Todo informa. En el ámbito cósmico. También en nuestro mundo. Además, sin excepción, en cada sociedad que hace presencia. No siempre, sin embargo, comprendemos la información que, día a día, fluye en continuidad. Perennemente. Y es lógico. ¿O alguien sabe cada código, de uno y otro proceso informativo, para la interpretación según el caso, y dentro de los parámetros claves de la decodificación pertinente? Sea lo que sea, sin embargo, este, ese y aquel mensaje afectan. No siempre, eso sí, la afección conlleva una intencionalidad. Pero, cuando entra en juego, su destino significa cautivar al receptor. Aprisionarlo. Se trata de que el encarcelado y la jaula sean uno solo. Incluso sintiendo satisfacción del cautiverio. El oficialismo informa en este contexto y en el camino de este destino…
Con su propia variable… Cuando el oficialismo informa… Siempre o casi siempre miente. Es consustancial a toda forma de gobierno. No importa la ideología con la que esté identificado. Responde este accionar comunicacional a la estructura funcional de su gestión política. O sea, de oficio, está obligado a mentir. ¿Por qué esta terminante afirmación? Es que el hábitat en que se nutre la estructura funcional de la administración pública es el poder. No la actividad de servicio. Poder desde cualquier circunstancia, pero hacia destinos prefijados. Focalizados. Se trata de mantener en una mano las riendas de todas las afecciones de la cosa pública. Pero, sobre todo, manipularlas. ¿Y cómo manipular sin mentir? Ningún gobierno jamás tiene en su misión transparentar su accionar, para un conocimiento real de una ciudadanía, que así tenga opción de exigir reparos, plantear desacuerdos y resistir imposiciones fraudulentas. El objetivo del gobierno en el poder es mantenerse allí, en el poder, a como dé lugar. Toda información es, por eso, exclusivamente, lograr una malla protectora para obtenerlo. Ampliando el saber sobre lo que piensa son sus aciertos y aminorando los aspectos negativos del lado oscuro de los eventos.
Antes que nada cada gobierno tiene como misión hacer que la ciudadanía crea que está cumpliendo con la oferta de campaña. El inicio de obras con las aspiraciones a lograrse llena el imaginario colectivo de la esperanza. Hasta la oposición, mediando la duda, guarda silencio y alimenta, así, la promoción de la mentira. Todo hay que aparentar. El ocultamiento de lo que no está claro, de lo que puede traer preguntas indiscretas, de algún compromiso negativo del régimen, es obligatorio hasta para el menor de los funcionarios. El espíritu de cuerpo del aparato burocrático administrativo entra en vigencia. Toda declaración informativa no es más que para proteger las acciones gubernamentales. ¿Qué otra cosa es una rueda de prensa oficialista? Ni siquiera los datos estadísticos publicados oficialmente deben ser tomados 100% en serio. Métodos e inferencias, responden sólo a subjetividades de tecnocracias autoritaristas, que sirven a la fabricación estratégica de la mentira.
Desde siempre la información oficialista ha servido, con exclusividad, para blanquear la imagen del gobernante y mantenerlo lejos del mundanal ruido de la realidad. En este caso el aislacionismo hace las veces de la mentira a discreción. Para las culturas antiguas, en donde el poder político de mando devenía hereditario, la información administrativa, transformada en historia obsecuente, no era más que una mentira muy bien organizada y planificada. Chinos, egipcios, babilónicos, persas, por citar algunos conocidos, en gran medida, lo que dejaron en cuanto conocimiento posterior en tablillas, murales, edificios fue una justificación mentirosa de sucesos, incluso, que jamás sucedieron…Encuentro con situaciones no ciertas, triunfos de batallas jamás realizadas, presencia de personajes y entrevistas inexistentes. Todo en aceptación de las cosas por la fe como aval de la necesidad hegemónica del poder político establecido.
Hoy, el marketing hace las veces para la credulidad inconsciente de los pueblos y su manoseo burocrático, eleccionario, clientelista, desde el poder político encaramado. ¿Para qué martillar, permanentemente, en folletos, revistas, libros, boletines de prensa, cadenas televisivas y radiales, con algún estribillo ideológico convirtiéndose de a poco en eslogan, sino para la aceptación en los incautos ciudadanos, de la bondad y excelencia del gobierno, aunque sea una farsa? La complejidad de la instrumentación de la mentira gubernamental, aumenta, cuando se defiende el manejo de las posiciones ideológicas de un poder estatal. La mentira de la ideología del liderazgo gubernamental prima, entonces, como verdad revelada para el consumismo político de la sociedad
Sr. Arteaga. Su articulo deberia titularse, cuando el oficialismo desinforma.
Desgraciadamente, este muy buen articulo, no podria ser publicado pues o por miedo de ser objeto de persecucion, o porque los mismos periodicos se autocensuran, pues este gobierno mentiroso, arremeteria contra los ultimos que quedan abiertos. Esta es la famosa libertad de expresion a la Correa. Desgraciadamente, son el populacho inculto el que siendo bien manipulado inclinara la balanza hacia la re eleccion de esta manosa revolucion. Asi es como se mantienen las pseudo democracias de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil y Argentina.
excelente análisis.
Marco:
Felicitaciones por tu inteligente y lúcido artículo sobre la manipulación de la información gubernamental a través de los medios que crea o se apropia. El Estado puede poseer medios de comunicación siempre que estos no sean armas de la mentira y la impostura al servicio de un gobierno.
Con un abrazo por los viejos tiempos,
Ricardo Vasconcellos
Felicitaciones por la valentía y claridad con que se escribe. Ese es el periodismo que necesitamos. Como lo hacía Calle, Espejo O Montalvo. No como muchos que hacen de la pluma su cuchara. Lo que usted dice es la verdad: dos ejemplos bastan. Orecieron los préstamos 5,5,5 y sólo hubo para unos pocos. Que la jubilación se tramitaría en 5 dias, y vez usted que mi hermano de setenta años, ya lleva más de un año y nada. Mentirosos y manipuladores.