El fanatismo es necesario para darle sabor a ciertos asuntos. No todo pertenece al campo de la cordura. Imaginen un partido de fútbol, estadio lleno, final de campeonato, y que al marcarse el gol determinante en el último minuto los asistentes que pagaron una entrada se queden silentes pese a que en ese momento han triunfado alcanzando una meta largamente disputada semana a semana durante un año completo.
¡Absurdo! Sin fanáticos que griten eufóricos, que no pierdan la chaveta, que no se abracen, ni den rienda suelta a su alegría y a sus correspondiente furias, pierde sentido el espectáculo y el fútbol pasa a ser algo insulso donde once jugadores corren en un sentido, contra otros once que corren en sentido contrario detrás de una sola pelota. De ser así al menos deberían estar en cancha una docena de pelotas y no dos docenas de pelotudos, contando con los árbitros, quienes por lo general suelen serlo gane quien gane o pierda quien pierda, peor aún en caso de empate.
El fútbol no es para los cuerdos. Es para la gente que siente emociones y gustan de pasiones fuertes y no entienden otras razones que las que le son favorables. Y si no hay razones válidas incluso con insultos y puños pues a la hora de la hora todos se vuelven intransigentes. La intransigencia es la esencia del fanatismo y sin fanatismo no hay fútbol, ni un sin número de pasiones que se desarrollan desde en una cancha de césped hasta en las sábanas en el colchón de la cama donde el hombre suele nacer, reproducir y morir, aparte de disfrutar de sus reales sueños y momentos supremos.
El ser humano es de diseño complicado. Nos pasamos predicando la mesura y la cordura, porque al momento de los momentos los cuerdos y los mesurados terminan aburriendo y aburridos. La vida necesita condimentos. Sin sal, pimienta, ajo y otros untamientos la comida sería un eterno sufrimiento.
Así, como el fútbol sucede en casi todas las faenas. Las unas que aburren porque no me dan lugar a desatar pasiones, y las otras que hacen vibrar y te obligan a involucrar con más furor, empeño, denuedo o alegría.
Hay otra receta. La del humor que hace de la vida cocción inigualable. Aún en los momentos dramáticos hay espacio para una mueca sardónica o burlesca, un doble sentido picaresco o algo de gracioso porque a la misma vida y a su real absurdo hay que sazonar para que algo de sabor tenga
Tomado de: http://www.henryraadanton.com/2010/12/fanatismo-y-cordura.html
Desde mi humilde opinión: Que tira de insensateces…
La pasión/las emociones son necesarias en la vida, es más, podría decir que SON la vida misma. En eso estoy de acuerdo. Que el fútbol te las da y que defiendas la palabra «fanatismo» por esa razón: triste. El fútbol es el complemento perfecto en la caja tonta de la tv. Sigue «apasionándote» por el fútbol – y más triste aún justificándote – mientras la vida pasa en 3D alrededor tuyo
No sé cómo demonios llegué aquí
Disiento totalmente. Precisamente una de las razones por las que he dejado de interesarme por el fútbol es el fanatismo. Ese que descalifica al otro simplemente porque tiene diferentes preferencias. Ese que se deja obnubilar (incluso hasta el asesinato) por algo tan subjetivo como el sentido de pertenencia a un simple equipo deportivo.
Yo defiendo que se puede ser hincha sin ser fanático. Gritar el gol sin tener por qué gritárselo en la cara a nadie. Alegrarse del triunfo sin denigrar al derrotado. De hecho, ese se supone que es el «espíritu deportivo» ¿no?
Si existe una lacra que nos aleja de la hermandad entre seres humanos es -precisamente- el fanatismo. Sea el que sea (religioso, sexista, político, nacionalista, deportivo). El fanatismo no le pone condimento a nada, le quita inteligencia a los actos. Simple como eso.
los que me anteceden son con todo respeto un par de aburridos…si no les gusto la receta propuesta, pasen a otro articulo y listo!…»seres humanos:diseño complicado»…muy cierto!!
Buenos dias primeramente considero que quienes hemos jugado futbol sabemos que el apasionamiento es algo infaltable para hacerlo bien, pero el fanatismo en realidad es el virus que mata a los hinchas y vacia los estadios (esto sumado al poco nivel de algunos partidos) pero creo tambien que cuando la tricolor se enfrenta a otro combinado nacional todos nos volvemos un tanto fanaticos y tratamos de ser superiores a los otros al menos en este ambito uno de los pocos que nos ha llenado de gloria y orgullo al pueblo ecuatoriano !que viva el futbol!
HENRY, NO TENIAS DE QUE MAS ESCRIBIR.