Quienes conocieron en persona a Bolívar y San Martín, vivieron en su época, o se enteraron de ellos a través de terceros, escribieron comentando sobre su personalidad, conducta, forma de actuar, puntos de vista, etc. Del que más se expresaron fue del primero considerando la enorme cantidad de libros que existen sobre él. Los historiadores contemporáneos tienen similares opiniones.
El Coronel Espejo quien escribió La Entrevista de Guayaquil y asistió a uno de los banquetes en homenaje a Bolívar y San Martín, los describió así:
“Lo que advertimos desde el primer instante fue la diferencia de estatura entre uno y otro: Bolívar bajo y delgado, cuando San Martín era alto y corpulento. El primero ostentaba con profusión el lujo militar de sus entorchados, contrastando con la sencillez espartana del segundo, que en los actos más públicos se presentaba con su casaca llana…sin condecoración alguna”
Riva Agüero, primer Presidente de Perú, fue muy duro en sus críticas a Bolívar en su vida pública y privada:
“Este hombre cruel, sin fe, sin honor, sin reconocimiento y sin ninguna virtud…”
Ducoudray Holstein, official aleman-francés que estuvo bajo las órdenes de a Bolívar, en su libro Memorias de Bolívar publicadas en 1829, lo describió como una persona:“ …vanidosa, ambiciosa, audaz, hábil en encontrar maneras para intrigar y lograr sus propósitos…siempre ansiosa de salvar su reputación y celosa en preservar su autoridad. Tiene frecuentes y súbitos arrebatos de ira, y entonces se pone como loco, se arroja en la hamaca y se desata en improperios y maldiciones contra cuantos le rodean. Le gusta proferir sarcasmos contra los ausentes, no lee más que literatura francesa de carácter liviano, es un jinete consumado y baila valses con pasión. Le agrada oírse hablar, y pronunciar brindis le deleita. En la adversidad, y cuando está privado de ayuda exterior, resulta completamente exento de pasiones y arranques temperamentales. Entonces se vuelve apacible, paciente, afable y hasta humilde. Oculta magistralmente sus defectos bajo la urbanidad de un hombre educado en el llamado beau monde, posee un talento casi asiático para el disimulo y conoce mucho mejor a los hombres que la mayor parte de sus compatriotas.”
Gabriel Lafond, francés que estuvo en Guayaquil, cuando Bolívar y San Martín se reunieron, en su libro Viajes alrededor del mundo, describió la opinión de este último con relación a Bolívar en los siguientes términos:
“Los signos más característicos eran un orgullo muy marcado, lo que presentaba un contraste con no mirar de frente a la persona que hablaba, a menos que no fuese muy inferior. Su falta de franqueza me fue demostrada en las conferencias que tuve con él en Guayaquil, en las que jamás contestó a mis preguntas de un modo positivo y siempre en términos evasivos. El tono que usaba con sus generales era extremadamente altanero y poco digno de conciliarse su afección. Su lenguaje era a veces un poco grosero, pero me pareció que este defecto no le era natural, que sólo quería darse de este modo un aire más militar. La opinión pública lo acusaba de una ambición desmedida una sed ardiente de mando, reproche que él mismo se ha cuidado de justificar por completo. Noté y él mismo me lo dijo, que su principal confianza la depositaba en los jefes ingleses que tenía en su ejército; por otra parte, sus maneras eran distinguidas y demostraba haber recibido una buena educación…”
Carlos Marx escribió en 1857 para el New York Tribune sobre la vida de Bolívar:
“Se proclamó Dictador y Libertador de las Provincias Occidentales de Venezuela, creó la “Orden del Libertador”, formó un cuerpo de tropas escogidas a las que denominó guardia de corps y se rodeó de la pompa propia de una corte. Pero, como la mayoría de sus compatriotas, era incapaz de todo esfuerzo de largo aliento y su dictadura degeneró pronto en una anarquía militar, en la cual asuntos más importantes quedaban en manos de favoritos que arruinaban las finanzas públicas y luego recurrían a medios odiosos para reorganizarlas. De este modo el novel entusiasmo popular se transformó en descontento, y las dispersas fuerzas del enemigo dispusieron de tiempo para rehacerse.”
Indalecio Liévano, historiador colombiano de la primera mitad del siglo XX, comentó de los dos personajes:
“ San Martín, frío y realista —con ese realismo que sirve para apreciar los hechos inmediatos Bolívar ha demostrado, en cambio, el optimismo característico de los conductores acostumbrados a sentir el respaldo de los pueblos tras de sus decisiones.”
Abel Posse del Instituto Sanmartiniano de Perú, describe a Bolívar y San Martín de la siguiente manera:
“Eran dos hombres muy opuestos. Bolívar se movía con gestos rápidos y nerviosos; por momentos se erguía muy estirado, como suelen hacerlo los que tienen una estatura inferior a la media. Asumía con sublimidad de senador romano su figura de dimensión histórica.
Hablaba con energía y precisión. Se había formado en la riqueza. Conocía los clásicos y las vanguardias europeas. Se sentía ungido para una misión y estaba en el cenit de sus éxitos. Amaba los caballos, los libros, los dioses grecolatinos, la grandeza, las mujeres, las ideas liberales y republicanas de la Ilustración. Su amante incomparable era Manuela Sanz, vestida con uniforme de húsar, chaqueta roja y doble hilera de botones dorados. Cabellera negra derramada hasta enredarse en las charreteras color oro. San Martín era circunspecto, poco sonriente, no era hombre de evocaciones ni de nostalgias y adusto como el mismo Escorial.”
John Lynch, el más famoso historiador inglés sobre la vida de Bolívar, afirma:
“Bolívar fue un hombre excepcionalmente complejo, un libertador que desdeñaba el liberalismo, un republicano que admiraba la monarquía”
Los fanáticos de Bolívar han hecho de él un mito, seguramente tuvo virtudes, pero sus defectos fueron superiores y le faltó el liderazgo necesario para unificar a las repúblicas independizadas. Su herencia fue sembrar un caos político que todavía no concluye.
ESTE SEÑOR ES UN IGNORANTE, SOLO SE DEDICA A DESTRUIR LA IMAGEN DE BOLÌVAR , Y HA RESALTAR LA DE SAN MARTÌN. PIENSO QUE ES UNO DE ESO TANTOS ARGENTINOS, QUE NO LE PERDONAN A EL LIBERTADOR SU INCUESTIONABLE GRANDEZA
SALUDOS BOLIVARIANOS
ESTE SEÑOR ES UN IGNORANTE, SOLO SE DEDICA A DESTRUIR LA IMAGEN DE BOLÌVAR , Y HA RESALTAR LA DE SAN MARTÌN. PIENSO QUE ES UNO DE ESO TANTOS ARGENTINOS, QUE NO LE PERDONAN A EL LIBERTADOR SU INCUESTIONABLE GRANDEZA
SALUDOS BOLIVARIANOS