Una Ciudad puede legar muchos bienes, servicios y adelantos a las generaciones futuras; pero lo primero que debe garantizar para sí una Ciudad es la existencia de esas generaciones futuras. Sin ello, el presente de una Ciudad carece de perspectivas, de horizontes y de proyección; su porvenir es una quimera, una utopía, una ilusión y una pura fantasía…
Guayaquil ha progresado en los últimos años como Ciudad más que toda su historia. Pero, ¿de qué serviría la “regeneración urbana” y el logro de mejores condiciones ambientales, si a la vez Guayaquil se va envejeciendo, si va perdiendo imperceptiblemente la presencia de niños, adolescentes y jóvenes?
El envejecimiento de la población es un fantasma que se va extendiendo en el Planeta, y Guayaquil puede estar en la lista. Indiscutiblemente, gracias a Dios, en las calles de Guayaquil abundan los niños; pero también es verdad que en las farmacias sobreabundan los anticonceptivos de todo tipo y el aborto es un hecho real en nuestra Ciudad. El gran peligro del fenómeno del ‘envejecimiento de la población’ está en que es un acontecimiento imperceptible y lento como todo envejecimiento: se cumple poco a poco… Pero el envejecimiento se da de hecho.
Indiscutiblemente, la vida de los guayaquileños del mañana da sentido a la vida del Guayaquil de hoy; la vida de los nuevos guayaquileños en modo alguno es un tema al cual Guayaquil pueda dar la espalda. La regeneración urbana, sin generación humana no tiene sentido.
Cuando, no hace algún tiempo, el ejército de un País vecino al nuestro victimó a un ecuatoriano, se puso el grito en el cielo y se dijo que, independientemente de que aquel hombre estuviera o no implicado en la guerrilla, se trataba de un ecuatoriano, y no había derecho de que el ejército de este país matara a un ecuatoriano. De acuerdo…
Pero, ¿qué, si caemos en cuenta de que somos los mismos ecuatorianos quienes estamos matando a los ecuatorianos?, ¿qué, si tomamos conciencia de que, sin ir más lejos, en Guayaquil cientos de niños guayaquileños mueren en manos de los mismos guayaquileños a través del crimen sin nombre del aborto? ¿Hemos pensado que con cada aborto, además de manchar de sangre inocente al Guayaquil de hoy, se le están usurpando a nuestra Ciudad los nuevos brazos y cerebros que constituyen su futuro?
Para salir al paso de esta cruda e innegable realidad se ha creado en Guayaquil un Centro destinado, no sólo a poner punto final a la eliminación de sus niños – La Casa de la Vida -, sino, además, de precautelar y fomentar la vida de lo habitantes de nuestra Ciudad.
Sin dejar de subrayar el papel que a favor de la vida, han tenido la Maternidades y otros Centros de Salud, con la Casa de la Vida, Guayaquil es la primera ciudad del País que posee un espacio consagrado a acoger y a proteger la vida germinal de sus nuevos hijos, cuando estos corren el riesgo del aborto. Por primera vez en Ecuador, una Ciudad cuenta con una Casa, dotada de todo un programa a favor de la vida en sus inicios, sobre todo cuando el origen de la vida se presenta conflictivo. Tal es el caso de la madre adolescente, de la madre soltera, de la madre de embarazo inesperado, de la madre de embarazo que transcurre en la miseria y la pobreza…
La Casa de la Vida se hace presente en un espacio social muy concreto: allí donde el embarazo conflictivo corre el riesgo de terminar en el aborto, en la eliminación de un nuevo ser humano. Sin duda alguna: En Guayaquil era necesaria una Casa de la Vida.
Partiendo de la importancia que para nuestra Ciudad posee la Casa de la Vida, acudimos a toda la ciudad de Guayaquil para que ofrezca su apoyo a la Casa de la Vida, sabiendo que a través de ella servimos a todo ser humano, independiente de su credo religioso o político.
