José Feliciano

No se puede tapar el sol con un dedo. La ocurrencia de Tomás del Pelo del sábado 13, al describir la forma en que el Gobierno vio la marcha del 11 de febrero, diciendo que José Feliciano (el famoso cantante ciego) había aseverado que él no había visto a nadie cuando lo interrogaron sobre si había visto a alguien en la marcha de Guayaquil, parece ser la forma como el Gobierno quiere taparse los ojos para no aceptar la realidad.

Hay tres tipos de ceguera: La del ciego de nacimiento, la de la persona que perdió la vista por alguna enfermedad o accidente y la del que no quiere ver. Esta tercera ceguera es la más grave de todas, sobre todo cundo las personas afectadas ocupan un cargo que expresa poder y están rodeados de gente que los alaba y nutren su ego, ocultándoles la realidad de lo que ocurre a su alrededor.

El plantón de Guayaquil (no se puede llamar marcha al agolpamiento de personas que llenaron totalmente la calle 9 de Octubre y todas sus bocacalles) fue impactante. Se pudo ver gente de todas las edades que gritaban, algunos ya en forma más violenta, pero a Dios gracias la mayoría solamente reclamaba por la marginación que sufre la urbe más poblada del país.

Es una política errada la de la Presidencia de la República, de dirigir su proa contra Guayaquil. El celo o el odio que se pueda sentir contra una persona, no se lo puede ni se lo debe dirigir contra una Ciudad. Guayaquil es parte del Ecuador y debe tener el mismo trato que los demás rincones del país. Lo que ha convertido a Guayaquil en un baluarte del Social Cristianismo no tiene nada que ver con el partido político (Nebot ya no es afiliado al partido). Primero: La política Social Cristiana es basada en la Doctrina Social de la Iglesia, es decir, es la misma que Rafael Correa también dice (al menos hasta ahora), seguir. Segundo: La obra realizada primero por Febres Cordero y continuada luego brillantemente por Nebot, contrastó en tal magnitud con la de las personas que manejaron antes el Cabildo (limpiando de pipones, tramitadores y sobre todo realizando obras), que el pueblo guayaquileño, en su inmensa mayoría, se sentirá siempre orgullosa de haber acertado en la elección de su Alcalde y su Concejo y agradecida de lo realizado.

Es un error, posiblemente patrocinado por algunos del círculo rosa, el considerar a Nebot un enemigo de Correa. Lo único que desea Nebot, de acuerdo con sus discursos, es que se lo deje trabajar y hacer con conciencia las obras que necesita la Ciudad. Febres Cordero y Nebot han cambiado la cara de Guayaquil. ¿Qué hay restricciones? Por supuesto. Todos debemos respetar la ley. El hombre no tiene sólo derechos, tiene también deberes y obligaciones y estos son indispensables para asegurar el respeto, la decencia y los mismos derechos de todos los ciudadanos.

El Presidente de la República debe reflexionar y cambiar su forma de actuar en contra de Guayaquil y cambiar su discurso de confrontación por uno que busque la unidad de toda la República. Los ecuatorianos de corazón y toda la Patria se lo agradeceremos.