Asusta ver las estadísticas de las enfermedades más comunes en la Provincia del Guayas. De acuerdo con la prensa, las más frecuentes son las respiratorias y diarreicas agudas, lo que es conocido por todos los que ejercemos la Medicina. La siguiente es la hipertensión arterial, seguida por las enfermedades de trasmisión sexual, viniendo luego la diabetes, la obesidad la depresión y en octavo lugar el VIH. Hablar de enfermedades de trasmisión sexual y del virus del Sida entre las 10 enfermedades más comunes en la Provincia, hacen pensar que la moral y las buenas costumbres están por los suelos en nuestra Provincia y en nuestro país.
No soy puritano ni integérrimo, pero sí creo que si ponemos como ejemplo de valores a los de nuestra libertadora del libertador, quien abandonó a su marido para pasar a ser la amante del libertador, estamos dando a nuestros ciudadanos una escala de valores diferentes a los que deben regir en una sociedad que se respeta a sí misa y que respeta a los demás. El fin, por más bueno que sea, no justifica los medios.
Hombres y mujeres podemos fallar por miles de justificativos, pero si en algo fallamos, debemos mantener en secreto nuestro pecado, para no pecar también de escándalo. Jesús claramente dijo: “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.”, pero a la pecadora no le dijo anda y continúa tu vida, sino “Vete y no peques más.”
La hipertensión arterial y la diabetes, son muchas veces consecuencia de la obesidad, que lo es de la gula, lo que quiere decir que el hedonismo que lleva consigo el abandono de la continencia y el entregarse a los placeres, es la causa principal de las enfermedades, después de las comunes infecciones virales que producen las frecuentes gripes y los cuadros diarreicos que tienen ocupada a la red de salud del Gobierno en los sitios de atención primaria de la salud.
¿Cómo se debe combatir esta verdadera epidemia de enfermedad social? Creo que es necesario un profundo cambio en la educación. Debemos volver a los principios morales, a la educación en valores, a la defensa de la familia. Debemos valorar el respeto al hogar y poner el ejemplo como base de educación en nuestras familias.
Las personas que ocupan altos puestos directivos en las Empresas que anuncian sus productos en radio o televisión, deben evitar poner sus propagandas en programas inmorales o burdos, por mayor “rating” que tengan, para así combatir las inmoralidades que se presentan en las telenovelas y otros programas de baja categoría y muchas veces vulgares, que predisponen a las personas a copiar esas actitudes que dañan a la familia, a la sociedad y a las mismas personas que caen en estos actos. Los ciudadanos también podemos castigar a los canales que pasan estos programas, viendo otro tipo de presentaciones. Se debe estimular la introducción de programas educativos, de sana diversión, de conocimientos, para ir cambiando la mentalidad de nuestros conciudadanos.
Es hora de un cambio. Defendamos el futuro de nuestros hijos y nietos, y el futuro de nuestro planeta.
