24 noviembre, 2024

Expolibro 2010 – Crónica II

Como lo dije ayer: La feria era un ir y venir de cientos de alumnos/as de escuelas y colegios de Guayaquil. Lo impresionante, era “el río de gente particular” padres y madres con sus hijos por su cuenta, los vi entrar en largas colas que llegaban del Club de la Unión hasta la puerta.

Y así era todo el día, emocionante ver a los niños hojeando libros, leyendo y comentando con sus compañeros algunas páginas. -¿Compraba la gente?-Sí compraba, librerías inteligentes, conocedoras del arte del mercado, tenían obras a precios rebajados. Otras no, pero ¿Qué hacer si solo tienen del libro el concepto mercantilista y no el que debe primar en una feria de difusión cultural?

Lástima que el Ministerio de Cultura no haya participado, tal vez, muy ocupado con la organización del Espectáculo salsero, auspiciado por ellos y de gran promoción por la televisión; justo, cuando su titular esgrime como fundamento de su acción, terminar con “la cultura apátrida” El justificativo que corrió, como amenaza, era-que el Ministerio realizará otra feria en octubre – con “invitados extranjeros”, etc., etc., Pero ¿En Guayaquil? ¿Por qué no en Quito?- ¿lo hace para opacarnos?-Eso es rivalidad-infantil ¿por qué?

Y nuestro Subsecretario de Cultura ¿Cómo se sentirá?

Vale mencionar al SINAB, como organismo gubernamental, que tuvo excepcional participación activa con su directora Isabel Saad y todo un equipo bien organizado.

¡Ah! leí otra expresión despectiva a la Expolibro 2010-sobre “libros piratas” ¿Cuáles son esos? -Acaso los que no son publicados por las editoriales que “no contemplan Ecuador en su itinerario.”?

¡Gracias! Y digno de respeto, las librerías y libreros que estuvieron en la Expolibro 2010.

Yo tuve una vez la pena de oír en Quito a un gran poeta hablar mal de la Feria de Guayaquil, con críticas ofensivas a escritores de acá, justo de Guayaquil, donde los escritores y artistas de cualquier parte del País siempre se les rinde atención; entre ellos los quiteños, invitándoles a mesas redondas, foros, Cuenta cuentos, etc.

Es cierto que los niños tienen, a veces, que “salir corriendo porque se les va el bus”, no es de siempre, ni para amargar a un entendedor de ciertas circunstancias-los conocedores de ese detalle, señalamos las horas para la participación.

Me perdonen, pero el concepto de feria no lo entienden.

Otra cosa importante de señalar es el desprecio hacia los stands de refrescos y golosinas. Que si los hubo este año y enhorabuena, ¡al fin! dije. Vi uno a la salida de la feria, hacia el malecón sobre el río Guayas, muy limpio y ordenado; además, que a un hombre culto, si le viene bien un refresco.

Otra persona dijo que “Parecía Feria de pueblo”

Ojalá logre serlo de este pueblo, al que pertenecemos todos los que asistimos a ella: gente elegante y gente sencilla, de todos los estratos sociales y económicos, de diferentes colores de nuestro mestizaje: trigueños, negros y rubios -como igual, de diferentes criterios e ideologías ¡Pueblo, pueblo! Todos por un solo hilo conductor –El libro.

Y por último, que es lo primero, los gestores de este acontecimiento cultural: Dr. Jaime Rull, Director de la Feria que trabaja con tanta seriedad, junto a un equipo digno de mencionar por su organización, coordinación y gentileza, en un acto dinámico que necesita inteligencia, y tolerancia.

La Alcaldía de Guayaquil con su Alcalde Jaime Nebot, que entre la obra titánica por el engrandecimiento de la Ciudad, la cultura ocupa un lugar preponderante, por y para el pueblo. Sin dejar de mencionar la cooperación de la Empresa privada.

De las fallas, tanto el Director como el equipo organizador deben estar atentos para corregirlas. Tal vez valdría tener un buzón de sugerencias, para la gente que quiera señalarlas con buena intención, ésto siempre es válido y necesario. Yo escribiría algunas… porque si bien, Expolibro 2010 fue excelente, no fue perfecta.

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Adiós 2010 – Bienvenido 2011

Concluyo el 2010, y con el debieron quedar atrás todos los inconvenientes, los malestares y los dolores de cabeza. Ahora preparémonos para vivir intensamente el año que acaba de nacer. Bienvenido sea el 2011.

Todo lo malo, lo desagradable, las noticias que perturbaron nuestra mente y los momentos de triste recordación, espero que todos ellos los hayamos quemado en el acto simbólico de “quemar el año viejo”, para dar cabida a los deseos e ilusione del nuevo año, que nace con su identificación de 2011. Salud y bienestar para todos.

Lo malo y desagradable, lo borraremos de la mente para no recordarlo jamás, para darle cabida en nuestros pensamientos e ilusiones a los anhelos positivos. Limpiemos la mente para darle todo el espacio necesario y llenarnos de ilusiones y esperanzas. Ilusiones y esperanzas llenas de positivismo, de la ilusión necesaria para lograr la estabilidad emocional y creativa, que cada uno requiera para forjar un promisorio futuro familiar, que nos permita vivir mejor con `paz y tranquilidad junto a todos nuestros seres queridos, fundamentalmente que Dios nos conceda buena salud para todos, sin distingo alguno para nadie. Recordemos que es bueno perdonar para que nos perdonen.

La decadencia de las buenas costumbres

Es muy usual entrar a un ascensor saludar a las personas y que nadie te conteste. Saludar ya no está de moda ni se obtiene nada saludando. La creencia es que siendo cortes no se gana plata. En una ocasión caminaba por el centro de Guayaquil y un joven empleado de un almacén limpiaba el portal e indebidamente había cerrado el paso a los peatones. Una persona mayor decidió cruzar por el sitio cerrado lo que origino el reclamo del joven quien con un palo de escoba agredió al ciudadano, lo tumbo al suelo, lo vejo y cuando intervenimos las personas para defender al hombre maltratado, nos insulto e intento violentarse contra nosotros también. ¿Y no es qué los jóvenes deben respetar a los mayores? Así era antes, evidentemente ya no es así. Vivimos la decadencia de la urbanidad, de respetar al otro por el respeto mismo, respetar porque yo también quiero ser respetado. La falta del buen trato entre nosotros crea ira y ansiedad como forma de relación social. Digo: la ira, el insulto, la procacidad es lo normal para vivir. Estos son tiempos de grosería.

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