos actuado. Es muy importante mirar atrás para autoevaluarse, para ver si hemos obrado de acuerdo a las virtudes cardinales de la prudencia, la fortaleza, la templanza y la justicia.
Pero la evaluación que se hace de uno mismo, no puede ser realizada inmediatamente. Si lo hacemos, ponemos dudas a nuestro proceder. Si juego golf, por ejemplo, pensar en el error que cometí en el hoyo anterior, me hará cometer errores en el actual, ya que no me concentro en el que estoy jugando. Ya me evaluaré al final del partido. Ahora debo concentrarme solamente en lo que estoy haciendo. Tampoco le conviene pensar en el próximo o en cuantos le quedan para enmendar. Todo esto le hace daño para el juego de ese sugundo. El golfista debe pensar únicamente en lo que hace en el segundo en el que está.
Debemos mirar atrás luego de terminado el proceso, o al menos, al final del período, al final del día. Cuando estés haciendo algo, piensa sólo en lo que estás haciendo, pon todo tu esfuerzo en hacerlo lo mejor que puedas, y cuando hagas reflexiones sobre el pasado, piensa también sólo en lo que estás haciendo.
En realidad, tan importante como mirar atrás, es mirar hacia adelante. Lo que no conviene es mirar hacia adelante cuando debo mirar para atrás, ni mirar para atrás cuando debo mirar adelante.
Excelente!!!!!
«LA VIDA SIEMPRE VÁ PARA ADELANTE. LO QUE HICISTE O NO YA NO LO PUEDES CAMBIAR O NO HACERLO» Qué ciertas son esas palabras me hacen pensar en una exepcional mujer Hellen Keller que nos enseñó que: «El mundo debes seguir adelante sin mirar atrás, triunfar por el deseo que tienes…» Todo está primero en estar con Dios en la fé en él, y segundo en nosotros mismos.
Att,
Lía Cedeño de Mora.