Feliz año es una expresión tan repetida y está a flor de labios de todos nosotros con motivo de una fecha del calendario que tan solo es un referente convencional en nuestras vidas regidas por la cultura occidental. La decimos casi mecánicamente como acto de buen agüero sin meditar objetivamente en las actuales circunstancias.
Pero este inicio de una década, y soy de los que sé contar como se debe ya que nunca hubo década ni año cero, para mi resultó abultado meditar en el futuro. Las probabilidades indican que será mi última década en este mundo terrenal, empañado mi ánimo más aún con la muerte de Efrén Avilés Pino, un guayaquileño de cepa y buen compañero en las ideas, amigo además alegre y vigoroso física y anímicamente.
Pero a nivel de Ecuador y de Guayaquil particularmente las esperanzas de tiempos mejores se ven reducidas substancialmente en relación al gran desarrollo que sostuvimos durante las dos décadas anteriores. Tener a un Presidente que te odia por pensar como piensas, por pertenecer a donde perteneces, por expresar tu criterio, por ser como eres, simplemente no es agradable y causa un sentimiento de rebote que augura tiempos difíciles.
La violencia verbal y el uso de los recursos del Estado para exaltar ese odio y someterse al demonio del poder absoluto, no tendrá un final feliz de ninguna manera. Así lo dice la historia, así lo dice la experiencia: tener pueblos dóciles, sin altivez e inculcados de odio y dominado por miedo termina mal, pues aunque se triunfe políticamente por un período determinado, el país como país saldrá perdiendo porque se está legislando e institucionalizando con gérmenes de odio, con furia vengativa, despreciando todo lo logrado en el pasado. El bien más preciado que tiene una comunidad es un pacto social que ayude a la convivencia y a la armonía, sin necesidad de dioses vengadores, ni de demonios que utilicen los temores.
Guayaquil se ve abocado a una situación casi dramática. Es como un fortín sitiado en tiempos monárquicos, donde se quiere poner el Estado como aquel todo supremo, por encima de lo que ya está construido y está funcionando. Un personalismo presidencial revanchista que pisotea a todo lo que no emana de su fuente de poder absoluto. Yo soy todo, Yo soy el único. Todo lo que no sale de mi mano está maldito. Esto tarde o temprano culminará engendrando el complot, del cual el presidente quiere curarse en sano denunciándolo antes de que él mismo lo haga madurar hacia el estadillo. Inevitablemente el complot se armará solito, en la medida que existan ciudadanos que no estén dispuestos a dejarse a someter ni a ser vejados en la forma abusiva que el Presidente lo hace para sentirse un soberano absoluto de un país más bananero que nunca.
Me atrevo a vaticinar que en esta misma década el Presidente Correa caerá en consecuencia de su propia locura, ya que hay fuertes indicios de que su inteligencia emocional esta fuera de su control y que él mismo se autodestruirá por auto combustión debido a su agresividad innecesaria. Correa morirá en su ley porque con Guayaquil se está suicidando.
En estas circunstancias me pregunto si eso de desear un feliz año, ¿ha sido una simple expresión verbal o un acto consciente de que los vientos sembrados nos auguran tiempos difíciles y tempestades anunciadas por oscuros nubarrones?
Deseándole un Feliz Año, más alla de la formalidad, le escribo para decirle que, efectivamente, es un tiempo de dolor para quienes amamos a Guayaquil, pero debemos resistir y como dijo Neruda en el Poema Cristales Rotos…»los violentos se reflejan en el espejo del mundo y su rostro no es hermoso ni para ellos mismos…Y tengo la certidumbre del entendimiento entre los seres humanos logrado sobre los dolores y los cristales quebrados».
Doctor Raad su escrito denota tristeza y no deja de tener razon, los guayaquilenos no merecemos el trato que nos da el presidente solo por ser distintos a el.
Le deseo un feliz anio y que no sea su ultima decada, necesitamos mucho de ud., que con sus escritos nos da fuerza y valor. Saludos.
doctor,el pesimismo se apoderado de usted
y de gran parte de los guayaquilenos que creen que son la unica ciudad con problemas,todo el ECUADOR sufre las consecuencia de este cambio de hombre
en el poder,le aseguro que gran parte del pueblo recibe el feliz año como una motivación para seguir luchando contra
esta dura realidad.
Buen año para todos y en especial para usted doctor es mi expresión meditada que costumbro decir
DR:FELIZ AÑO, PERO SIN CORREA.!!! SI NO, NO HAY MANERA. NOS AMARGARA EL AÑO.
DE CORAZON LE DESEO UN FELIZ AÑO PARA UD. Y SU LINDA FAMILIA,PERO X DESGRACIA PARA NUESTRO PAIS TENDREMOS MAS DE ESTOS HORRIBLES 3 AÑOS, SIN EMPLEO, SIN SALUD, SIN EDUCACION, SIN SEGURIDAD, SIN UNION, EN FIN NADA BUENO CON ESTE DESGOBIERNO DE LA LARGUISIMA NOCHE DE EL SIGLO XXI
Henry: Celebremos tres años de desgracia, de insultos, de demagogia, de helicópteros caídos, de falta de empleo para todo el mundo. Qué barbaridad. Pobre país, en qué manos fuimos a parar!. Viva la robolución ciudadana. El atraco ya es de todos.
Adios el pap, se hizo puff.
Mayra