El cambio necesario

Da esperanzas en el futuro conversar con la Ministra de Salud, Caroline Chang, sobre los convenios con el Ministerio a su cargo. Oír hablar sobre los diversos proyectos que tiene el Gobierno en materias de salud, educación y programas sociales, hace ver que las intenciones del Gobierno en estas materias son firmes y serias.

La creación de casas de acogida para gente desvalida, la implementación clara de un programa de salud gratuita para el pueblo y sostenida por el Gobierno, la oportuna prevención de enfermedades por medio de la vacunación masiva y gratuita, la organización de un servicio integrado de salud con atención primaria en todas las comunidades, con derivación a centros más complejos para asegurar la atención correcta, indican que hay un plan firme para dar atención de calidad y con calidez.

Hay que asegurar que estos esquemas tan importantes (vacunaciones, prevención y tratamiento de Sida, etc.) no tengan baches y que se mantengan con las mejores drogas para evitar la transmisión vertical (madre – hijo) de la enfermedad y que las pruebas diagnósticas existan siempre en cantidad suficiente para poder detectar todos los casos y tratarlos adecuadamente y a tiempo, y asegurar que no hayan más cortes de luz, para que las vacunas conserven su efectividad.

Es hora de que nuestro Presidente se desvincule del camino errado que lleva Venezuela y demuestre que él sí está buscando sacar al pueblo de la miseria en la que ha sido tenido, que él sí quiere cambiar las cosas para bien del pueblo ecuatoriano. Es hora de dejar atrás la demagogia, el insulto, la mordaza y el enfrentamiento, para pasar a colaborar, a unir esfuerzos para sacar adelante a la Patria.

Cuánto bien le haría al país que se deje la politiquería a un lado, que el Gobierno deje de echar la culpa al pasado y en vez de eso se dedique a hacer lo necesario para que el país avance, que deje de atacar e intentar destruir a los que considera sus adversarios políticos, que se promocione y se ponga de ejemplo lo que sí funciona en el país en vez de atacarlo.

Que la oposición deje de oponerse a todo, como si todo fuese malo, que entremos en un diálogo franco y abierto, buscando armonía e integración. Somos un solo país, un país pequeño, pero hermoso, con un potencial tanto humano como geográfico que podría ser la envidia de cualquiera.

Creo que poniendo a un lado a los pocos extremistas de izquierda y de derecha, la gran mayoría de los ecuatorianos queremos lo mismo: un país democrático, con libertad para el crecimiento tanto personal como empresarial e institucional, con leyes justas, firmes y respetadas por todos, desde el de más arriba hasta el de más abajo, un país solidario, donde todos estemos dispuestos a colaborar con nuestro vecino, con verdadero sentido de confraternidad y caridad cristiana.

Un país en el que exista seguridad para poder vivir, seguridad para invertir, que todos podamos desarrollarnos con respeto mutuo, con respeto a las leyes y en el que los negocios ilícitos como los dependientes del narcotráfico, sean atacados frontalmente por el Gobierno.