El Universo Pacifista, una utopía abierta y en evolución continúa
El pensamiento y la acción pacifista no se agotan en el discurso por la existencia de una sociedad en paz ni tampoco se limitan a la idea de una resistencia civil a los desmanes del poder.
¿Pero es posible ir más allá? Se preguntaran incrédulos, ingenuos, muchos, quizás demasiados, eruditos y académicos y casi todos los políticos y tecnócratas
Podría decirse que pensar sin la fuerza o respaldo de las armas es un desafío no superados ni por izquierdas ni por derechas, en ambas persiste, de manera terca, el revés del proverbio popular la unión hace la fuerza. Su idea parece nacer de entender exactamente lo contrario. La Fuerza hace la unión y sobre esa misma idea se entiende que los individuos se organizan y permanecen en sociedad por la existencia de un Estado cuyo monopolio de la fuerza garantiza la Paz. De hecho romper esa inmensa paradoja podría ser un buen punto de partida para cualquier pensamiento que se aprecio como crítico o subversivo.
Lo más subversivo, entonces, que se puede nombrar en medio de las infinitas guerras que se libran en el mundo hoy día y a las injusticias, violación de la libertad y de los derechos humanos que se producen en la vida diaria, es un pensamiento crítico que se enlace con la vida en igual sentido que lo hace con la libertad. La primera no tiene sentido sin la segunda. Ese pensamiento crítico no sería otra cosa que el que alimenta una revolución pacifista, que asume la crítica como la posibilidad de descubrir los espacios o territorios de dominación, de sumisión y de reducción en el que se encuentre cualquier persona, comunidad, colectivo o sociedad y al descubrirlos lucha por transformarlos.
Pacifistas sin frontera