No es la primera vez que esta figura literaria, de cierta ironía pero con mucho de verdad, es utilizada en la confusión del aquelarre de la politiquería nacional. Pero con el fiscal Pesantez es como dar pie con bola. El, con esa retórica tan rebuscada e incluso con ese pronunciamiento tan pero tan amanerado, tratando de darle fluidez al discurso cuando en realidad consigue sólo triturar las palabras, confronta a la Asamblea, calificando su pedido de renuncia, como “sueños de perros”. O sea, nada de lo que digan los asambleístas, incluidos los de Alianza País, sus compañeros del viaje gubernamental, le va ni le viene. Pero, en cambio, endilga a los de Madera de Guerrero, su vinculación con los intereses bancarios de los hermanos Isaías y guarda silencio respecto a la bancada oficialista.
El doble discurso. La verdad y la mentira a medias. Ahora sí está de cuerpo entero los valores de honestidad en que se apoya su proyección de justicia. Sobre el problema del desastre financiero de Filanbanco, tal parece, no sabe nada, aunque fue asesor de la ex fiscal general Mariana Yépez. ¿Y cuánto sabe, en verdad, el país sobre la tan cacareada extradición de los banqueros, que tiene mucha semejanza con el afamado cuento del Gallo pelón? Este fiscal Pesantez ha resultado una inocentada fuera de tiempo y lugar.
Ahora, sin embargo, con el accidente de tránsito con una muerte pendiente de aclarar, en que está involucrada su esposa, las cosas están “color de hormiga” para este abogado de la república. ¿No es que hay mal uso de los bienes del Estado, si un vehículo destinado para acciones de la Fiscalía lo utiliza para sus labores cotidianas otra persona (esposa del fiscal), al margen de este objetivo? ¿No es que por un mínimo de delicadeza, o sentido ético del derecho socio jurídico, había una obligación de excusarse del cargo hasta que el caso sea ventilado? ¿No es que, por ningún motivo podía recibirse un apoyo “gremial”, tal cual ha sucedido, de los fiscales subalternos en un acuerdo en que, prácticamente, se inculpa a la fallecida de su propia muerte en el accidente? ¿No es que semejante aclaración conforma, de hecho, la figura de falta de objetividad y poca o ninguna verguenza, además, agravando el suceso, que no hubo a tiempo de manos del fiscal Pesantez, una sola amonestación contra este comportamiento? Decisión, al parecer, de una rosca cerrada con 65 candados más 1, teniendo en cuenta que el ciudadano presidente salió también a la defensa de “su” fiscal. ¿Cómo la población ecuatoriana puede, así, confiar, estar segura de la aplicación de una justicia equilibrada, sin sesgos ni negociaciones, según los intereses que aparezcan? Toda esta faramalla está sirviendo para que la ciudadanía esté clara, una vez más, en que sólo “los de poncho” son los llamados a recibir castigo.
Otra cosa, al estilo “parecen mentiras pero son verdades”, genera más dudas sobre el accionar legalista y justiciero del fiscal Pesantez. Y es la proyección de “su obra”, casi de franco tirador contra las aberraciones sociales por el deterioro de lo justo. ¿Puede aceptarse la frontalidad de que hace gala, para los casos que impulsa, en tanto promoción del derecho socio jurídico o declararse la situación de evento de politiquería barata? ¿De qué manera comprender su espacio electrónico en el que, desempeñando el cargo de fiscal, convoca a los ecuatorianos para votar por él para presidente, cuando llegue el momento cumbre? ¿Utiliza o no el cargo público pagado por los contribuyentes, para según el cumplimiento de sus funciones, y mostrándose como un show man de vitrina, alegar a favor de su trepadera política? Y nada menos que a la presidencia de la república.
Aspiraciones increíbles. Pero además insoportables, después del caos que Ecuador viene soportando con su amigo, que escogió Lovaina para llorar, por incapacidad, a moco suelto. Esto y todo su proyecto de justicia, tan calculado en sus afanes de posición y estatus, son, en resumen, los verdaderos “sueños de perro” del fiscal Pesantez. O “ambiciones que matan”, recordando la película del mismo nombre, con la actuación principal de Liz Taylor y Montgomery Clift. ¿Qué es o no pertinente este comentario? “¿Cómo se podría conocer la ley y experimentarla realmente- insiste Michel Foucault en El pensamiento del afuera-, como se podría obligarla a hacerse visible, sino se la provocara, sino se la acosara en sus atrincheramientos?
FELICITACIONES BUENO SU ARTICULO.QUE SE PUEDE ESPERAR DE PESANTEZ? SI ES SU INTIMO AMIGO???.TODOS LOS PODERES ESTAN EN EL «bOLSO» DE SU MAJESTAD….
señores que imprimen los comentarios, en esta columna, si van a publicar haganlo , ¿sino no lo hagan ? será que si existe democracia, o hay que dudar.
Don Marco, muy ciertas sus aseveraciones, creo que con la adhesión de los fiscales quedaron automaticamente descalificados para actuar en el cas, sdemás considero que el fiscal Pesantez debió renunciar oportunamente para que la justicia actúe con plena libertad.
Don MARCO en días anteriores realice un comentario sobre el «sueño de perros» donde indico sobre los sueños del ex- fiscal de la nación Pesantez – ¿pero como creo que es su pana o su yunta ? no lo publico en su columna ? sigo pensando ¿ habra libertad de expresión ? o ya comenzamos con la ley mordaza, aquí en DESDEMITRINCHERA,COM, si es así – viva los mismos de siempre – care tucos
Para el amigo o amiga de la kantaleta, yo soy un comentarista más de Desde mi Trinchera. No decido sobre las publicaciones. Entodo caso, de ninguna manera creo que en dicho On line hay ley mordaza…
Quiero agradecer la gentileza de Don Marco por contestar; primero le aclaro varón dijo la partera; segundo cuando comence a recorrer los comentarios de los señores columnistas, identifique la forma ágil y clara de su pluma, me dije para dentro, al fin tengo con quién compartir las frustraciones que se tiene como ciudadano aparentemente libre de este país.
Con los debidas disculpas, si me lo permite volvere a dar KANTALETA en su espacio que de verdad lo respeto y admiro – feliz día de la amistad – no le digo del amor porque va ha creer que soy parte del círculo rosa de carondelet – le aclaro – pobre pero honrado y todo sano – hasta luego