Como según el slogan de Alianza País “la patria ya es de todos”, los asaltantes, rateros y violadores lo tomaron al pié de la letra. Y, ahora sí, la delincuencia ya es de todos… O sea, nadie puede escapar de esta premisa social. Los unos por estar fabulosamente organizados, y haber reemplazado con el crimen la institución de la justicia y los otros, por acogerse, en la práctica diaria, al silencio para evitar ser un número de las estadísticas mortuorias. ¿Y la policía, los fiscales, los jueces? ¿Qué? ¿Es que esto existe? Vamos… Todo sólo es un juego. Que “si te pesco robando otra vez te llevo preso”. “Pero jefe es que ahora esta parte es mía…La vez pasada ya le dí”. “Nada tengo que ver…Te vas aflojando. Mejor dicho, te quedas aquí dentro esta semana”. “No pues pana, colabore. De la salida pasada le estoy debiendo al fiscal. Si el man quería me guardaba… Pero como nadie hizo denuncia broder, salí de uan. No sea turro, varón. Apóyame…Estamos en Navidad ñaño. Es la fiesta del Flaco”. Y el hombre de nuevo en las calles… Con esta era la sexta vez!
Vulgar arranchador!. En cualquier momento entra otra vez. Pero por un asalto a mano armada y un asesinato por ajuste de cuentas. ¿Y ahora? ¿Quedará olvidado en la cárcel?. Claro que lo de olvidado es muy relativo. Al año reclamará que no hay justicia. Y su abogado defensor pedirá al señor juez que concrete la detención con su cliente. Pues hay que tener en cuenta los derechos humanos que le asisten. Además “el artículo bla, bla, bla de la Constitución y, por su puesto, el bla, bla, bla definido de sobra en el Código Penal, no admiten demora en que mi cliente quede en libertad, toda vez que no hay acusación, ni se han determinado las evidencias…”. Y el juez, demostrando un conocimiento pleno y profundo de la jurisprudencia, un sentido demasiado amplio de la solidaridad humana y un amor increíble a sus bolsillos, declarará, sin gaguear, la libertad de “este ser humano que, equivocadamente, ha tenido que sufrir la típica injusticia de una sociedad sin amor al prójimo…”.
De estos casos hay miles. Casi todos los días hay el intercambio del entra y sale de la penitenciaría. Es un mercado muy fluido que, con un poco más de tiempo, pronto estará en la Bolsa de valores. La actividad delincuencial es una de las formas, casi turísticas, de hacer presencia el crimen organizado. Las cárceles, las penitenciarías, los reformatorios no son lugares de castigo. Ni de rehabilitación. Son sitios de descanso para retomar fuerzas y seguir en el negocio. Hay itinerarios. Compra y venta de pasajes. Tarjetas de crédito. Cédulas al escoger. Habitaciones reservadas. Teléfonos celulares y sistemas de Internet. Festejos por aniversarios de arreglos judiciales. Agentes dobles de limpieza. Los sicarios al mejor postor… Lo que está a la vista, sin embargo, es la vida humana, en un hábitat social descarnado de sí mismo. Sociedad envilecida por la violencia. Violencia por el poder. Poder de corrupción para mantenerse en el poder! Todo a costa de la miseria humana! Condición proyectada en la desnutrición, la enfermedad, la ausencia de una educación coherente, la inestabilidad del ingreso por la desocupación, la emigración continua en busca de una vida digna pero destructora de la familia.
¿Y el Estado desde el rendimiento de cuentas de la administración gubernamental, la acción fiscalizadora legislativa, el entramado legal de la justicia, la transparencia del hacer burocrático? No! Nada cuenta. La clave es marketing y publicidad. La realidad nunca es mostrada. Peor explicada. Sólo hay que hacer creer. O sea, mentir! Por eso es que para el ex ministro de gobierno, Bustamante, el crimen, el robo, la violación, tal cual sucedía mientras estaba en funciones, sólo era una percepción… Percepción dañina de una prensa corrupta, que en vez de dedicarse a contar chistes y aplaudir los delirios sabatinos, informa e investiga el crimen, el robo y la violación que están superlativamente en aumento… Es que cuando “sólo hay que hacer creer” quien descubre la víctima puede ir preso, no el victimario que incluso obtiene protección.
