21 noviembre, 2024

De cómo influyen las canciones populares en los aprendizajes…

Imagino que la gran admiración del joven Niestzche por la obra de Wagner y su música fue de alguna manera el inicial despegue para el trabajo del reconocido filósofo tal cual Fernando Savater lo expresa en su recomendable libro “La aventura del pensamiento”.

Y es que la música ciertamente ha mostrado –en todas las investigaciones cognitivas- su eficiencia y efectividad para mejorar las conexiones neuronales desde antes de nacer en el ser humano y por supuesto para ser considerada “influyente en alto grado” en el desarrollo de la inteligencia…

Espiritualmente basta entrar en mágico contacto con la música clásica y por supuesto con los maravillosos ritmos populares. Tristeza, desenfado, agresividad, alegría, positivismo, en fin, son tantos los sentimientos y emociones que de hecho se transmiten al ser humano desde los acordes musicales que resulta repetitivo volver a mencionarlos.

Las letras que acompañan a las notas musicales representan otra vertiente artística digna de tomarse en cuenta. Los llamados “cantaautores” se expresan con total suficiencia en palabras que siguen un tono armónico con la melodía y que… ¡transmiten mensajes!. Quienes cantan las canciones también se expresan y a través de un proceso comunicador en el cual unos son más representativos que otros, impulsan mensajes de diferente índole. Mensajes a veces directos o subliminales, positivos y no tanto, esperanzadores o patéticos, pueden expresar los rencores de una época y los trágicos avatares de otras, la Cultura en la cual está inmerso quien la escribe, y hasta… “las ganas de hacer dinero con cualquier cosa”. Lo cierto es que las canciones, como vertiente artística no dejan de influir en los aprendizajes de los seres humanos para bien o para mal…

Al momento puedo recordar la famosa canción de la española Jeannette, allá en los ochenta –homenaje tangible a la baja autoestima y una hermosa elegía a la incapacidad para asumir la responsabilidad de mis actos-… “yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, porque nadie me ha tratado con amor, porque nadie me ha querido nunca oír…”. Y continúa… “soy rebelde porque siempre y sin razón, me negaron todo aquello que pedí y me dieron solamente incomprensión…” “Y quisiera ser como el niño aquél, como el hombre aquél que es feliz”… ¿Cuál era el mensaje, cuál es el mensaje?????

En todos los tiempos pareciera que muchas de las canciones populares reflejan el pensamiento cultural y filosófico de esa época, tal vez tristona y existencialista del momento histórico en el cual ese autor escribió tan poéticas letras de la canción “Soy rebelde”, aparte que la rebeldía es una forma de expresar el victimismo, veneno letal para una vida proactiva y responsable… ¿verdad?

Las canciones, la música, el arte en general tiene una fuerza de aprendizaje tremenda. Habría que separar con claridad la parte estética maravillosa que nos da la música clásica o la música popular, otra cosa es que los mensajes de las canciones escritas a partir de una música atractiva envíen claves de aprendizaje que pueden resultar contraproducentemente peligrosas. Ha escuchado una canción como “Himno a la alegría” o quizás otra como “Gracias a la vida”, monumentos de aprendizajes positivos y modernos. Pero también puede ser que haya escuchado en estos últimos meses una canción pop cuya letra dice algo así… “yo por ti sería capaz de cambiar de sexo, de raza y de religión…”. ¿Cuál es el mensaje?. La repetición constante acrecienta la posibilidad de “grabarla” en el disco duro –entiéndase cerebro-, el cual facilita el actuar en consonancia con sus esquemas… ¿qué tipo de aprendizajes están logrando nuestros estudiantes, sus hijos e hijas, para la vida?

Algunas personas simplistas y hasta cándidas podrían decir… “Ah, son sólo canciones… no pasa nada…”. Me temo que no es tan sencillo. Este tipo de aprendizajes incidentales, repetitivos y que envían mensajes directo a la mente pueden generar terribles conductas para la vida práctica. ¿Qué hacemos?.

Sólo puedo pensar en cómo debemos lograr que nuestros niños, niñas y jóvenes, expuestos a todo tipo de estímulos, en este caso de las canciones populares, aprendan a entenderlas, razonarlas, hacerlas suyas o simplemente desecharlas. Esforzarnos por prepararlos para que a través del discernimiento sepan evaluar unas y otras y por tanto asumir la responsabilidad para aceptarlas o no, interiorizarlas o no, permitir que su mensaje corroa y dañe, o más bien fortifique y sane… Ejerzan su responsabilidad para hacer que las cosas sucedan… Sean capaces de ser sus propios mediadores éticos de aprendizaje… ¿Podremos hacer esto cuando vivimos unos procesos educativos marcados exclusivamente por el aprendizaje de teoría y de materias en las escuelas y colegios?. ¿Cuándo nos acordamos de aprender a pensar?

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No hay comentarios

  1. Estimado Roberto, me parece muy acertado tu artículo y siendo un innato seguidor de la música en todas sus expresiones me tomo el atrevimiento de poner en tu consideración que quizás lo más acertado sería realzar la música docta como tal más no como clásica, ya que esta última pertenece básicamente al periodo del clasicismo que creo no le hace todo el honor a lo que tan bien nosotros conocemos como música. Concuerdo contigo en cada punto de tu ensayo, sabiendo además, que la música ha sido artífice de muchas batallas, victorias y derrotas a lo largo de nuestra historia y que hoy por hoy muchas veces, por no decir siempre, se resume simplemente a un ritmo sin sentido, monótomo, comercial y sobre todo lucrativo. Un abrazo.

  2. Excelente exposición, Dr. Briones. Sería interesante proponer una profunda enseñanza filosófica que defina la actualidad y el rol de ser humano en la sociedad, que analice la sociedad misma y sus metas, y el rol de ser humano para consigo mismo y sus metas, en vez de poner vendas a nuestros jovenes, fortalescamosle el músculo intelectual filosófico que le permita ser congruente entre su necesidad de expresarse, su vivencia existencial y el mundo que lo rodea, que le parede la ideota? Mj

  3. Estimado Dr. Briones
    Llámole así por el título que le precede, mas permítame llamarle amigo por haber sido en sus épocas iniciales maestro mío.
    Si estimado Roberto, fui alumno suyo cuando usted ofreció clases de inglés en el CES. Antecedente aparte, gracias por presentar un punto de vista sobre una de las razones más importantes que en nuestra cultura existe y que, por aquellas cosas que nos ocupan, no son estimadas: La importancia de la música en nuestros jóvenes.
    Independiente de la clasificación a la que sean sometidas las interpretaciones, los mensajes que cada una de ellas llevan consigo son gravitantes en nuestra sociedad, es algo que no se puede negar. Qué hacer para conseguir la orientación necesaria y adecuada? Creo que sólo la formación de mentes y personalidades discernientes puede dar lugar a la justa existencia de nuestro futuro.
    Gracias por proponer un tema tan interesante, podría decir, a expensas de la crítica, que las enseñanzas de hace ya treinta y más años, tuvieron la materia adecuada.
    Saludos,
    Fidel León C,

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