En el diálogo permanente con ustedes, amables lectores, tengo la suerte de recibir sus aportes en forma de comentarios. ¿Se imaginan ustedes lo que ocurriría si mantuviese en mi mente las características propias de quien tiene como filtro cognitivo-afectivo a la soberbia?.
Sería probable que soslaye y deje de lado sus criterios pues de alguna manera afectarían a mi “convencimiento” de que “sólo yo puedo pensar bien y expresarme correctamente”. Afortunadamente ese fue un “aprendizaje” –filtro- que no he desarrollado durante mi vida. Tampoco la “polarización de la mente”, es decir, el modelo que permite ver solo dos puntos de la línea y no más… ¡entonces pensaría que sólo existen los buenos y los malos!, quienes están conmigo y quienes están contra mí. Y… qué tal “la visión de túnel”, el “egocentrismo”, o el “sí… pero…”, en fin… tantos y tantos obstáculos mentales que comenzaron siendo aprendizajes, tal cual, y ahora son verdaderas “nubes negras” al momento de interactuar con otros, de tomar decisiones o de expresar sentimientos y percepciones…
Para analizar el centro mismo del problema convendría partir de un criterio bastante conocido… “es imposible no aprender”. Durante todo el trayecto de nuestra vida aprendemos de manera incidental o de manera deliberada, si consideramos la variable “forma como recibimos el conocimiento”.
Por supuesto que resulta totalmente inentendible que los filtros mentales los aprendamos de manera deliberada… ¡sólo si a propósito queremos hacer una especie de domesticación o de “lavado cerebral”!. En circunstancias medianamente aceptables deberíamos aceptar que “ingresan” a la mente de manera no deliberada, digamos incidental, sobre todo en la emisión de mensajes que culturalmente enviamos a los niños, niñas y jóvenes acerca del comportamiento que querríamos de ellos y ellas, o que practicamos como la “manera de hacer las cosas”.
Así pues un padre que siempre minimiza el aporte de otros, que aleja agresivamente y de manera visible a quienes no son de la misma clase social, raza o religión, que asume que sólo su manera de pensar tiene validez o que se burla de los desposeídos, infunde de a poco, lentamente pero con eficiencia y eficacia las características “deseables” y los comportamientos que deben seguirse a los nuevos miembros de la familia, aprendizajes que se quedan en los menores y en su pensamiento al punto de adoptarlos como propios de su esquema cognitivo-afectivo.
¿Por qué la gente ha de fijarlos si son en efecto, los filtros mentales, contrarios a la naturaleza misma de una vida feliz?. Precisamente por su origen. Han sido “implantados” con la fuerza misma de la “gota que rompe la piedra”, por la constancia en su aprendizajes, el ver “modelos” similares y aparentemente exitosos y por la propia filosofía con la cual se maneja hedonistamente este mundo.
Una vez instalados en la mente los filtros cognitivo-afectivos “responden” a los estilos de vida, a las emociones de la gente, a las necesidades y hasta a su manera de valorar cosas y personas. En muchos casos estos “filtros cognitivos” pueden ser “útiles” para conseguir objetivos personales y hasta organizacionales. Han servido a muchos para pasar a la historia y a otros para aislarse del mundo con una aureola de santidad o de éxito. ¿Verdad que es como ya meterse en el plano de la psicología?
Lo cierto es que son obstáculos de la mente e impiden el cumplimiento ético de las obligaciones humanas para con otros y otras. Sirven para cumplir objetivos individualistas pero causan mucho daño a todos aquellos de quienes depende esa conducta, esa decisión o esa interacción. Así como el origen de los filtros mentales tienen que ver, a mi modesta manera de pensar, con el establecimiento de aprendizajes fruto de los mensajes culturales y del “adoctrinamiento” deliberado o incidental, su manejo –nótese que no digo su exclusión de la mente- ha de darse desde el aprendizaje también… La “cura” también tiene que ver con el origen. Sin embargo… ¿puede curarse un paciente que no esté consciente de su enfermedad?. Revisemos nuestros filtros mentales, con seguridad encontraremos muchos. Algunos de ellos han sido trabajados tal vez sin darnos cuenta toda una vida, a otros les estamos dedicando largo tiempo de nuestra existencia.
Comencemos por identificarlos y por aceptarlos, luego comencemos un proceso de aprendizaje de comportamientos opuestos que al quedar también, esta vez deliberadamente, instalados en la mente, sirvan para que se adelanten en la “descarga comunicacional” interna y externa en el momento clave de la interacción o de la toma de decisiones. Sobre estos y otros puntos, me permitiré reflexionar en sucesivas entregas. Detéctelos por favor, identifíquelos y luego piense si son o no útiles para vivir en sociedad, para servir, revise su esquema de valores y comience a pensar en contrarrestarlos…
no es lo que yo queria saber y no lo necesito en este momento pero de todos modos es algo que es verdadero bueno para mi y tiene una buena presentacion
hay que padre esta chido todo lo que dicen
que bueno conocer sobre los filtros metales, es un gran aporte saber que nosotros vivimos con f.m ya que llegan a nosotros de una manera no deliberada, aprendemos a vivir con esos filtros muchas veces sin darnos cuenta…
Muy útiles dr. briones sus pensamientos y me da mucho en que pensar y a la vez me da mas esperanzas por superar todos los filtros u obstáculos de mi mente que solo interfieren conmigo
Leer el texto me llevo a meditar y entender muchas cosas, nunca lo consideré pero todo el tiempo estuvo ahí, ahora que entiendo que es un filtro mental mis decisiones van a estar mejor enfocadas.