Desprestigio de la Presidencia de la República

No podemos ignorar los constantes insultos del presidente a ciudadanos que desaprueban su gestión así como tantos casos de corrupción que se mantienen sin ser debidamente investigados tales como:

• Los pativideos y la manipulación de información con respecto al pago/no pago de la deuda.
• El supuesto involucramiento o la relación de altos funcionarios públicos con grupos subversivos, considerados terroristas en el ámbito internacional y la sospecha ciudadana de la relación del mismo presidente con ellos debido a sus propias declaraciones que dejaron entrever su simpatía por las FARC, tales como haber dicho que no es delito ser amigo de las FARC o ”… por favor, ayuden al gobierno y digan que no han financiado al presidente…” (refiriéndose a las FARC y señalándose a sí mismo con sus manos mientras hablaba en su entrevista con el diario El Tiempo de Colombia), su clara tendencia a favor de los terroristas cuando reclamaba que la soberanía ecuatoriana había sido irrespetada por el gobierno colombiano sin hacer el mismo reclamo por la violación de nuestro territorio por las fuerzas irregulares de las FARC, a quienes consideró víctimas, corroborando posteriormente con su apoyo para que las FARC sean consideradas fuerzas beligerantes.
• La participación del presidente en una reunión con asambleístas que le indicaban el cambio de constitución y la aceptación tácita de la veracidad de este hecho grabado clandestinamente.
• Las constantes contradicciones cuando han sido descubiertas las irregularidades de este gobierno como en el caso de los contratos con su hermano a quien inicialmente defendió.
• El sonado caso de los “comecheques” que ahora están libres y campantes.
• El engaño a la nación de manera cínica e irresponsable, utilizando recursos del estado para promocionarse con propaganda falsa, tratándonos como si fuésemos tontos.
• La descalificación pública de sus colaboradores, incluyendo a los más cercanos a él, transmitiendo a la nación un mensaje de odio, de confrontación, de deslealtad.

Ni podemos ignorar la actitud del presidente que se deja llevar por sus impulsos, que sale corriendo en búsqueda de una persona que supuestamente le hizo una mala seña, poniendo en dificultades a los miembros de su seguridad. Esta no es una actitud normal. Un presidente que actúa de esa manera no puede estar en sus cabales. Esto es inaceptable, es repetitivo, es feo, es vergonzoso, es indigno de una autoridad. Es una actitud demencial y suicida en la que no solamente pone en riesgo su vida sino la de los miembros de su seguridad.

Esta no es una lista exhaustiva pero sí suficiente de ejemplos del desprestigio que el Presidente de la República le da al puesto de mandatario de nuestra nación, de la mala reputación y el mal nombre que le da al cargo que ejerce, lo cual es indigno ya que el presidente debe mantener dignidad en el desempeño de su puesto y en su vida pública y privada, sin ofender al orden y a la moral. Sus actos menoscaban el prestigio de la Presidencia de la República.

¡Recordemos que el presidente mismo declaró haber nacido loco y que pronosticó que moriría loco! Pronóstico no difícil de hacer puesto que en la actualidad no es posible curar las enfermedades mentales.

Es hora de que los asambleístas, que representan al pueblo que los eligió y cuya aceptación está decayendo a niveles alarmantes, tomen muy en serio estos actos y tomen cartas en el asunto y empiecen las investigaciones pertinentes para determinar la sanidad y la conveniencia de la permanencia en el poder de una persona que pone a la nación entera en mal predicamento nacional e internacionalmente con un comportamiento, a mi parecer, errático e insano. ¿O existen personas que puedan justificar a un presidente que corre detrás de un supuesto agresor?