Con cuánta razón Rubén Darío en “Los motivos del lobo”, nos dice: “En el hombre existe mala levadura, cuando nace, viene con pecado…”.
En realidad el hombre es un ser complejo y difícil. Como cuenta una historia india antigua, todos tenemos dentro de nosotros, dos lobos, un lobo bueno y un lobo malo y ayudamos a crecer y a desarrollarse al que más alimentamos con nuestras actitudes y pensamientos.
El medio ambiente en el que tenemos que vivir destaca cada vez con más fuerza, lo malo, el vicio, y lo negativo. Buscamos equivocadamente el amor en el deseo, la admiración o la belleza física, o simplemente en el hedonismo. No valoramos las virtudes, la ternura, la belleza interior. Nos dejamos arrastrar por el qué dirán o lo que creemos que piensan los demás. Casanova, a propósito del amor, decía: “Un hombre puede casarse con el motivo de su amor, seducirlo, comprarlo o raptarlo, pero debe conseguirlo a toda costa”. Es decir, consideraba al amor solamente por lo físico, como si eso fuera lo que en realidad vale.
Cuánto daño podemos hacer por dejarnos llevar por este tipo de razonamiento o por el simple instinto. ¡Cuánto daño a los demás y a nosotros mismos! Podemos destruir vidas tanto ajenas como la nuestra.
Verdadero hombre, verdadera mujer no es quien logra más conquistas o quien se levanta a tal o cual artista o persona famosa. Verdadero ser humano es quien logra dominar ese animal que llevamos por dentro y que presenta facetas muy variadas, desde pavores, pánicos o miedos, hasta soberbia, gula o lujuria.
Dar paso a los instintos y dejarse llevar por “lo que el cuerpo pide” es la actitud fácil que muchas veces se adopta en la juventud. Algunos se quedan en esa etapa, pero la mayor parte, van madurando, unos más temprano, otros más tarde y logrando poco a poco el dominio de sus instintos.
La templanza es una de las cuatro virtudes cardinales y consiste en moderar los apetitos y el uso excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón. Vencerse a sí mismo es la verdadera victoria. Quien se vence a sí mismo, domina el mundo.
La mala levadura indica simplemente que el hombre, como todos los animales, es proclive a la ley del mínimo esfuerzo y si no piensa, escoge lo más fácil o agradable. Por eso es muy importante que un recién nacido no tome biberón sino seno, pues en el biberón no tiene que hacer el esfuerzo bucal de ordeñar el seno, sino que aplasta y sale, y se acostumbra al mínimo esfuerzo.
El hombre debe razonar y lograr por medio de la templanza el dominio de sus vicios y limitaciones, No hay que hacer lo que se quiere, sino lo que conviene de acuerdo a las reglas sanas de la moral, del buen vivir y convivir, de la responsabilidad y el respeto, no sólo a los demás y a las leyes, sino también a uno mismo.
Acertado lo de la mala levadura y la ley del menor esfuerzo. A eso es lo que nos conduce tanto bono con el cuento de nada. Se anula al ser humano. El hombre está diseñado para trabajar, trabajar y trabajar, eso es lo que lleva al buen vivir.
Mayra