Antoine de Saint-Exupéry, famoso autor de El Principito, escribió en su libro Tierra de los Hombres: “El hombre se descubre cuando se mide con el obstáculo”.
¿Cuál es ese obstáculo que nos permite descubrirnos?
Nosotros mismos. Ese es el obstáculo y no otro.
Cada quien es su medida. Podemos obstaculizar nuestro paso por la vida o permitir que todo fluya. Vencer el obstáculo es irnos conociendo. Profundizar en lo que somos y en lo deseamos llegar a ser. Qué dejar, qué descartar.
Si nos conformamos con lo que tenemos dentro (de mí, ti, de cada uno), porque creemos que lo que tenemos es suficiente. O somos carentes o somos soberbios.
El ser humano no puede conformarse. Cada día es un nuevo día… Cada día es un día para crecer. El verdadero fin del paso del tiempo es crecer como seres humanos. Avanzar a esa meta, la de ser mejores. Y en este caso, es el interior lo que cuenta. El alma, la mente, el espíritu. La arcilla de la que estamos hechos; la que debemos moldear segundo a segundo, al son de las experiencias de la vida. Las experiencias propias y aquellas que observamos vividas por los demás.
Acompaña a estas primeras reflexiones otra cita del mismo libro: “¿Por qué odiarnos? Somos solidarios, llevados por el mismo planeta, equipo también de un mismo navío. Y si es bueno que unas civilizaciones se opongan a otras para favorecer síntesis nuevas, es monstruoso que se devoren entre sí”
Deploramos las guerras en otras naciones. ¿Nos hemos percatado de que vivimos una guerra permanente, aquí en nuestros escasos doscientos y tantos kilómetros de extensión territorial? Aquí no existe la crítica constructiva. Estamos sometidos a la infamia destructiva, de los que están a favor y de los que están en contra. Al principio, un caos inaguantable, distorsionador, perverso. Ahora un modus vivendi al que poco a poco nos hemos acostumbrado.
La mayoría de la gente, aquella que no entiende, que no sabe cómo y que además no tiene a donde opinar, es la parte media de este sánduche del debate sucio de ideologías de apariencia, cuya única verdad es estar ajenas a las necesidades reales de todo un país.
Buen libro el de Saint-Exupéry, me gustaría que muchos lo lean. Sobre todo los que tienen la capacidad o disponen de los medios para llegar con su opinión a los demás, a la mayoría. También lo recomiendo a los que forman el Gobierno, cualquiera que este sea, nacional, provincial, municipal.
Vale la pena replantear las cosas, si es seria la aspiración de mejores días para todas las personas en el Ecuador.
Valga aplicar una reflexión más al contexto ecuatoriano: “Es quizá bello morir por la expansión de un territorio, pero la guerra de hoy destruye lo que pretende favorecer”. La guerra de hoy, destruye lo que pretende favorecer. La prepotencia, la imposición y el irrespeto deberían pasar de moda. ¡Venzamos el obstáculo! Ese obstáculo que está dentro de ti y de mí y que nos impide avanzar.
Hola Karyna
Si escribieras un libro, yo seria el primero en comprarlo, realmente es desesperante el tiempo que tardas en volver a escribir.
Dicen que hay que solucionar los problemas primarios: comer, vestir, refugiarse; para dar rienda suelta al espíritu, hay que tener satisfecho el cuerpo.
La mayor parte de la gente que vive en el planeta tierra, no tiene satisfechas estas necesidades y sin embargo viven refugiadas en toda clase de dogmas que representan a un Dios omnipotente, omnisciente, omnipresente e infinitamente grande, no se como un pobre hombre puede encontrar su verdadera dimensión, su verdadero tamaño, su raciocinio para poder elevarse por encima de si mismo.
Los otros, los que lo tienen todo solucionado, me refiero a los que satisfacen sus necesidades básicas y les sobra, tienen problemas para superarse espiritualmente, tienen sus cuerpos demasiado ocupados en los placeres que les brinda la vida, el espíritu burgués no permite perder tiempo, hay que ir a misa el domingo y vuelta a lo mismo.
¡Como entendernos querida Karyna! pero me gusta lo que escribes.
Chao
Valiente Karyna, al desempolvar criterios que pretenden ser opacados por el interés mezquino.
Celebro el reconocimiento del filósofo Saint Exupéry, su verdad, dura en su tiempo, más en el actual, debe removernos de nuestra comodidad cotidiana para permitirnos observar lo esencial en nosotros.
Gracias por recordárnoslo.
Por supuesto & gracias. Escribí un libro y lo publiqué en septiembre del año pasado, se titula La Librería, es un relato de unas noventa páginas. Seguro si lo lees te va a gustar. Saludos,
Como cita parte del libro mas o menos asi pequeno lote de tradiciones, conceptos y mitos nos limita a vencer nuestros obstaculos lo cual no pemite distinguirnos del bruto hombre de las cavernas
Estoy de acuerdo con usted felicidades att VAR