Luis Napoleón Dillon era un empresario que seguramente por méritos propios, tenía una posición de prestigio en el mundo empresarial quiteño y como había trabajado en el sector bancario, quería manejar su propio Banco. Cuando fundó la Sociedad de Crédito Internacional, pensando que con la influencia que tenía, no habría obstáculo alguno para funcionar como Banco de Emisión, ordenó a la American Bank Note Company la fabricación de los billetes hipotecarios que se muestran a continuación:
Eduardo Estrada Guzmán, quien está escribiendo la biografía de su abuelo, Víctor Emilio Estrada Sciacaluga, me los proporcionó, como también el sobre donde se encuentran guardados. En el exterior del mismo, está escrito en puño y letra de Don Víctor Emilio:
“Origen del 9 de Julio 1925”
Por testimonios de personas que vivieron en esa época, se conoce que la solicitud de Dillon para convertir la Sociedad de Crédito Internacional en Banco de emisión no fue aprobada por el Gobierno de Córdova, frustrando sus sueños de banquero. Los mismos testimonios sostienen que Dillon hizo responsable a Francisco Ubina Jado y se propuso destruirlo, como efectivamente sucedió, cuando los revolucionarios cerraron el Banco Comercial y Agrícola, apresando a Urbina Jado,su gerente, manteniéndolo preso por algunos meses en un barco de la marina, para posteriormente deportarlo a Chile, donde falleció al poco tiempo de su llegada.
Víctor Emilio Estrada explica cómo obtuvo los billetes hipotecarios:
“Cuando por breves semanas desempeñé el Ministerio de Hacienda, en el año 1934, tuve el derecho de trastear en algunos cajones de ese Ministerio, y allí encontré la razón del 9 de Julio. EL SR. DILLON HABÍA QUERIDO POCO TIEMPO ANTES; PONER EN CIRCULACIÓN SUS PROPIOS BILLETES HIPOTECARIOS EMITIDOS POR LA SOCIEDAD DE CRÉDITO INTERNACIONAL; Dillon , el ‘ideólogo de la Revolución Juliana’ había ordenado a la América Bank Note, la emisión de los correspondientes billetitos, procedió sin mayor trámite a emitirlos y llenó la formalidad de registrarlos ante un escribano del Cantón Quito…Cuando el señor Urbina conoció ese proyecto inflacionista, lo comunicó al Gobierno y éste impidió que el Sr. Dillon sacara a circular tales billetes. Esta situación, convirtió a Dillon…en un enemigo jurado del Agrícola y de su Gerente, y preparó rápidamente la revolución que dio al traste con ese Banco y que poco después llevó al sepulcro a su distinguido Gerente”.
El experto estadounidense Earl Schwulst que ayudó a organizar el Banco Central, se refirió a él como “Instintivamente desconfío de él. Es un político”.
Dillon fue Ministro de Hacienda durante los primeros meses de la Junta Militar y renunció por desacuerdos. En los meses que estuvo en el cargo, preocupado de que la cosecha de café era abundante, escribió una carta al Banco del Ecuador, solicitándole al gerente encontrar la forma de poner suficientes fondos a disposición de los clientes para que puedan adquirir el grano y evitar la caída de los precios. La respuesta fue que el Banco no podía emitir más billetes por no tener el oro suficiente. Dillon conocía la ley, pero insinuaba violarla, como había ocurrido desde 1860, cuando García Moreno y posteriores mandatarios, presionaron por dinero y los banqueros tuvieron que entregarlo, por temor o por hacer más negocios.
Siendo persona de recursos, Dillon convirtió a la Sociedad de Crédito Internacional en la fábrica Textil La Internacional que durante décadas fue una de las más grandes del país en su ramo.
¡Excelente artículo y documentado! ¡Al fin mis sospechas han encontrado sustento en sus comentarios, mi estimado Guillermo Arosemena! Los julianos, otros «revolucionarios bien intencionados», como los que sabemos, instrumentos de ya sabemos quienes para hacer del Estado un mounstruo.