Vi con indignada tristeza la muerte de un ciudadano adulto mayor, como consecuencia de una ley en cuanto la responsabilidad compartida, por causas y acciones de actos incorrectos que un ciudadano tiene con la sociedad, esto es, deber la manutención a sus hijos, pero que por una disposición legal señalada en el Código de la Niñez y Adolescencia (Art. 129. Numeral 3 “están obligados a la prestación de alimentación los abuelos”), estos abuelos tuvieron que responder con la privación de su libertad.
No puedo entrar a discutir todos los aspectos legales relacionados y circundantes en materia jurídica, por no ser profesional del derecho, tan solo poner en discusión principios universales sobre la autonomía y responsabilidad que cada humano, y en este caso ciudadano debemos afrontar y responder por nuestros propios actos, claro está sin que se ponga en riesgo el derecho que a los menores de edad deben ser cumplidos en su manutención por parte de sus progenitores.
Apelo tan solo al sentido común, al juicio que funcionarios, autoridades involucrados en aplicar el Código de la Niñez, el Código Civil, la aplicación de la Constitución de la Republica, la ejecución de criterios por parte de los representantes del poder Judicial, y a los Asambleístas que tendrían que replantear estos cuerpos legales, para que no perdamos jamás la óptica, que sin excluir los compromisos irrompibles e irrenunciables que los miembros de la familia tenemos entre nosotros, cada ser humano debe ser estricto responsable legal de los actos, faltas e infracciones que cometamos.
Mas allá de la irresponsabilidad imperdonable de aquel padre que no cumple su obligación de manutención a aquel o aquellos menores de edad, motivo de la circunstancia, contribuyó también a matar a este señor mayor que debía tener paz y sosiego en estos años culminantes de su existencia, la indolencia de unas personas que aplicaron tontamente un marco legal que debe ser corregido y mejorado, en donde debe precautelarse todos los deberes y derechos bien definidos de todos los ecuatorianos sin ningún tipo de distinción.
BUENO,ESE ES EL RESULTADO,PRODUCTO DE UNA MENTE «LUCIDA» Y UN CORAZON «ardiente»
También se debe reparar en lo absurdo de la Tabla de Pensiones Mínimas preparadas por otro grupo de seres infamemente indolentes e irresponsables hasta lo criminal, que, para corregir las injustas pensiones de 4 o 6 dólares se fueron al otro extremo, en una absurda tabla en la que, por ejemplo, de ganar el alimentante mas de $ 1091,oo al mes y de tener dos o mas hijos mayores a cinco años, les corresponde el 55,26% del ingreso del padre dividido entre todos los hijos.
Los del Consejo creen que con el 45% restante el padre se mantendrña él, pagará los gastos de su negocio, los sueldos de los empleados, los impuestos, etc.
Parece inocua la formula, pero es tremenda la tabla porque solo se fija en los ingresos y no en los gastos que ese progenitor debe realizar para generar su renta o ingresos.
Pensemos en un ingeniero contructor que por haber ganado una licitación de un puente, recibe, digamos US $ 500.000,oo pues el 56,26% irá a sus hijos y con el sobrante deberá construir la obra. Y al año siguiente estará simplemente preso por estafa y por alimentos, pues no podrá obtener el mismo ingreso.
Consultar la tabla en el Suplemento del Registro Oficial Nº 128 de 11 Febrero 2010 tabla elaborada por las mentes lúcidas, corazones ardientes y manos limpias del Consejo Nacional de la Niñez.
Sr. Arenas concuerdo con su articulo señores asambleistas por favor recapaciten y de la misma forma que modifican el codigo penal, dejan vigentes leyes en contradiccion con la constitucion, plantean juicios politicos sin pruebas, faltan al debido proceso, reúnanse y modifiquen el codigo de la niñez y la aolescencia, ya se dieron cuenta de sus actos, los cuales han tenido consecuencias que no podran reparar(muerte) modifiquen el codigo para que dichos hechos no se vuelvan a cometer, estas son las consecuencias de su ineptitud y la falta de consideración con dichos parientes que deben suplantar al titular en la obligación de cumplir con la responsabilidad de mantener a sus hijos,
con cariño
atte.
Michael Lemos