21 noviembre, 2024

Las Universidades: La tumba de Correa

Cuando el noticiero de Ecuavisa anunció que las marchas contra el proyecto de Ley de Educación Superior de Senplades se habían realizado en Quito y Guayaquil con la presencia de “cientos de manifestantes”, volví a la realidad.

Las decenas de miles de protestantes en Quito (algunas apreciaciones hablan de 30.000) y los varios miles de Guayaquil, se habían convertido según los reporteros, redactores y presentadores de noticias de Ecuavisa, en “centenares”. Ahí fue cuando sonreí para adentro y me dije: “Esta mi tierra linda el Ecuador, tiene de todo…”. Solamente de la Católica de Guayaquil llegamos a Quito alrededor de mil personas, y eso que no se cuentan los miles de estudiantes y profesores a los que se les impidió llegar a la capital desde todos los rincones del país, mediante la ilegal maniobra de bloquear las carreteras y no dejar avanzar los vehículos.

Todavía es un poco prematuro predecir si la oposición a este proyecto de ley marcará un antes y un después al gobierno de Correa. Según algunos comentaristas, esta línea divisoria fue marcada ya por los enfrentamientos con el sector indígena y la UNE. Sin embargo, hay diferencias esenciales. La mayor: no se trata solamente de un gremio o un sector circunscrito, como en los casos anteriores, se trata de un sector muy amplio, inserto en todos los grupos sociales y de todos los rincones del país. Y eso fue lo que las marchas de Quito y Guayaquil evidenciaron. Pudimos observar a jóvenes “pelucones” de la Universidad San Francisco de Quito abrazados con chicos cuyo pelo ensortijado o chuzudo no podía negar genes afro o indígenas, coreando al unísono consignas en pro de la autonomía universitaria, contra la ley totalitaria y en contra de Correa.

El repudio generalizado a esta ley, expresado en las decenas de miles de manifestantes, es ya un signo generalizado de lo que viene: es muy difícil que el gobierno se atreva a imponerla a través de sus conocidos alzamanos. Nadie apoya la ley del Senplades. Incluso, las pocas voces que débilmente mostraron cierta concordancia con algunos aspectos de la ley (más que nada los enunciados teóricos), cada vez más se inhiben de manifestar cualquier apoyo o concordancia y engrosan ya las filas de los oponentes. Difícilmente nadie va a apoyar esa ley a pulmón alzado. Nadie en todo el sector universitario querrá embarcarse en un proyecto centralista, estatista, absorbente y arrasador del concepto mismo de universidad y de la autonomía y libertad que le son imprescindibles. Menos aún por la impopularidad que este proyecto ha generado.

Si el ejecutivo tratara de imponerla a como de lugar, el precio podría ser demasiado alto. Lo llevaría a enfrentar la oposición de un sector, que aunque poco organizado, es por naturaleza aguerrido, impetuoso, vehemente. Silenciar y reprimir a los estudiantes es lo peor que podría ocurrírsele a Correa, y menos en un momento como este, en que su barca empieza a hacer agua por varios costados.

Pero no es solamente un movimiento estudiantil aislado lo que tendría que enfrentar Correa quien debe recordar las acciones antichávez de los estudiantes venezolanos, sino la movilización de todo el sector universitario. Por primera vez en nuestra historia, estudiantes, profesores y hasta los rectores se encuentran todos unificados en torno a un proyecto, esta vez un antiproyecto. Incurrir en esa estupidez política le significaría abrir un frente a lo largo de todo el Ecuador.

Si la Ley de Educación Superior de Senplades llegara a imponerse, a pesar del repudio generalizado, estarían entonces forzando al sector universitario a desconocerla. Eso podría ser el comienzo del fin para este gobierno. La chispa de la desobediencia civil se extendería como por un camino de pólvora y contagiaría fácilmente a todos los sectores, ya no solo al universitario. Sería un ejemplo terrible e inmanejable. El gobierno intentaría gobernar una nave cuya rueda habría sido cortada de las aletas del timón.

Pero también es un golpe muy duro para los planes de los genios de la Revolución Ciudadana no poder pasar la ley. Su proyecto fascistoide tiene en ella uno de sus más importantes baluartes. En su fantasía por establecer su Reich de los mil años, les resulta imprescindible apoderarse del pensamiento y de la generación del pensamiento, y eso solo lo pueden hacer si controlan completamente la educación superior. Desde allí podrán ideologizar las universidades y forjar la corriente acrítica que interpretará la realidad a partir de una lectura única: la del régimen, escalón indispensable para la domesticación general que luego llegará a la educación básica y media.

Por eso, los insultos de Correa a la Católica, la Universidad que lo parió como profesional y como dirigente político y lo amamantó como funcionario y profesor, no son el resultado de la ingratitud, la incontinencia y el imperdonable temperamento de quien nos gobierna, solamente. Son más que nada parte de una táctica ya conocida. Frente a la ausencia de respaldo de esa ley, no le queda sino inventar otro enemigo más que se añade a los pelucones, la iglesia, los periodistas, los ponchos dorados y un larguísimo etcétera. Ahora tiene que desprestigiar lo que hay y convertirla en maldita, como antes lo hicieron con la partidocracia, con la banca y hasta con Guayaquil: es el turno de las Universidades.

La razón dice que no es posible que tras el inadmisible globo de ensayo de esta ley, intenten verdaderamente hacerla pasar. Pero razón es lo que menos hay en la Revolución Ciudadana. Si lo hacen, nadie va a obedecerla. Después de eso, es muy difícil que alguien acate cualquiera otra de sus leyes. En ese momento se habrá roto el juego de leyes viciadas desde el comienzo por mil y un procedimientos atropellados. Y eso incluye hasta a la propia apresurada Constitución.

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No hay comentarios

  1. Gustavo, aquí hay solo un camino para poner el punto final al tema las universidades.
    Que él devuelva la plata a la Universidad, y al Colegio San José La Salle, para que ese dinero sirva para otra beca para alguien que sí valga la pena. Y lo del adefesio ese de revolución ciudadana, ese cuentazo no sirve porque simplemente no hay plata para nada en el país. Sólo hay dinero para el tragamonedas de los grandes casinos de la gran gallada.
    Mayra

  2. Gustavo.
    Porque los ecuatorianos han esperado tanto tiempo para revelarse en contra de una constitucion amanada y partidista? Porque han aceptado la aventura socialista? Acaso votaron para convertir al Ecuador en parte de la reaccion en cadena de este socialismo de moda en la America Latina?
    Me pregunto, que es lo que realmente se
    trata de obtener con estas manifestaciones defendiendo las autonomias universitarias cuando el Pais entero esta perdiendo las libertades? Quien tiene mas importancia? Creo que es hora de pelear frontalmente y no dejarse sorprender con las amenazas del facista presidente pues puede que les den la autonomia y luego les quiten totalmente las libertades.
    Es hora de escoger.

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