“Hay tres grupos de personas: los que hacen que las cosas pasen; los que miran las cosas que pasan y los que se preguntan qué pasó.” – Nicholas Murray Butler –
Qué alegría cuando podemos ver a las personas trabajando juntas para un fin netamente noble. Es un ejemplo para las futuras generaciones el rescate de los 33 mineros en Chile. Es una muestra de que cuando la gente se propone algo, aunque parezca imposible, si esta misma gente trabaja y se mantiene unida, lo consigue e incluso de mejor manera que como se lo había pronosticado.
Se relaciona este acontecimiento en Chile con la llegada del hombre a la luna. Y sí que hay cierto paralelismo. Cuando John F. Kennedy comprometió a EEUU a llegar a la luna en la década de los sesenta, hizo más que hablar por hablar: consiguió que la gente se agrupe y trabaje en equipo hacia un objetivo positivo. Y no sólo esto, el compromiso no solamente abarcaba a los técnicos y científicos que trabajaron en el proyecto, sino que los billones de rezos y las buenas energías que todos los ciudadanos del planeta emitían contribuyeron para que la proeza se materialice. Lo mismo que pasó esta semana en nuestro país hermano.
Y es que en estas situaciones se ve quién es quién. Ahí se ve quién tiene las agallas y la astucia para conseguir lo imposible. Con paciencia todo llega y con perseverancia todo se consigue.
¡Eso necesitamos en Ecuador! Un propósito que nos haga trabajar hacia un objetivo común y que nuestros hijos vean y a las futuras generaciones les enseñen que en este tiempo hubo gente que trató de hacer las cosas bien. Que trató de mejorar el mundo, aunque sea un poquito cada día.
Unámonos hacia un objetivo común y concreto. Ese objetivo es vencer la pobreza que agobia a Ecuador. La pobreza es el cáncer del planeta. No puede ser que en la actualidad unos se mueran de indigestión mientras que otros se mueren de inanición. Cada uno desde su área específica de acción puede aportar a esta empresa… ¿Parece imposible? Bueno, díganles eso a los 33 mineros y van a ver que ellos ya no creen que existan los imposibles. Seamos un puño cerrado, formemos un sólo corazón con la mira puesta en esta meta.
Desde aquí les mando abrazos gigantes a los 33 mineros, y a todos y cada uno de los chilenos porque como país le han dado un regalo gigante al mundo: se han convertido para todos nosotros en un gratísimo ejemplo. ¡Felicitaciones!