Guayaquil necesita una Casa de la Vida; pero la Casa de la Vida también necesita de Guayaquil.
La Casa de la vida tiene un lema: LA VIDA NOS HA UNIDO. A través de nuestra propuesta de ayuda, deseamos vivamente que Guayaquil se una para acoger, proteger, dignificar la vida de todo nuevo ser humano, independientemente de las circunstancias sociales, económicas, religiosas…
Proponemos que en torno a la Casa de la Vida se dé una sólida Alianza de Respeto a la Vida de todos los habitantes de Guayaquil; pero, de modo especial, a favor de la vida de los más pobres, de los más débiles: los niños guayaquileños por nacer.
Hace poco estuve vestido de médico, de verde, de los pies a la cabeza, dentro del quirófano donde una madre daba a luz un bebe de 22 semanas que iba a morir apenas nacido, muy a pesar de la madre, del padre y de los médicos… Le puse el nombre de Jesús de la Buena Esperanza… Salió vivo, completo, no tenía más de 18 centímetros. Salió moviendo sus pies y manos. Gimió con el más débil y dulce de los gemidos que en mi vida he escuchado… Aún lo oigo… Apenas un débil gemido… Era humano, completamente humano… Le administré el Bautismo… Hoy, Jesús de la Buena Esperanza forma parte de la Historia de Guayaquil y de la Historia de la Salvación, y de mi personal historia. Está ya en el Cielo… Y así, muchos otros guayaquileños, madera de guerreros… Tan guayaco como otro cualquiera… La Vida nos ha unido… a él y a mí… ¿Y a usted con nosotros? ¿Cuándo?
Estimado Padre Paulino:
Casa de la VIDA es muy necesaria en GUAYAQUIL, es una gran bendición para toda madre embarazada especialmente en los EMBARAZOS conflictivos que corren el riesgo en terminar en la muerte del feto (ABORTO), gracias a la CASA DE LA VIDA, recibirán seguridad y amor al hijo que llevan en su seno durante nueve meses, un ser completamente nuevo, un individuo irrepetible. No se dejará que les pase nada malo a los bebés que se encuentran en el vientre materno, porque todos deberíamos saber que la concepción requiere de la acción de Dios, y que cada uno es un individuo y que tienen el derecho de vivir y el derecho de experimentar el amor de sus madres, a nosotros nos dejaron vivir, nos han amado, nos han alimentado, nos han cuidado ¿POR QUÉ NO A TODOS LOS DEMÁS?
Padre Paulino, se merece usted una gran felicitación de todos los que vivimos en Guayaquil, por todo lo que está haciendo en CASA DE LA VIDA, es una Obra maravillosa que realmente se respeta a la mujer en toda su integridad y a toda vida humana. Que Dios siga bendiciéndolo!!. Adelante, La Vida nos ha unido.
Saludos, Leticia de García
Querido Padre Paulino:
Si los jóvenes comprendieran que en ese embarazo no deseado hay un soplo Divino, Dios dando vida y alma a un nuevo ser, si lo comprendieran no abortarían. !Gracias por su lucha por la vida!Todos debemos dar apoyo a la Casa de la Vida. Cuca de Gomez
Como siempre usted Padre Paulino transmitiendo grandes verdades con mucha sabiduria y frontalidad. Estamos conviertiendonos en una sociedad que se rige por lo exyterno, dejando de lado lo importante y valioso. Es una cuestion de todos promulgar, disfundir y vivir coherentemente valores encaminados a cuidar de la vida que es el regalo mas valioso que nos ha hecho Dios. Bien por su noble, entusiasta,valiosisima e importante labor en La Casa de la Vida !!!
Padre Paulino, usted siempre tan certero y oportuno con sus reflexiones y enseñanzas. Que Dios lo siga bendiciendo y que su labor en la lucha por la VIDA, siga dando tan maravillosos frutos. LA VIDA NOS HA UNIDO!!