O sea, No! a la imposición ideológica de una sola voz, un solo pensamiento, un solo criterio. No es posible, ni permisible que un pueblo heroico y luchador en cientos de jornadas históricas para salvaguardar las libertades, hoy tenga que soportar que a quien eligió para guía moral de la nación, esté convertido en las siete mil lenguas del insulto y la procacidad.
¿En qué articulado de la constitución, aprobada entre gallos y media noche, en Montecristi, por el grupo de alza manos gubernamentales, está escrito que el presidente de la república tiene el derecho de insultar a diestra y siniestra? ¿Son o no sus provocaciones sabatinas copias del tono textual de los discursos nazis y falangistas, cuando Hitler, Mussolini y Primo de Rivera apostaban a favor de sus posibles gobiernos milenarios? ¿Cómo así, sin respetar su alta función en el Estado, con lo cual irrespeta al pueblo ecuatoriano, puede correr tras un ciudadano para hacer que lo encarcelen por no aplaudir su paso por las calles? ¿Dónde está, o cómo comprender la majestad de la función presidencial que reclama tanto el mismo presidente, cuando pide a gritos al funcionario Samán que demande, que enjuicie al comentarista Emilio Palacio, por desnudar la incapacidad en sus gestiones administrativas?
¿Es que este es un gobierno en donde la irracionalidad es la fuente de la administración social y política de la cosa pública?. ¿Por eso es la existencia de la impunidad que defiende la contratación de obras públicas a dedo; de la mentira que por un lado llora para que reconozcan la necesidad de mantener bajo tierra el petróleo del Yasuni (ITT) y por otro negocia y adelanta obras para su explotación; de la morbosa decisión de controlar todas las acciones del Estado desde el ejecutivo, concentrando poder para legitimar una sola decisión; de la irresponsabilidad social que permite crecer la desocupación estructural y funcional, dando pábulo a la migración obligada de los ecuatorianos y a la motivación del aumento masivo de la delincuencia, desamparando de la seguridad a las ciudades y a las zonas campesinas; de la intervención política ilegítima en la Asamblea para por la presión del poder evitar la fiscalización de los actos gubernamentales, convirtiendo en intocables a funcionarios, desfachatados, engreídos y veleidosos, como el fiscal Pesantez? . Lo sorprendente de semejante malversación del poder político es que todo termina siendo culpa de quienes denunciamos tales atropellos o, simplemente, no pensamos igual que la aberración presidencial.
Es que para las tiranías no deben existir testigos de cargo de las manipulaciones del Estado. Ni de lo que dice. Ni de lo que calla. Ni de lo que hace. Cuando los inicios de la Gleischschaltung en la Alemania nacional socialista, esto, es el control total del quehacer público y privado, estaba claro que “sólo debía existir un partido político dirigido desde el Gobierno…
Solo apoyo de todos los ciudadanos sin reservas ni condiciones, y mas bien con devoción… Las universidades tenían que ser manejadas y controladas por un cuerpo de funcionarios nombradas por el partido único de gobierno…La policía y el ejército debían convertirse en guardias de choque del Ejecutivo…Los cargos públicos no podían ser ocupados sino por los nacional socialistas…”. “Los periódicos, sobre todo, no siendo calco y copia de los enunciados del gobierno, eran amenazados primero y luego culpados de oposición y, después, sufrían cierre por falta de patriotismo”. También “las personas opuestas al régimen tenían que ser arrestadas y confinadas o, según las circunstancias, eliminadas”. La denominada “Noche de los cuchillos largos”, del 30 de junio de 1934, es un fatídico ejemplo. Fueron asesinados por orden de Hitler y su círculo pretoriano cientos de militantes, miembros de las S.S y devotos de la causa nazi, pero un tanto alejados del líder y con pretensiones de decisión propia.
En la movilización fascista prevalece, como dice muy bien Carsten, “el mito del líder venerado como un santo por los fieles, que no puede equivocarse ni ser criticado”. En el juego por el poder hacia el fascismo y su mantenimiento, la ideología de la violencia prima ante todas las instancias políticas, sociales, culturales. La injuria, el garrote, el atropello son claves en las negociaciones por la presencia fascista. El fetichismo y casi idolatría por la importancia del culto al Estado, recuerda Nicos Poulantzas, insiste en la perspectiva que “el individuo no es nada fuera de ese Estado”. ¿No es, acaso, la prevalencia de toda esta aventura contra la razón que hoy vive Ecuador, prácticamente una anarquía administrativa, llena eso sí de malsana prepotencia?
yo creo que es exagerado lo de imposicion porque si se da cuenta lo que se busca es que se respete, el Respeto es algo que se merecen todos los ciudadanos y que se ha perdido en muchos lugares…. el caso del periodista Palacios pues yo lo sigo manifestando el se lo busco por su irrespeto, su terquedad,obsesion, no hay nada que le pase que no se merezca.
O sea, si, me gustaría ante todo, pedir al Señor Arteaga, cuando escriba su próximo articulo a través de este medio, que nos diga y describa las etapas heroicas que nos han permitido ser siempre, un pueblo libre, desde cuando somos heroicos, desde antes o después de la conquista española.
Respecto a la similitud que encuentra con los dictadores europeos y el régimen actual del Ecuador, son totalmente fuera de foco, los primeros se caracterizaron por la imposición ideológica y política, mediante la fuerza, la violencia, el garrote, de donde viene precisamente el termino fascio ( garrote, cachiporra), ya nos gustaría a muchos ecuatorianos que en esos tiempos de hambre y necesidades primarias, recogieran a todos los miserables, deformes, minusvalidos, cretinos, tarados, etc. labor que realiza el vicepresidente por medio de sus brigadas médicas,para curarlos, aliviarlos, estimularlos, ya nos gustaría a muchos bravucones, mandarlos a los hornos de exterminio.
Me gusta su discurso, señor Arteaga, pero esta lleno de falacias.
Por ultimo, es tan aberrante defender la posición absurda de un insultador tan mediocre y denunciar a otro insultador tan brillante.
Saludos.
Marco: Preciso el título de su artículo, pero cualquier calificativo es belleza para esta gentuza. Ya el pueblo se está cansando y hartando.
Sólo un milagrito de Dios los saca de la teta.
Que Nuestro Señor Jesucristo lo bendiga
abundantemente.
Mayra
Pido disculpas a todo el público de desde mi trinchera, he escrito el nombre de Dios con minúscula, cuando todo lo que viene de Dios padre tiene que ser con mayúscula.
Mayra
Sí, me parece que estamos en medio de una anarquía y que los que están en las funciones del Estado insultan como les da la gana a los demás. Recordemos que el Presidente fue elegido para SERVIR al pueblo, que somos todos, los que están a favor y los que están en contra. El Presidente no es un Rey, es un presidente, su deber y el deber de quienes lo apoyan y de quienes trabajan en su gobierno es trabajar y respetar, les guste o no la opinión de la gente.