21 noviembre, 2024

Dos Leyes y un objetivo de Poder…

Aparentemente la Ley de Comunicación nada tiene que ver con la Ley de Educación Superior. Sin embargo, están amarradas. Ambas pertenecen al mismo objetivo de poder. Cautivar y encarcelar los caminos de la información y el conocimiento. Prácticamente, el suprimir la autonomía universitaria, pretender desde el ejecutivo la rectoría administrativo académica y no permitir la libertad de cátedra, buscando imponer desde una docencia dócil los criterios de un solo contenido ideológico, significan destinar la enseñanza y formación social del estudiantado a la aceptación de la ausencia de libertad de expresión, contenido esencial de la Ley de Comunicación. Si ésta, además, busca la autocensura en quienes hacen información tratando de proteger las irregularidades, la corrupción, el nepotismo del gobierno central, al no permitir la crítica a su accionar social y político, el marginar la autonomía universitaria y obstaculizar la libertad de cátedra no es otra cosa que la misma autocensura en la formación profesional y en la construcción del conocimiento.

Desde el gobierno (Semplades o el ejecutivo que es lo mismo) se desgañitan gritando que la Ley de Educación Superior busca mejorar la calidad de la enseñanza para, mediando los niveles más serios de la ciencia y la tecnología, promover el desarrollo nacional, siguiendo las pautas que nuestra propia realidad socio cultural entrega. Pero, o son mentirosos o no tienen idea mínima de lo que dicen. Ningún conocimiento es lineal. Pues cada planteamiento o diseño de una propuesta, sea teoría, proyecto o plan de hipótesis genera, incluso desde sus inicios, alternativas de observación, de captación, de comprensión. Casi siempre contradictorias. De ninguna manera hay sólo seguimientos, sin vuelta atrás. Justamente, en la aparición de esas alternativas y por sus propias contradicciones hay un enriquecimiento increíble del conocimiento. Es que nuevos focos de referencia y fuentes de saberes antes no conocidos, aparecen.

Mirar desde una sola perspectiva ideológica el proceso de la realización científica achata, sesga y desfigura el conocimiento, que deja de ser científico al pretenderlo unilateralmente. No existe un solo diagnóstico para configurar con certeza el conocer la situación de algo. La recurrencia a terceros, con una visión comparativa, siempre será un referente válido. El construir conocimiento desde un abanderamiento ideológico hace de ese conocimiento científico o no, un producto político. Sólo válido en el mercado de los intereses del poder que lo gestiona. O sea, se vuelve oficialismo. O lo que es lo mismo, dogmático. Inamovible. Incapaz de promover un cambio… Los tiempos medievales e inicios “renacentistas” están llenos de estos criterios abortivos. Sólo el domesticamiento religioso de que los sucesos de la naturaleza estaban ante el mundo con exclusividad para verlos, admirarlos e incluso agradecer por ellos al Creador, distrajo el pensamiento investigador de la interrogación de los mismos en sus causas, procesos y efectos. ¿Consecuencia? El retraso en procesar mejores alternativas de bienestar en la sociedad, evitando el liderazgo del conocimiento científico y tecnológico hacia el adelanto social, agrario, industrial… Todo pensamiento diferente al oficial doctrinario y dogmático convertía su causa en herejía, sinónimo de inculpación y hasta muerte. ¿No defendió Copérnico el movimiento circular de los astros, porqué el círculo era la figura geométrica más perfecta de un universo sacralizado y Kepler, incluso, no llegó a explicar el movimiento de los planetas, en su “Mysterium cosmogragraphicum”, por las fuerza de las almas encargadas de empujarlos?

Todo autoritarismo vive en continua obsecuencia del tabú, y genera, en su incapacidad de gestión racional, la estupidez permanente del fetiche… ¿Cómo hacer desarrollo social productivo con una ley de comunicación que margina la diferencia del pensar en los individuos, en las instituciones y que busca estandarizar el saber humano a tantos años plazo, desde una inexistente realidad socio cultural promedio, desconociendo la dinamia evolutiva de la estructura societal? ¿Cómo hacer desarrollo social productivo con una ley de educación superior que desprecia el saber crítico, única posibilidad que apertura nuevos umbrales alternativos de ese saber? Ambas leyes son concurrentes en el encuentro de la distorsión social que promueven. La una, prohíbe pensar y obstaculiza la información, la otra. Es el mismo hilo e igual textura. Sólo una figuración superficial distinta en su presencia las hace ver, engañosamente, ajenas y distantes…

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