Nació con María de la Buena Esperanza
En noviembre del 2005 colocamos en el templo de Urdesa (Guayaquil, Ecuador) una imagen de la Virgen María con una particularidad: a la Madre del Redentor se la representa embarazada. Por estar en ‘estado de buena esperanza’ la denominamos “María de la Buena Esperanza”. La propusimos como Modelo y Patrona de las madres embarazadas. Se suscitó de modo espontáneo y creciente una gran devoción. A los fieles les llamaba la atención y les encantaba una imagen de María Virgen con el vientre notablemente abultado. Si a María se la representa como Dolorosa ¿por qué no se la puede personificar encinta?
Pensamos que sería estupendo fomentar la consagración de las madres a la Virgen. A través de la Prensa invitamos a las embarazadas para que se consagraran a la Virgen. A la primera consagración acudieron más de 700 embarazadas. Al principio venían las embarazadas solas, después, de modo espontáneo, venían con su niño en brazos para entregarlo a la Virgen. Establecimos el último martes de cada mes para la Consagración. Desde ese entonces, cada mes acuden alrededor de 150 madres.
Evangelizar los orígenes de la vida humana, la sexualidad.
Sin embargo, la devoción a María de la Buena Esperanza no podía reducirse al culto a una imagen, ni simplemente al rito de la Consagración. Vimos claro que tenía que esta presencia tan atractiva y eficaz de la Virgen debía ser motivo de una obra de evangelización. Ya que la imagen de María de la Buena Esperanza está relacionada con la vida humana en sus orígenes, nos propusimos como meta evangelizar los orígenes de la vida humana, la sexualidad.
Esta tarea era más urgente en tanto en cuanto el mundo de hoy está presidido por la cultura de la muerte: por haberse apartado de Dios, nuestra sociedad ha caído en una serie de atrocidades y desenfoques en el campo de la maternidad, sexualidad y los orígenes de la vida humana; uno de ellos, el peor, el abominable crimen del aborto.
Captamos que en el mundo de hoy habían tres áreas de corrupción, en las que Satanás está actuando muy eficazmente y obrando verdaderos estragos; tres espacios de maldad, en las que el ser humano se aparta de Dios y se vuelve enemigo del ser humano: el poder, el dinero y el sexo.
Amparados en María de la Buena Esperanza (sin Ella, sería imposible), vimos urgente meternos nosotros en el mundo de la sexualidad, las sagradas fuentes de la vida, donde el Demonio está haciendo barbaridades sin nombre… Como “El Homicida” [1] –así llamó Jesús al Diablo- no puede matar a Dios, se dedica a matar a las ‘imágenes y semejanzas” de Dios’[2], los niños que están en el vientre materno, a la espera de ver la luz del mundo.
La Asociación María de la Buena Esperanza (AMBE)
Para atender a las madres se formó la Asociación María de la Buena Esperanza (AMBE).
La Casa de la Vida no es una fundación; sino el inmueble, el conjunto de servicios, y el voluntariado que en él trabaja intentando evangelizar los orígenes de la vida humana.
La CDV está administrada por Asociación María de la Buena Esperanza (AMBE), que es el ente jurídico titular de derechos y deberes.
AMBE es una organización religiosa perteneciente a la estructura jurídica de la Arquidiócesis de Guayaquil; no una fundación dependiente del Gobierno, sino un ente canónico enmarcado en la estructura de la Arquidiócesis de Guayaquil, bajo el amparo del Modus vivendi firmado por la Santa Sede y el Gobierno ecuatoriano y la Ley de Cultos del 21 de julio de 1937.
Por esto, los donativos que alguien quisiera hacer a la Casa de la Vida, deben ser hechos a nombre de Asociación María de la Buena Esperanza, que es la persona jurídica que administra la obra apostólica católica, la Casa de la Vida
PORQUE PADRE NO SIGUE ESCRIBIENDO LA EXPLICACION DEL EVANGELIO DEL DOMINGO EN ESTA PAGINA QUE NOS HACIA MUY BIEN, PARA QUIEN LA LEIAMOS Y YA NO IVAMOS TAN CIEGO EL DOMINGO A MISA, HASTA SIEMPRE PADRE PAULINO.
Querido Paulino, siempre te sigo con verdadero interes todos tus comentarios que no son otra cosa que una guia y ejemplo del buen vivir. Recibe un abrazo y la admiración de toda la familia a quienes me encargo de reenviarles -cuando llegan a mi primero- todas tus publicaciones. Vicente