En la enciclica “Paz en la Tierra” el Papa Juan XXIII dice lo siguiente:
“No faltan en la realidad hombres magnánimos que, antes situaciones que concuerdan poco o nada con las exigencias de la justicia, se sienten encendidos por un deseo de reforma total y se lanzan a ella con tal ímpetu que casi parece una revolución política”
“Queremos que estos hombres tengan presente que el crecimiento paulatino de todas las cosas es una ley impuesta por la naturaleza y que, por tanto, en el campo de las instituciones humana no puede lograrse mejora alguna si no es partiendo paso a paso desde el interior de las instituciones. Es éste precisamente el aviso que da nuestro predecesor, de feliz memoria, Pío XII, con las siguientes palabras: “No en la revolución, sino en una evolución concorde, están la salvación la justicia. La violencia jamás ha hecho otra cosa que destruir, no edificar; encender las pasiones, no calmaras; aculumar odio y escombros, no hacer fraternizar a los contendientes y ha precipitado a los hombres y a los partidos a la dura necesidad de reconstruir lentamente, después de pruebas dolorosas, sobre los destrozos de la discordia”. ”. (párrafo 162)
Juan Pablo II, refiriéndose a Tomás de Aquino, expresa:
“La ley natural implica a la universidalidad. En cuanto esta inscrita en la naturaleza racional de la persona, se impone a todo ser dotado de razón y que vive en la historia”.
En un discurso a juristas católicos en 1980:
“El reconocimiento de los derechos naturales del hombre es una condición para la existencia del estado de derecho”
En la encíclica Centésimo Año>
“No se pone, como modelo alternativo (al predominio absoluto del capital), el sistema socialista, que de hecho es un capitalismo de Estado, sino una sociedad basada en el trabajo libre en la empresa y en la participación. Esta sociedad tampoco se opone al mercado, sino que exige que éste sea controlado oportnamente por las fuerzas sociales y por el Estado, de manera que se garantice la satisfacción de las exigencias fundamentales de toda sociedad” (párrafo 35)
Y cuando Benedicto XVI era el cardenal Ratzinger en 1972:
“Cuando prevalece la conciencia, hay un límite de dominio de las órdenes humanas y de las elecciones humanas, es algo sagrado que debe permanecer inviolado y que, en su soberanía última, elude todo control, sea de otro o de uno mismo”.
“El Cristianismo comienza, no con un revolucionario, sino con un mártir”.
Y, ahora, en su encíclica Caridad en la Verdad>
“En todas las culturas se dan singulares y múltiples convergencias éticas, expresiones de una misma naturaleza humana, querida por el Creador, y que la sabiduría ética de la humanidad llama ley natural” (párrafo 59)
Gracias Eco. por traernos a la memoria estas frases de los últimos papas de la Iglesia. No olvidemos tampoco que ninguna ideología es perfecta, porque es humana y que las normas no pueden irse contra el derecho natural del hombre. Un abrazo y continúe escribiendo.
Es una excelente guía para los políticos y los gobernantes de ayer, hoy y siempre. Sería muy deseable que estos lineamientos fueran la base del poder político. Si el egoismo humano no llevara a los hombres hacia lo negativo (odios, violencia, ambición, etc.), este mundo sería un verdadero paraíso.
JFGR