La palabra navidad viene de natividad, es decir, nacimiento. La fecha de la festividad es probable que haya sido escogida por las celebraciones de Saturno en el Imperio romano, que llegaban a su apogeo el 25 de diciembre.
Hay muchas especulaciones sobre la fecha real del nacimiento de Nuestro Salvador. Clemente de Alejandría indica que ciertos teólogos egipcios asignaban no sólo el año sino también el día real del nacimiento de Cristo como el 20 de mayo en el vigésimo octavo año de Augusto. Algunos expertos han intentado calcular la fecha del nacimiento de Jesús tomando la Biblia como fuente, pues en Lucas 1:5-14 se afirma que en el momento de la concepción de Juan el Bautista, Zacarías su padre, sacerdote del grupo de Abdías, oficiaba en el Templo de Jerusalén y, según Lucas 1:24-36 Jesús nació aproximadamente seis meses después de Juan. Contando los turnos desde el comienzo del año, al grupo de Abdías le correspondió servir a comienzos de junio. Siguiendo esta hipótesis, si los embarazos de Isabel y María fueron normales, Juan nació en Marzo y Jesús en Septiembre. Esta fecha sería compatible con la indicación de la Biblia (Lucas 2:8), según la cual la noche del nacimiento de Jesús los pastores cuidaban los rebaños al aire libre, lo cual difícilmente podría haber ocurrido en diciembre. Pero lo verdaderamente importante es su venida al mundo y su mensaje. Jesús no vino al mundo a ser uno más de nosotros, sino a darnos con su ejemplo, con sus palabras, con su amor, el camino para nuestra salvación.
Lo que Cristo nos enseñó, es simple y verdadero: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado”. Insistió en que las leyes que nos deben regir, son las leyes del amor, del servicio y de la hermandad. Según sus propias palabras, los 10 mandamientos se resumen en dos: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.
Los pecados que Dios aborrece, son la soberbia, la desobediencia y la maldad, incluida la venganza. Lo que nos salva, lo que nos lleva a Él es la humildad, la virtud más difícil de conseguir, ya que en el momento en el que crees haberla conseguido, ya la perdiste, y la esperanza, que nos permite pedir y esperar. Sólo Dios puede salvarnos. Somos tan pecadores que sólo su Divina misericordia nos puede permitir llegar al cielo.
Reflexionemos en estos días en que recordamos la venida de Jesús y permitamos que Jesús nazca en nuestras almas. Que aprendamos de Él y de su Santa Madre el desapego a todo lo terreno. Si lo pensamos con nuestro corazón humano, no podríamos soportar con la valentía y la humildad que soportó la Virgen, el sufrimiento de ver a su hijo acusado, azotado, vejado y crucificado en forma injusta y salvaje solamente por salvarnos; ni podríamos tolerar, como lo hizo el propio Jesús, el tormento de ver sufrir en esa forma a Su Madre.
Que la paz y la esperanza que trajo al mundo el nacimiento de Jesús llene nuestras vidas y permita que nuestros corazones se llenen de su amor, y que el año que comienza signifique en nuestras vidas, el nacimiento de nuestra alma al amor incondicional de Dios.
QUIENES PUBLICAN DESDE MI TRINCHERA O EL AUTOR DEL ARTICULO DEBEN DE SER MAS CUIDADOSOS CON LA ORTOGRAFIA.
EL NOMBRE DE JESUS DEBE DE SER ESCRITO CON MAYUSCULA.
Algunos expertos han intentado calcular la fecha del nacimiento de **jesús*** tomando la Biblia….
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….según Lucas 1:24-36 ***jesús*** nació aproximadamente seis meses después de Juan.
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…según la cual la noche del nacimiento de ***jesús*** los pastores cuidaban los rebaños al aire libre…
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…su venida al mundo y su mensaje. ***jesús*** no vino al mundo a ser uno más de nosotros, sino a darnos con su ejemplo,
miopinionhoy@yahoo.com
Mi querido doctor excelente reflexión muy apegada a la verdad y al conocimiento profundo. Solamente una pequeñísima y respetuosa aclaración, que las personas que puedan sobrevivir al gran día de Jehova tienen la esperanza de vivir en un nuevo mundo que será en esta misma tierra pero limpia de todo el pecado actual. Este lugar será paradisiaco lleno de paz y amor. Solamente si perseveramos haciendo la voluntad de nuestro creador.
Un abrazo.