A ver si para salir del empantanamiento de la inseguridad y de la verborrea politiquera establecemos aunque sea un mínimo de gestión válida. Claro con el empuje de los asambleístas, el ejecutivo, la acción cívica ciudadana, los organismos pertinentes de justicia, los profesionales del derecho y de las ciencias sociales, las universidades, las organizaciones de barrios populares, las naciones indígenas… Como ayuda memoria: a) Reformas útiles al Código Penal sin influencia politiquera, b) Aumento de penas por tipología delictiva y acumulación de las mismas por cada transgresión de la ley, c) Reorganización estructural, funcional y operativa de la actividad administrativa y legal de la Judicatura, d) Reorganización de las responsabilidades del sistema fiscal con imputación de castigos ciertos por su incumplimiento, e) Reorganización estructural, funcional y operativa de la institución policial, en que desaparezca la militarización de mandos, que es fuente de corrupción.
Todos los sistemas vinculados directa o indirectamente a la seguridad social nacional deben ser atendidos, en prioridad, con un presupuesto suficiente y necesario para cumplir con sus obligaciones. De acuerdo, es lógico, al objetivo de sus funciones. Es importante la instrumentación tecnológica, la capacitación social y legal, la relación interactiva entre los organismos específicos de la seguridad. Pero, también, la capacitación sobre defensa, legalidad y derechos debe extenderse a las familias en los barrios y ciudadelas e impartirse, igualmente, en escuelas, colegios y universidades… A ver si construimos una nueva realidad y la publicitamos con un eslogan coherente: “La Seguridad ya es de todos…!”.
És sabido, que en más de una ocasión, y en situaciónes de guerra, más de un gobierno ha decidido vaciar las cárceles para sumar a esta población al frente de batalla. El presidente del Ecuador abre de par en par las fronteras del Ecuador, a sabiendas de que Colombia es un vecino en guerra civil, y cientos de delincuentes y criminales de todo calibre ingresan al Ecuador sin que se les requiera ningún documento de probidad civil, y se suman a la batalla contra una sociedad en extremo (en extremo extremo) desprotegida, a destruirla, a acorralarla, a sumirla en la histeria. Adolfo Hitler sumó en las filas de las SA y del SS la vileza más desquiciada que fue posible convocar en su momento, y la tarea de este ejército fue destruir una sociedad, pero destruirla en serio. Para redondear este embate, el jefe de las SA era homosexual confeso, y la SA, según el historiador alemán Lothar Machtan, estaba integradas por más de un homosexual rabioso, dispuesto a matar, apalear, asaltar, destruir, sin empacho alguno, y sin policía, fiscal o juez que lo detenga.
Sr. Arteaga.
Todos sus puntos son bien enfocados en lo que se refiere al grave problema de la inseguridad en el Ecuador. Penoso por demas, es que en los ultimos anos, en el Ecuador se han venido apagando los diversos problemas sociales y de infra estructura a traves de las llamadas declaratorias de emergencias.
Estas, reflejan lo poco de lo que existe como programas de largo plazo con el objetivo de un desarrollo sostenido.
Por supuesto, esto se traduce en que la seguridad ciudadana este a la deriva y se salgan con salvavidas de diferentes colores ideologicos y de diferentes intereses partidistas y economicos en la conformacion de otro de estos famosos salvamentos.
No se trata solamente de reformar la constitucion, ni de incrementar mas policias, ni de la educacion en colegios,universidades, colegiados, ni de mas carceles, ni de mejor rehabilitacion, ni de mas fuentes de trabajo.
Se trata en primer lugar de algo basico, de un verdadero liderazgo por parte del primer ciudadano del pais y de los congresistas. Se trata que le hablen al pais con la verdad a si sea esta una verdad dolorosa.
Lo penoso es que el Ecuador es un pais que esta quebrado tanto en sus instituciones como en su economia.
