Lenteja

Este calificativo poco edificante se compone de dos vocablos fusionados, lenta y pendeja, perdón la palabra, no me gusta usar términos groseros. Pero esta vez es necesario porque así voy a calificar a la oposición política en nuestro país.

Llorar en este momento por la conformación del Consejo de Participación Ciudadana es extemporáneo por decir lo menos. Ya hace algún tiempo se advirtió de su conformación, se dijo de la necesidad de participación de los ciudadanos en el debate, en la conformación , en la candidatización de personas que, aunque no sean miembros de ningún movimiento contrario al gobierno, por lo menos sean independientes en su concepción filosófica política, pero no, no lo hicieron y en este momento que estamos a puertas de la posesión es que se rasgan las vestiduras y piden que no se posesione dicho Consejo por no responder al espíritu de ciudadanía que inspiro su creación.

Así como ha ocurrido con el Consejo de participación Ciudadana, paso en otras oportunidades en que Alianza País o los ideólogos de la Revolución Ciudadana pasaron de largo a la oposición dejándola parada como a poste, sin opción al respiro. Esto evidencia entonces que hay problemas graves en la estructuración de una respuesta opositora necesaria para el equilibrio político natural.

Esto es como en la naturaleza, si no existen ciertas especies que establezcan el equilibrio nos vamos a encontrar entonces con el imperio del desequilibrio que hará que ciertas especies destruyan a otras porque no existe el regulador.

Ese papel cumple la oposición, no importa que un gobierno sea de derecha, de izquierda o de centro, en definitiva el tema es que tiene que haber la oposición ideológica política para crear por una parte la fiscalización y por contradicción lograr que el gobierno se enrumbe por senderos de verdadero servicio a los participes de este contrato socio político.

La escases de líderes en la oposición es el reflejo de la falta de conocimiento de la ciencia política por parte de los actores políticos en el país. Normalmente cuando llega alguien a la cúspide de un partido político desea mantener de modo permanente el control sobre los que hacen el partido, sobre los socios, participes o afiliados, esa ha sido y es la maldición de los partidos y de los políticos en el Ecuador, yo lo califico como la enfermedad política más grave y la llamo: corrupción con angurrienteria.

Quieren mantener el poder y el control porque de esa manera obtienen permanentemente ventajas y beneficios, en la mayor parte de los casos, indebidos, porque conceptúan la política como la manera de llegar a tener dinero, poder y manejar influencias. Ahí tenemos que bajo cada grupo de poder que ha manejado el estado hay un grupúsculo que es el que manipula el poder y luego migran a un nuevo partido en el cual pueden seguir haciendo lo mismo, si no vean, nacieron con Roldos y pasaron a otros partidos, o se movieron de la Democracia Cristiana hacia otros grupos, luego de la Izquierda Democrática igual, son nombres conocidos, finalmente terminan con Correa. Con Febres Cordero nacen algunos que debieron militar en Los Pichirilos, porque de garroteros se convierten en grandes señores, a costa de palo, droga e influencia.

En el gobierno actual, los disque dirigentes de la FEUE patean diputados, rompen puertas, se toman las calles y amedrentan periodistas, estudiantes, etc., esos son los descalificados que se denominan políticos. Pretendidos guerrilleros, hoy asalariados. Hasta aspirantes al mismo Consejo de Participación Ciudadana

Es esta condición de haber considerado domésticamente a la política lo que ha impedido que la oposición constructiva se afinque en el país y haga, junto con el partido contrario que gobierna, un mejor país.

Es indiscutible que lideres como Asaad Bucaram o Febres Cordero, tuvieron visión política individual, pero no aceptaron jamás la presencia de nuevos dirigentes populares, igual cosa ocurrió con Guevara Moreno. Velasco Ibarra. En el camino fueron naciendo líderes que para vivir tuvieron que romper con su origen político, así como Roldos, que muere tempranamente, o Hurtado que lamentablemente no tuvo jamás el carisma de su compañero de fórmula.

La Izquierda Democrática fraccionada por el ejercicio del poder legislativo primero y luego por el poder ejecutivo en donde la palabra de Borja seria el referente, hasta el día de hoy, con la conciencia que el Socialismo moderado es el camino en el Ecuador, que se ha convertido en país de revanchas y de odio de clases, con o sin motivos.

El intento de Montufar con Carlos Vera, es loable, pero, la tibia oposición que esporádicamente realiza el Dr. Andrés Páez, el baile a ambos lados del candil del MPD, teniendo de pareja en el mismo danzón a Pachakutick y al movimiento indígena, el temor de ser identificados con el Partido Social Cristiano (gran error) de los de Madera de Guerrero, así como el miedo de los Social Cristianos (por algo será) de hacer olas, jamás va a llevar a configurar una oposición monolítica que tenga capacidad política de respuesta a un gobierno que está todavía eufórico con la adrenalina de los triunfos electorales consecutivos, que esta tan empoderado que no deja ver ningún error, y eso que hay bastantes, que realmente lo lleve a estar en una posición de riesgo.

En definitiva y es triste decirlo, no hay oposición, y no es que quiera que alguien se oponga por joder, sino que la oposición en un gobierno es la limitante lógica del poder, que permite equilibrar los excesos y limitar los delirios, crear temor en los pillos.

Esperemos que como se dice en lenguaje popular, que se ponga once o se ponga pilas la oposición porque permanentemente el Gobierno le está ganando la partida.