La libertad y la Democracia, son dos valores incuestionables que todo ser humano defiende y debe defender permanentemente. Libertad para pensar, para decir y hacer las cosas, libertad para expresar lo que se siente, libertad para actuar en defensa de los intereses personales y de la sociedad en que vivimos.
Democracia es tolerancia y respeto a la opinión de los demás, aunque no sea de nuestro agrado y simpatía de opinión, lo contrario es dictadura, la que siempre nos conduce hacia la obligatoriedad de hacer y expresar solo lo que admite y acepta el que ejerce la dictadura del poder.
Al finalizar el año 2009, ya la mayoría de los ecuatorianos parecería que estamos convencidos de que no vivimos en el ejercicio de un Gobierno bajo un régimen Democrático y que los elevados índices de credibilidad del Gobierno en general y del Presidente de la Republica en particular, han caído considerablemente, análisis que es fácil evaluar por los variados y permanentes reclamos que se realizan en las diferentes provincias del país, todo como consecuencia de que se quiere imponer restricciones a la libertad de pensar, a la libertad de educarse y a la libertad de expresarse libremente.
Como consecuencia de la aplicación de este absurdo sistema dictatorial, los jueces del derecho que deben implantar la justicia con la correcta aplicación de la ley, esgrimen e imponen represiones y ordenes de prisión para quienes han ejercitado su derecho de libertad de opinión y de expresar sus ideas y pensamientos, en uso de su libre derecho democrático.
Para ejemplo, solo dos de los últimos acontecimientos de irrespeto a la libertad y a la democracia, son la demanda planteada contra el columnista de diario El Universo, Sr. Emilio Palacio y la prisión de dos ciudadanos que en ejercicio de su libertad de expresión, colocaron pancartas declarando al Econ. Rafael Correa, ingrato a la ciudad de Guayaquil, por sus permanentes ataques y ofensas a la ciudad y a sus habitantes. Por otro lado, esa justicia dictatorial, amañada y llena de injusticia, exonera de culpa a vulgares delincuentes que diariamente han creado la angustia y la desesperación en nuestra querida ciudad de Guayaquil. La demanda y la prisión, las rechazamos por ser hechos condenables por la libertad de expresión, que solo pretenden coactar los principios de libertad y democracia.
Por otro lado se ataca al sector privado, pretendiendo destruir la iniciativa y esfuerzo de los guayaquileños y guayasenses, que con riesgo de sus inversiones, generan trabajo y bienestar para quienes desean vivir mejor con el fruto de su trabajo libre y honesto. Así mismo, paradójicamente el Sr. Vicepresidente en su intervención del último sábado, remplazando al Sr. Presidente en su show sabatino, expreso casi textualmente “Que el que no tiene capacidad, valor y coraje para luchar, que no se haga empresario, pues no puede ser empresario” reconociendo el merito y las virtudes de ser empresario, efectivamente no todos tienen el valor de arriesgarse a emprender en busca del bienestar humano.
“Hacer cosas es mucho mejor que hablar de ellas”
Tom Peters.
Comparto y practico este criterio, ojala muchos también se animaran a compartirlo, para actuar en función de la responsabilidad que asumimos.
Guayaquil por la Patria, con autonomía.
Carlos: El problema es que ya en Enero del 2010 cumplimos tres años de no tener ni libertad peor democracia.
El país está tocando fondo en esta semana peor aún, sin libertad, democracia y ahora lo más elemental: la luz.
Que viva la revolución ciudadana, la luz ya no es de todos, sólo hay en Carondelet.
Mayra