No me preocupa mayormente el tema del socialismo en sí, pienso que este sistema filosófico político económico tiene alguna que otra pauta positiva Lo que me da escozor es la ramificación Leninista y lo que esta representa por la limitación de las libertades en aras de la conveniencia revolucionaria. Esta es la parte del socialismo que no me gusta. Cuando se convierte en Marxista Leninista.
Por eso analizo lo que Marcel Granier, el dueño de Radio Caracas Televisión y primera víctima cosechada por el ex golpista y ahora Presidente Democrático de Venezuela, quiere realmente expresar al decir “que lo peor está por venir”.
Engloba en lo dicho que lo que viene es la limitación a las libertades. Esa limitación, pienso, es propia de un proceso de cambio bajo forma de revolución, aparentemente pacífica, pero violenta en sus conceptos, porque en este se reordenan los principios que regulan el estado. Es obligatorio para quienes comandan la revolución hacerlo, puesto que los ordenamientos, en cuanto a lo social, político, económico cambian. El concepto sobre el cual se sustentan una serie de principios deja de tener validez o su importancia en la estructura de los derechos y obligaciones se reubican, cambiando así la prevalencia de aplicación de los principios, de los derechos.
Para las personas que tenemos un concepto de libertad sustentado en principios como el del libre albedrio, esto es, libertad de hacer, que se sustenta en la capacidad individual de disponer sobre su vida, bienes, actividades, etc, manejamos esa libertad y hacemos uso de derechos y obligaciones asentados en la capacidad personal de elegir.
Por otro lado. Existe la libertad conceptuada por el socialismo marxista leninista, diferente al socialismo filosófico, esto es que, el ser humano solo puede hacer lo que le conviene al gobierno, al que se lo denomina erradamente estado, porque en este concepto filosófico político económico se confunden conceptos, como ser gobierno-estado-partido-medios de producción.
Según los principios del socialismo marxista leninista, la libertad se sustenta en lo que el miembro del estado debe hacer, la libertad se circunscribe a un concepto del deber, se elimina la posibilidad de decidir en beneficio individual, la decisión tiene que estar tomada en consideración del beneficio del colectivo.
Para afirmar que lo que lo que se viene es peor es preciso comparar con lo actual, debemos establecer si estamos mal, si tenemos algo mal, por eso, como una de las más grandes minorías está contenta con lo que está ocurriendo, solo afirmo que lo que se viene es diferente, ya juzgará cada uno si es peor o no, para mí, si el cambio se proyecta en este sentido, si será malo. Se trata entonces que las personas tienen que decidir si les gusta el sistema planteado por la Revolución Ciudadana.
Aceptar que es apropiado que exista el control del estado en los medios de producción; hasta qué punto se quiere que la economía sea centralizada en actividad y acción, en el gobierno-estado. A mí personalmente no me gusta el sistema, no creo en él, porque las acciones realizadas desde un gobierno- estado acaparador se sustentan en personas que miran conveniencias de orden personal y/o partidista, puesto que la confusión de identidades entre gobierno, estado, partido, así como el manejo del poder absoluto por parte del gobernante, incluyendo el control de los medios de producción, provocan una desactivación del principal motor del hombre por hacer, queda sin vigencia el principio del derecho de elegir, de tener, no solo propiedad física, sino propiedad de su vida.
Cierto es que en un sistema socialista marxista leninista, como el de Cuba, se eliminan ciertas desigualdades, pero se acentúan otras. No se respetan las diferencias entre los seres en cuanto se refiere a capacidad, dedicación, inventiva. Todos tienen derecho al mismo ingreso por horas de trabajo, no hay incentivo a un mayor esfuerzo, a excepción de ser invitado quizás a celebrar en una noche de copas en el palacio del líder comiendo platillos que el resto del país no puede.
Todo esto para mi es una trastocación de valores, prefiero no estar en copas con el líder, ni ir a besar su mano, que me dejen la libertad de decidir cómo, con quien y haciendo que quiero vivir, no me interesa que mi trabajo, a pretexto de la solidaridad, permita a un vago procreador irresponsable de hijos, vivir sin hacer mas nada, no me interesa que se iguale en el aborregamiento, ni en un supuesto beneficio común permitiendo la creación de una élite partidista servida por chefs extranjeros, asesorada por politólogos extranjeros, influenciada por líderes extranjeros, en abierta oposición al verdadero ideal de Bolívar, de Olmedo, de Montalvo.
Desde este punto de vista sí, lo malo puede venir, hasta donde hemos avanzado vamos bien, nos hemos quitado en parte el manejo oprobioso de los herederos de los enloquecidos por el dinero, guardia de corps de la dinastía velasquista, pero eso no justifica convertirnos en discípulos del golpistas como Chávez y otros además de sus fieles acólitos, ese no fue el cambio que queríamos ni aspirábamos. Y cuando la mayoría contenta aún, se dé cuenta rechazara ese cambio, esperemos que las consecuencias no sean peores que el intento fallido.
Excelente artículo