Los cambios que se producen al subir un nuevo gobierno, son cambios de cabezas, no de estructuras. Todos los Gobiernos prometen muchos cambios a favor del pueblo, en unos casos se promueve mayor vigilancia en los gastos y en casos como el actual, se crea una infraestructura gubernamental con gran creación de cargos públicos, dando puestos de trabajo dentro de la maquinaria del estado a gente afín al partido, a costa de un presupuesto inflado, que se pretende alimentar con impuestos y cargas tributarias.
Mantener, aparte de esto, el bono solidario, significa un gasto que mantiene al Estado al borde de la quiebra y endeudado con grandes intereses para poder sobrevivir. Aunque esto es un problema grave, el compromiso del Gobierno con el pueblo que votó por él y contra él (porque en una democracia, ayudan a la elección los votos a favor y en contra, al permitir una elección libre), obliga a hacerlo.
Pelucolandia (léase la parroquia de Samborondón pegada a Guayaquil), es un área de gran crecimiento, con una inmensa proliferación de Ciudadelas cerradas que salen a la perimetral que, cuando fue creada, se habló que iba a tener, como es lógico para una vía rápida, salidas cada 2 kilómetros para poder tener un retorno.
Ahora que las personas afines al Gobierno han mejorado su condición económica, han decidido buscar (y tienen todo el derecho) un domicilio con más seguridades y muchos de ellos han pasado a ser los nuevos pelucones, que viven ahora en esta parroquia de Samborondón.
Esto es por demás lógico y no tendría nada de malo. Hay dos cosas malas en esto que vale la pena advertir. La primera es el querer convertir esta parte de la perimetral en una pista de carreras, donde hay personas que manejan a altas velocidades. La Comisión de Tránsito está actuando correctamente al detener a los carros que circulan a altas velocidades para citarlos.
El segundo aspecto malo es más grave, pues tiene que ver con el abuso de poder y de la fuerza del apadrinamiento, que tanto ha criticado este Gobierno con razón, de los anteriores. Ahora cada persona que vive en una de las nuevas ciudadelas y que es parte del Gobierno, o tiene palancas con ellos, hace que le abran un paso y encima que le pongan un semáforo para salir directamente a Guayaquil, o para entrar directamente a su Ciudadela, sin tener que ir a dar una vuelta pequeña más adelante. Esto trae otro problema adjunto: en los sitios donde todavía no hay semáforos, estas personas atraviesan verticalmente la avenida, aumentando el riesgo de accidentes, como los que vemos continuamente y que han cobrado valiosas vidas. He visto choques en esta vía, tanto por la imprudencia de unos como por el exceso de velocidad de otros. Los semáforos son también inconvenientes, pues detienen el curso normal de esta vía rápida, sólo para dar a los nuevos pelucones una prueba mayor de su poder.
Si el Gobierno está a favor del pueblo y en contra de los pelucones como tanto pregona, debe comenzar por detener esta ola de abusos de sus propios miembros, ahora pelucones.
LO MALO ES QUE SIGUEN SIENDO SEGUN CORREA MALAS PERSONAS LOS PELUCONES, Y EN SU DESGOBIERNO LO QUE MAS HAY SON «NUEVOS» PELUCONES CON UÑAS DEMASIADAS LARGAS LLEVANDO EL SANTO Y LAS LIMOSNAS, Y EL SOLO HABLA DE GUAYAQUIL, CUANDO EN QUITO TAMBIEN HAY Y MUCHOS PELUCONES SERRANOS….EL COMPLEJO DE ESTE TIPO ES ELEVADISIMO, POBRE PAIS EN QUE MANOS FUIMOS A CAER….