24 noviembre, 2024

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¡Vivir la libertad!

“Entre la causa y el efecto siempre hay un espacio en el cual tú decides”, acostumbra a insistir Stephen Covey, insigne investigador del liderazgo. Y es cierto… siempre se impone la capacidad del ser humano para optar, para elegir, para decidir, para hacer uso de su libertad en cualquier situación, hasta en las más trágicas tal cual nos lo explica Viktor Frankl en su obra –El hombre en busca de sentido-. “Aún en las peores circunstancias el ser humano conserva su libertad última, su capacidad de decidir y ésta es suya independientemente de los demás…”. Por tanto, la libertad, es un valor inconmensurable y fundamental para la vida misma, cuando es definida correctamente, no así cuando la asociamos al determinismo o a la famélica idea de que “es hacer lo que se quiere”. Ser libre en definitiva es ejercer la capacidad de optar, de decidir, aunque elija no elegir sigo haciendo uso de mi derecho… ¡vaya pues!

Sin embargo, esa libertad individual, humana, no vive sola, no se la vive en soledad, hay mucho más… Se apoya y se enriquece continuamente de otros dones maravillosos como la vivencia consciente de la responsabilidad, asumida como la capacidad de responder siempre alineado con los principios inmutables de la vida como el respeto, la honestidad, etc. Así también la libertad –éticamente- requiere de la consciencia intelectual, que hace que aprovechemos nuestros aprendizajes cotidianos…

Política e Integridad

Not My President

Tal parece que fueran antónimos. ¿Es que se considera que política es el arte del engaño? ¿Es que el político para poder convencer debe mentir? Si bien es cierto que si lo que pensamos se notara en nuestra cara, nos comeríamos vivos unos a otros, no es menos cierto que se puede ser íntegro y ser tolerante al mismo tiempo. La integridad es interior, la tolerancia es principalmente exterior. La política incluye el disimulo de lo que no me gusta de tu proceder, pero no elimina mi integridad. Yo puedo ser íntegro y buscar la forma política de hacerte ver que estás procediendo mal. Si eres honesto, agradecerás mi prudencia y harás los cambios necesarios para proceder honradamente. Es muy importante recordar que no es sólo ser honesto, es necesario también parecerlo.

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