¿Cómo desarrollar el pensamiento crítico desde la escuela?. Segunda Parte

En el preescolar es importantísimo que se puedan establecer estrategias de “activación de la inteligencia” para lo cual necesitamos tener maestros parvularios(as) bien capacitados, emocionalmente equilibrados(as) y con una apertura y flexibilidad mental frente al aprendizaje que sean modelos para los otros niveles escolares y para los padres de familia. Si es bilingüe la organización –lo más recomendable- la coordinación entre las maestras de inglés y español tiene que ser armoniosa, aunque lo óptimo sería una parvularia bilingüe…

Al hablar de activación de la inteligencia, desde el enfoque que he trabajado desde hace más de diez años, parto del hecho de que todos los seres humanos pensamos con los mismos procesos básicos, es decir, observamos, comparamos, relacionamos, clasificamos, analizamos, sintetizamos y evaluamos. La maduración del sistema nervioso y su ulterior desarrollo cognitivo y emocional de los niños, niñas y luego jóvenes permitirá ir logrando mayores grados de abstracción y por tanto logros significativos que pueden ser monitoreados y verificados hasta convertirse en competencias genéricas y/o específicas de cada sección –preescolar, básica, bachillerato, etc-.

Los estímulos cognitivos entonces son múltiples y un(a) parvulario(a) bien preparado(a) sabrá utilizarlos a la par que cumple con otros aspectos importantes en el aprendizaje que debe lograrse en este período de la escolaridad.

Todo trabajo manual, vocal y gestual, tiene que ir determinado a preparar la relación del niño(a) con su entorno. Allí el educador comienza a ejercer su papel de mediador(a). La técnica de la pregunta se usa para estimular el pensar, fortalecer la creatividad y como apoyo para que el cerebro del estudiante establezca las bases de procesos mentales desde la observación hasta la evaluación. Con sencillos ejemplos se sientan los lineamientos. El uso de herramientas didácticas como los crucigramas, los rompecabezas, las adivinanzas, los cuentos, las visualizaciones deben ser usadas con fines de aprendizaje, sobre todo las visualizaciones y su enorme aporte al desarrollo de la autoestima y del sentido de valía personal. La introducción del ajedrez como fundamento para el desarrollo del pensamiento estratégico proporciona estupendos resultados a largo plazo, así como la computación genera posibilidades de inducir a la práctica de la creatividad.

Ya comenzada la etapa escolar, primero o segundo de básica, la práctica sostenida de procesos y la emocionalidad trabajada en forma constante arrumba al escolar hacia competencias genéricas y específicas que definidas con anterioridad por el o la maestra puedan verificarse “in situ” frente a los adultos que los guían previo el trabajo en el período determinado (trimestre, quimestre o año lectivo). El niño o niña necesita saber que sabe y que otros comparten sus avances. Es recomendable una o dos veces en el año escolar una especie de “rendición de cuentas” frente a los padres para que éstos puedan no sólo verificar los logros sino también establecer una línea conductual en casa para no desentonar con lo que ocurre en la escuela.

A partir del quinto de básica, entramos a las “clases de procesos de pensamiento” que cuentan con dos o tres horas semanales de trabajo con un texto previamente preparado, texto de trabajo que tiene validación nacional e internacional y que es constantemente mejorado. Las premisas de entrada son éstas: “pensar es una habilidad que puede desarrollarse”, “la metodología de procesos ayuda a seguir secuencialmente un orden de aprendizaje, priorización y observación de resultados, nos lleva al logro de competencias”, “la práctica deliberada, continuada y consciente es fundamental como alternativa al aprendizaje incidental”… entre otras pautas…

En mi experiencia, el quinto de básica trabaja durante un año, lo que Margarita Amestoy de Sánchez, dio por llamar… “procesos de expansión y contracción de ideas”. Los niños y niñas inician con el proceso de pensar en extremos (lo bueno y lo malo), considerar consecuencias, hasta el proceso de definir objetivos y el de planificación. La utilidad de este programa en el primer año, es inmensa, particularmente creo que estos primeras clases son como “antídotos” para prevenir los filtros mentales, por tanto cabe automatizarlos. ¿Se imaginan las ventajas éticas de un proceso consciente y debidamente preparado como éste?

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