Estimulando la delincuencia

Con todo lo cacareado sobre “nuevas tácticas y medidas” la delincuencia sigue incrementándose. Obligadamente hay que volver al tema del hampa y postergar avisar sobre la destrozada situación económica del país.

La situación ha cambiado en el último decenio y particularmente luego de la administración del estadista y Presidente Democrático Constitucional Ing. León Febres Cordero, que dejó un Ecuador depurado. El doctor Rodrigo Borja, de cierta manera, lo mantuvo igual, para luego volverse a deteriorar lentamente.

Sin embargo, nunca en la historia este terror ha sido tan fomentado como en la actual administración del presidente Correa y sus vasallos. Siguiendo el mal ejemplo, la escoria ha perdido su respeto por la ley.

“Respeto a la ley” es más que la adhesión a la letra de la ley e incluso al espíritu de la ley.

Cumplir con la ley no es lo mismo que respetar la ley. El respeto de la ley, por supuesto, incluye el cumplimiento de la ley. Pero el respeto de la ley va más allá de ese umbral.

La diferencia está en: “Sólo porque a usted expresamente no le indican que no puede, no significa que usted está libre de hacer lo que le viene en gana”. Y contrario a todo fundamento lo aplican aún para acciones de funcionarios públicos.

La ley debe tener un valor más allá de la inmediatez de la aplicación. Sin ley no hay civilización. En efecto, es la ley la que crea la civilización y coexistencia.

Con el respeto a la ley por las autoridades se espera elevar el nivel moral a un plano superior, para que todos la sigan.

Si todo lo que buscamos es el cumplimiento mínimo con la ley, entonces todos vamos a terminar con un mundo cumpliendo el mínimo.

Nosotros, por supuesto, queremos tener un ambiente en el que todo el orbe acata la ley. Sin embargo, nos merecemos un contorno mejor del que simplemente se cumple.

Se puede ayudar a crear un mundo de evolución positiva esforzándose para alcanzar una meta más alta en nuestra vida ciudadana y de proceder legal. Un mundo en el que todos realmente respetan la ley por su calidad de bienhechora, frente a un mundo en el que todo lo que tenemos es unos pocos cumpliendo, y padeciendo por ello.

Hemos luchado ya casi 200 años para crear un Estado que se rige por el imperio de la ley. No por los caprichos de un individuo, se crea éste ser rey, presidente o un “mesías” que no tiene ningún inconveniente en el uso de sus auto arrogados derechos de acuerdo con su personal y bastante caprichosas decisiones arbitrarias. No se parte del respeto colectivo a la ley y su provecho plural.

¿Qué mensaje se transmite con el demagógico pronunciamiento de respaldar el quebrantamiento de la Ley (Las Ordenanzas son leyes) de los que desean convertir a Guayaquil en una feria maloliente?

¿Qué mensaje se transmite con el apoyo a las invasiones y daños ambientales? Tanto directa, como indirectamente.

¿Qué mensaje se transmitió con la terminación del uso del puesto de avanzada de los norteamericanos? ¿Más tráfico y más sicariato?

¿Qué mensaje se transmitió con la liberación masiva de los presos y apoyo a las “pobres mulas”?

¿Qué mensaje se transmite al obligar a los “asambleístas borregos-corderos oficialistas” al obligarlos a usar la Constitución en el servicio higiénico?

¿Qué mensaje se transmite al manipular mentirosamente la información y usar el dinero nuestro para auto elogiarse?

¿Qué mensaje…? ¡Para qué seguir!.. Si todos los mensajes, en directo o sublimados, son mentirosos, son corruptos.

La ley no existe sólo para que todos los demás la respeten.