Llama la atención que un letrado en asuntos de economía no se percate que cualquier declaración en el sentido de expropiar, restringir, prohibir o simplemente dejar sin efecto un acto jurídico trae, por parte de los interesados, la reacción de suspender; retrasar, limitar o mas grave aun, evitar toda inversión en el negocio. La intervención se vuelve peligrosa cuando el sector implicado pertenece a las producciones extractivas agrícolas, pecuarias o acuícola. Nos queda además un sabor amargo: saber que se aprovecha de una formalidad necesaria e indispensable para investigar y castigar a quien cumpla con dicha disposición.
Nadie en su sano juicio se opone a la formalización del negocio acuícola y que este incluya, entre otras disposiciones, la de reglamentar las concesiones otorgadas para el uso de tierras que pertenecen al Estado, el manejo adecuado de los recursos hidráulicos, cuidado del entorno y claro esta; el de otorgar la protección adecuada a los trabajadores. Excelente y digno de aplauso si se tutela al cumplidor contra los eternos piratas de los negocios.
Incluso es comprensible que en determinados espacios geográficos se deba poner cortapisas al crecimiento desmesurado de unos pocos, si con ello se permite que un mayor número acceda a la propiedad de un medio de trabajo. Más, no siendo retroactiva la ley, pretender cometer un despojo sin reconocer el esfuerzo financiero llevado a cabo con anterioridad: indigna. Absurdo reglamentar que dos o más familiares no puedan tener un mismo negocio. Que un antiguo agricultor lo defienda, causa desazón por su contradicción con lo pregonado en sus cursos de Economía Agrícola.
Recordemos un principio agrícola. Los negocios extractivos tales como la agricultura; pecuario o acuícola son coartados en sus decisiones por el hecho que dependen de un factor biológico: sembrar, brotar, cultivar y cosechar llevan en su un cúmulo de semanas imposibles de evitar. Son periódicos: no se puede preparar la tierra o sembrar sino en determinados momentos. Cíclicos: la temporada alta y/o baja de los precios mundiales. Entre otros.
La regla anterior, importante a toda vista, arrastra consigo un elemento que constriñe al productor a soportar la perdida/ganancia de su negocio a sabiendas que no puede detener o hitar el objeto de su ingreso futuro. Y luego, pues puedo asegurarles que no volverá a sembrar, mantener o mejorar esa fuente de trabajo hasta que las cosas cambien y el panorama se le aclare.
Consecuentemente, en lugar de las acostumbradas, demagógicas y politizadas declaraciones sabatinas. Gobierno y sector acuícola siéntense en la mesa: el primero ofrece indemnizar cualquier pérdida causada por la aplicación de estas medidas, líneas de crédito para mejorar eficiencia y productividad. En tanto los segundos se comprometen a la afiliación de los trabajadores, iniciar procesos de Buenas Practicas Acuícola y cuidado extremo del medio ambiente.
Puedo asegurarles que bananeros, cacaoteros, arroceros y ganaderos en su mayoría, decidieron paralizar sus inversiones a la espera de lo que acontecerá con los camaroneros. Pierde el tan mentado País de Todos que en realidad es de unos Pocos.
La diferencia es que los arroceros,cacaoteros,y algunos ganaderos no son ricachones entonces tampoco son opositores porque eso es como sinonimo ser rico y opositor pero los camaroneros son en un 97 por ciento gente de la clase alta que llora y zapatea porque no quiere pagar los impuestos que como toda persona civilizada es comprensible se cobren…hasta donde se los impuestos son tan altos en USA,reino Unido que muchos buscan paraisos fiscales pero claro a estas personas solo les interesa lucrarse y regularse siempre y cuando no paguen tantos impuestos, como quien dice no buscan la equidad y pretenden seguir en el desorden….
Ese decreto pone en evidencia lo que todo el mundo sospecha que Rafael Correa no lee lo que firma porque confía ciegamente en su abogado o que simplemente busca generar malestar en el sector productivo asumiendo que todos los que generan riqueza, trabajo y empleo son pelucones y hay que castigarlos…
Estimado senor Carranza:Antes que nada mis disculpas por no haber hecho hincapie sobre su comentario a nuestro articulo «Camaron que se duerme…» – motivado por nuestro trabajo en campo desde el martes pasado, alejado de todo contacto de internet, dirigiendo nuestra empresa agricola. Quiero hacerle notar que nuestra preocupacion no es si el camaronero es pelucon, horroroso, millonario o pobre… aunque usted no lo crea mas son los que han perdido en este negocio que los que se volvieron millonarios. Preocupa el que todo aquel que pone en riesgo su patrimonio, peligrando el bienestar de su vejez por el simple hecho de ser emprendedor privado es considerado UN LADRON NATO. Que tal si vendo mi hacienda y ese dinero lo saco fuera del pais, vivo de las rentas, no pago impuestos en Ecuador, ni creo empleo peor aun progreso. No respetemonos todos y ojala el pais tuviera mil o mas potentados Slim… Otra seria la realidad nacional.