21 noviembre, 2024

A comer arroz todo el día…

Somos productores de gramínea pero esta por su baja productividad, banal calidad, solo tiene un mercado, incluso cautivo: Colombia. Gracias a los colerinches del gobierno se cerró dicho destino convencido por cierto, que nuestros bolivarianos socios lo reemplazarían. Vana ilusión, apenas unas decenas de miles de toneladas pagadas tarde mal y nunca. En tanto que sobran millones de kilos en bodegas y en el campo. De lo que si podemos ufanarnos es que hemos demostrado ser unos soberanos… dueños de nuestro destino. El gran perdedor: el arrocero. Porque no aprendemos las cosas buenas del desorientado militar que aunque no pudo, falta de brújula, descubrir el oeste tiene el norte bien claro cuando se trata de vender su petróleo al odiado tío Sam.

Entonces se aplican medidas de treinta años atrás: fijar precios oficiales, crear empresas estatales de comercialización, ofrecer ampliar los silos de almacenaje. En resumen asumir la tarea llena de promesas que el actual ministro en época de su señor padre debió considerar como obsoletas y que en su paso como banquero, probablemente estimo como aberraciones al libre comercio

Existe hoy en día una capacidad de almacenamiento no mayor a 50 o 70,000 toneladas. Un remanente anterior que bordea los 120,000 ton., y una presunción de cosecha de invierno superior a los 400,000 ton. El consumo cifras redondas, es de 300,000 ton., requeridas hasta recolectar las siembras de verano. Lo cual implica que un excedente de 145 a 150,000 t., de arroz gravitara negativamente sobre los precios a pagarse al productor. Sin pecar de mal intencionados, pero asentando los pies en tierra, debemos dar de baja un 30% de lo almacenado; gorgojos y otros insectos depredadores han hecho su agosto. Con lo cual las tan mentadas exportaciones a los hermanos bolivarianos de 20,000 t., en poco ayudaran.

Es que lo ideológico pierde sentido frente a lo practico y económico. Ante las declaraciones oficiales Perú, ni lerdo ni perezoso, invirtió en el desarrollo de su industria arrocera; alcanzando niveles de productividad excelentes. Colombia no se durmió enfrentando las diatribas de sus vecinos, promovió de igual forma sus cultivos todos lo cual conlleva a la disminución de sus importaciones. Por cierto, gracias a los acuerdos de libre comercio que se encuentra implementando en el mundo, le resultara más conveniente adquirir el grano a vecinos de centro o Norteamérica cuando no al Perú marginando al Ecuador.

Queda entonces por definir: si cada verde socialista 21 asumirá personalmente la obligación de incrementar su consumo diario del grano. O decretar que los agricultores dejen de sembrar unos miles de hectáreas que el INDA expropiaría a favor de los productores de quinua. Aunque queda la opción no menos valida que por Ley de Soberanía Alimentaria se obligue a cada ecuatoriano a comer arroz con chochos en el desayuno, arroz con alverjas en el almuerzo y rematar la noche con un arroz con habas y achiote danzando en aceite de soya boliviana debidamente manipulada genéticamente.

Como trato de aportar siempre una solución propongo instituir el Five O’clock Tea and Rice que en nuestro buen vivir llamaríamos: la hora de la milonga arrocera.

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No hay comentarios

  1. Sergio: Todos estos desatinos camuflados en la Ley de Soberanía Alimentaria, la exportación de arroz a Venezuela, prohibiciones por aquí y por allá nos sirven para abrirnos los ojos a los ecuatorianos y ecuatorianas. Cada cosa que hacen sólo sirven para destruirnos, acabar con nuestra producción. Lo que usted expone de la soya boliviana debidamente manipulada genéticamente me sorprende.
    Gracias por seguir instruyéndonos en cada uno de sus valiosos artículos.
    Muy creativa su frase «la hora de la milonga arrocera».
    Que Nuestro Señor Jesucristo lo bendiga abundantemente.
    Mayra

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