Una señora estaba muy apenada porque su empleada doméstica no sabia leer. Pero resulta que esta señora no leía. Entonces se consoló en el hecho de que en la realidad no había diferencia alguna entre las dos. Ninguna leía. Por supuesto que es vergonzoso y mediocre lo que hizo sentir bien a la señora, pero es la realidad en nuestro país en general.
El no leer, por no saber o por no querer le quita al ser humano un placer y la oportunidad de aprender y evitar cometer errores que ya han sido cometido por otros y están escritos para que lo aprendamos todos.
Tontos son los que no aprenden de sus errores, inteligentes los que si aprenden, pero felices los que aprenden de los errores de los demás y de esta manera no tienen que cometerlos y sufrirlos; pero para aprenderlos hay que leer.
La historia por ejemplo, no es una letra muerta de actos que quedaron en el pasado. De alguna manera y por algún motivo la historia de la humanidad es cíclica. Todo se repite. El Eclesiastés se refiere a esto en su repetida frase: no hay nada nuevo bajo el sol.
Asimismo debemos leer de otros temas para estar a la vanguardia en los temas en los que nos desenvolvemos: el trabajo, como esposos, como padres y como hijos de Dios. No podemos dejar nuestros actos al azar o querer inventar el agua tibia mientras avanzamos en el camino de la vida.
Felices los que aprenden de los errores de los demás antes que les pasen a ellos.
Recomiendo empezar con la lectura de algún libro que consideremos sencillo y esforzarnos a crear el habito de la lectura. Proponiéndonos a leer como mínimo 10 paginas diarias y convencer a otros a hacer lo mismo. Si la gente en especial nuestros hijos nos ven leyendo nos irán imitando. Quien no tiene la Biblia o el libro magno de la religión que profesa en su dormitorio al alcance de su mano en cualquier momento, carece del arma mas grande de conocimiento y esperanza que puede tener.
Sino leemos y nos convertimos en una ciudad culta seguiremos estancados. Una sociedad no educada no progresa. El progreso esta en relación directa con el conocimiento que se adquiere día a día. Y con progreso no necesariamente me refiero a un progreso material. Es igual o más importante el progreso espiritual.
Cualquier libro que no vaya en contra de nuestros principios y creencias es un buen libro para empezar. Porque resulta que cuando hay un libro que va contra nuestros principios ofendiéndolos se convierte en atractivo por el morbo, en lugar de poner las cosas en su lugar y que la persona se sienta ofendida con ese escrito. Hay otras lecturas que no van con nuestros principios pero no nos ofenden; estos si debemos leer para conocer de conde vienen las otras culturas. Pero no cuando recién estamos empezando el hábito de la lectura.
Cualquier edad es buena para empezar a leer. Esto ayuda a dar mejores consejos y ayudar a los demás a salir de sus problemas materiales o de falta de esperanza; o a no caer en ellos.
Lástima que actualmente a los jóvenes (especialmente niños) les interese más los comics, los juegos electrónicos y diversiones en internet que nutrirse con un buen libro. No solamente a los maestros les corresponde incentivar a los chicos. Los padres y los abuelos deben fomentar la lectura, para que las nuevas generaciones se nutran de la belleza de la buena literatura. Hoy como ayer, están vigentes los libros de Julio Verne, Mark Twain, Louise May Alcott, Edmundo de Amicis, Kipling, Salgari y Beecher Stone, para los más pequeños; igual que Dickens, Turgenev, Maupassant, Dumas, Hemingway y Jane Austen para los adolescentes. Recuerdo que tenía 14 años cuando leí «El Viejo y el Mar» y cómo lo disfruté. Claro, no había TV ni internet, pero cuando se empieza a leer desde muy joven, el tesoro de la buena lectura nos acompañará por siempre. Ahora disfruto leyendo a Vargas Llosa, Laarsson, Duras, pero a veces releo a Shakespiare, Morris West, Pierre Benoit y he leído las obras completas de Agatha Christie y Simenon varias veces!
También a ese gran humorista español Alvaro de la Iglesia.
Las navidades pasadas a todos mis nietos les regalé libros (son menores de 7 años), de diferente temática, y quedaron muy complacidos con ellos. Las fábulas de Iriarte y Esopo son un tesoro de sabiduría, como la poesía de Constancio C. Vigil. Mi poeta favorito es nuestro Medardo Angel Silva.
Gracias por darle al libro la importancia que tiene en la formaión de mejores seres humanos.
Irene Hurtado
Señor Cesar este articulo me dio una razón mas para tener el habito de la lectura y usted esta en todo lo cierto, quisiera que me aconseje un libro ni muy largo ni muy corto. Soy católica y tengo 16 años
Me llama mucho la atención temas de tipo social y romanticos