Francisco Proaño, hasta ayer embajador del Ecuador en la OEA, y presidente de su Consejo Permanente, manifestó que recibió instrucciones de Patiño para que no convoque a la reunión solicitada por Colombia hasta encontrar elementos que permitan evitar que el tema llegue al Consejo Permanente.
No habiendo esos elementos, estando abocado a desoír al Canciller o a incumplir los reglamentos de la OEA, optó por renunciar.
Patiño lo ha increpado diciendo que debió cumplir las instrucciones del Presidente trasmitidas por él como canciller.
Repugna a la sana crítica que un canciller, aunque sea de la revolución sin mañana, le pida al embajador de su país, que se encuentra en funciones de Presidente del Consejo Permanente de la OEA, con atribuciones y obligaciones que no son impuestas por el país que representa sino por el organismo que preside, que postergue un derecho solicitado por otro estado, cual es el de pedir convocatoria al Consejo.
¿En qué mente democrática puede aparecer la idea de estar sobre el bien y el mal y decidir que el derecho Colombiano de convocar al Consejo Permanente de la OEA no le es conveniente y hay que boicotearlo por que, a su criterio, hay otras vías que podrían tener mejores resultados?
¿Cuál es temor del despotismo Correista de que se constate si es verdad o no la existencia de campamentos de las FARC en territorio Venezolano?
Colombia ofreció hoy en la OEA a las naciones que tengan interés, pruebas plenas y testigos ex guerrilleros de la seguridad personal de los principales de las FARC, que involucrarían a algunos de sus ciudadanos y funcionarios con sus ilícitas actividades.
¿El protegido Fiscal General del Ecuador, las pedirá o no? Y, si lo hace, ¿lo hará para tomar la misma actitud de Patiño de tratar de postergar las cosas y evitar la verdad, en aras de su perversa ideología?
Columnista invitado: Jaime Vernaza Trujillo.