En un escrito anterior titulado “Sobre la Delincuencia”, ya advertí que lo único que faltaba era que se nos roben al Presidente. Eso ya sucedió.
Luego de esto ya no está seguro nadie. Ni los mismos criminales ni los policías. Peor nosotros, si nuestro presidente sufrió en carne propia lo que sufrimos todas las personas en Ecuador en todo momento que son los efectos de crímenes de todos tipos: asesinatos, robos, etc. Es decir estamos viviendo en una selva en ese aspecto.
Ya el presidente no puede decir “de esta agua no he de beber”. Tiene que tomar de acción y de inmediato. Los criminales están al acecho. ¿Cuánto tiempo tenemos que esperar a que se tome acción? Lo que pasa es que el dinero es capaz incluso de anular la inteligencia de los inteligentes, y dejar en cero la sabiduría de los sabios y hacer robar a los débiles de voluntad.
Debemos tomar medidas extremadamente fuertes contra la delincuencia venciéndola en las calles a través de la policía y los militares y – nuestro continuo respaldo – ; controlando quien entra a nuestro país; y bajando el nivel de pobreza. Que son los terrenos fértiles donde se prolifera el crimen. Preocupémonos porque los demás estén mejor y todos estaremos mejor. Sino atacamos los tres frentes en un mismo instante y sin darle descanso, estaremos haciendo esfuerzos en vano.
Tengamos fe en que los policías cumplirán su función sin vacilar ni detenerse hasta erradicar la inseguridad insoportable en que vivimos. Pero que lo hagan en todos los niveles. No basta con hacerlo sólo en los barrios que salen en la televisión. Hay que hacerlo en todos los rincones del país.
Y cuidado alguien dice: ¡No hay esperanza! Para que no estén muy confiados los criminales, tengan claro que el miedo es de los sentimientos sociales, el más peligroso. Así que cuidado.
Todo depende de nosotros. Los ecuatorianos desde hoy estamos involucrados en esta empresa en donde no podemos parar hasta salir triunfadores. Generemos la presión necesaria hasta que reaccionen las autoridades y nos sintamos seguros y quede renovado nuestro querido país. La parte más importante del país que necesita de una revolución en este momento es en la seguridad física. Debemos volver a vivir con la tranquilidad de que estamos en un país de gente civilizada y no de salvajes. Ganaremos esta batalla y que ¡Viva el Ecuador!