Sin dinero, ni las mejores ideas pueden ser puestas en la practica. En el Ecuador se ha malgastado el dinero de los ecuatorianos, apagando incendios donde mas han sido obvios y denunciados en los medios de comunicacion. De aqui la pelea del ejecutivo con la prensa nacional. Por supuesto, si la prensa no lo denuncia, el ejecutivo no se vera en la obligacion de sacar dinero de donde no tiene para disque quedar bien y lo que hacen es poner una gacita en cosas que necesitan verdaderas cirugias reconstructivas.
No quiero sonar como un pesimista, pero desgraciadamente, no se puede seguir viviendo en las tinieblas y creer que con ciertos cambios, se va a lograr ganarle la mano a la delincuencia.
Por lo tanto, si no existe un sistema de prevension al crimen, se tiene que actuar con mano dura, esto es, los organismos de seguridad tienen que dar de baja a los sicarios, narco productores y distribuidores, pandilleros con historias largas de prontuariado, en fin. Les aseguro que los colombianos, peruanos y de otras nacionalidades se pasaran la voz y se diran entre ellos no ir al Ecuador de negocios pues alli lo que encontraran es un hueco en la fosa de los demonios.
Un feliz ano nuevo para la gente de bien y uno muy desdichado para la delincuencia.
TOTALMENTE DE ACUERDO CON VD. SR. TRAVERSO. NO HAY OTRA SALIDA. O LOS MATAMOS,O NOS MATAN.!!!!!!!!!!
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Seis meses han pasado desde que Ud. escribió este excelente artículo. Hemos tenido un referéndum mañoso para meterle la mano a la justicia; dicho por el mismo mandatario en un lapsus revelador, y para ponerle un bozal a la prensa que no lo deja darse vueltas como taran tantán.
La situación es igual, sino peor. La sociedad se descompone, y los sociolistos siguen sin dar pie con bola. En realidad tendrá que haber un cambio drástico de gobierno y de política, para que al fin podamos ver la luz al final del túnel. Es conocido por todos que los gobiernos socialistas tienden a ser más blandos con la delincuencia, porque consideran a ésta una consecuencia o una víctima de la pobreza, sin fijarse que el hombre malicioso se adapta a cualquier forma de violencia.
No quisiera volver sobre lo mismo y lo mismo, pero todos sabemos que el gobierno de León Febres Cordero, a pesar de todos los errores que se le puedan atribuir, limpió el Ecuador de mafias y de terrorismo. Que fue drástico, no lo pongamos en duda, que se cometieron abusos tampoco se puede negar, pues jamás se podrá controlar a cada agente público con eficacia.
Yo misma fui testigo ocular de cómo se sacó a un hombre a empellones de un vuelo de KLM con rumbo a Aruba y luego a Europa. El avión ya había rodado hacia el final de la pista en Quito, y cuando pensamos que ya iba a despegar, paró y se subieron dos agentes en civil, quienes ayudados por el comandante de vuelo, sacaron a un hombre joven de su asiento. Mi madre, que viajaba conmigo quiso oponerse a ese aparente abuso, pero le dijeron que volviera a su asiento, o la bajaban a ella también. El hombre con su boina, se debatía, pero fue en vano. Se lo llevaron.
Ese incidente nos marcó, por eso al regresar al país, averigüé si alguien había visto o sabía algo sobre el destino de ese hombre. Unas semanas después supimos que él había sido el autor de un atentado contra la embajada de Israel, y que su bomba había asesinado a una mujer encinta que pasaba por el lugar.
LFC no respetó la ley internacional que le había otorgado asilo político en Europa a ese activista político que se convirtió en asesino. No creo que haya envejecido en la cárcel.
Se me erizan los vellos solo de saber que son sus compañeros de andanzas quienes nos desgobiernan ahora. No hay que preguntarse por qué nuestro país se ha vuelto violento.
León Febres Cordero fue severo con los criminales, pero nos entregó un país viable y en progreso. Lo que hicieron sus sucesores después y hasta el día de hoy, solo los compromete a ellos mismos ante los ojos de todos los ecuatorianos.