¡Retos!

La vida puede resultar tan monótona como tú lo decidas…

Una aseveración definitiva como la expresada arriba deja al descubierto algunas de las falacias propias de la mediocridad, el facilismo, el quemeimportismo, la duda, el temor, la escasez, el negativismo, etc. ¿Vemos al mundo como en realidad es o como estamos condicionados para verlo?. ¿Es la vida una tragedia o estamos en capacidad de construirla hacia lo positivo?.

Soy de los que no podría vivir sin retos, es decir sin estímulos que me llamen directa o indirectamente a alcanzarlos. Mi ámbito preferido es la educación, la administración educativa y últimamente he desarrollado mis espacios hacia el desarrollo de mejoras organizacionales en diferentes instituciones que me honran con su confianza. La responsabilidad para con otros es constantemente incrementada y el “alimento” motivacional es el cumplimiento con un deber moral claramente especificado en la Misión de vida. Pero… ¿cómo puede haber gente que se motiva por los retos propuestos y otros que ni siquiera se los plantean?. ¿Qué se siente cuando se logran los objetivos y se plantean otros?. ¿Cómo funcionan las estrategias y las tácticas para el logro de los objetivos?. Intentaré razonar sobre el tema en cuestión en los siguientes párrafos…

“Los hombres sin ilusiones recién nacidos son viejos, caminan sólo a empujones y nunca llegan muy lejos”, decía una canción de la década de los ochenta, creo que cantada por el famoso Rafael de España. Y en efecto un reto es una ilusión vislumbrada desde el presente hacia el futuro que se enfoca con claridad y que debe trabajarse, trabajarse y trabajarse. Las herramientas que han de utilizarse dependerán de tus experiencias, conocimientos y ganas –automotivación-. Llegar a concluir con el “reto cumplido” requiere además que se den “pequeños” logros en el camino de manera que no se abandonen los propósitos con facilidad hacia el propósito último. El cerebro humano siente la necesidad de seguir y sigue con firmeza cuando el enfoque es claro y definido. Además dicho reto debe corresponder a alguna forma de cumplimiento con tus valores y con tus necesidades personales y espirituales más altas. Debes creer que es posible, y es allí donde tus valores humanos te sirven de brújula para ir avanzando en el camino…

En efecto hay personas que han recibido reiterativamente desde su nacimiento el mensaje… “no es posible”, “siempre serás lo que eres”, “busca lo más fácil”, “todo es relativo”, y responden a tales condicionamientos abandonando cualquier esfuerzo sin concluir nada, absolutamente nada. Fueron niños y niñas libres de todo estigma, flexibles y alegres, que por alguna razón les tocó gente negativa y malos educadores en su camino. Aprendieron que “vivir el día” significa vegetar y que el esfuerzo no conduce a nada, se rinden con facilidad y prefieren siempre justificarse por lo que no pueden hacer. Los otros, los muchos que ven a los retos como motivantes y como oportunidades de ser mejores y dejar un legado tuvieron tal vez estupendos formadores, firmes, seguros y afectuosos que les enseñaron el valor y el sano disfrute que se tiene cuando se logran las metas propuestas sobre todo en buena lid.

El mundo es, simplemente es… Aguarda esperanzado la oportunidad de que tú, ser humano, aportes a su inacabada construcción desde tu particular quehacer, actitud, conducta… Es tu forma de verlo –al mundo-, sin ilusiones, sin retos y sin esperanzas o de otra manera con sueños, propósitos claros y enfoques proactivos, lo que dará como resultado aquello que hemos dado por llamar felicidad.

Los retos, concluyo, deben ser la razón “sine qua non” de nuestra formación como seres humanos. Desde muy pequeños los niños y niñas recibirán tales estímulos de sus maestros –padres educadores, etc-, como una manera de formarlos para la vida y seremos los adultos quienes los acompañemos en la utilización de estrategias para la consecución de los mismos alentándolos a seguir cuando desmayen y alabando sus logros al conseguirlos. Fortaleza y templanza, por supuesto, no encuentro otra forma de apoyar al nuevo ecuatoriano que indicándoles que el mundo no es como es, es tal cual lo construyamos con nuestras conductas y nuestras actitudes. ¿Le parece?