La libre expresión es la voz del pueblo y sin ella el pueblo es sometido a la dictadura, venga de donde viniere el poder que la acalla.
La primera presidenta de Brasil Dilma Rousseff, precedida de su fama de “dama de hierro”, se forjó en la lucha guerrillera, desde el activismo político formando parte de grupos armados que operaban en la clandestinidad contra la dictadura brasileña, hasta que fue detenida en 1970, torturada y encarcelada hasta fines de 1972, cumpliendo condena por subversión al régimen constituido.
Hoy comanda el régimen constituido del Brasil y conservando un carácter duro y autoritario, es eficiente, ejerce liderazgo bajo un sistema pragmático de izquierda, que le permite asegurar que va a erradicar la pobreza extrema que afecta a 20 millones de personas en ese país, considerado hoy una de las primeras potencias emergentes del mundo. Grave reto que se ha impuesto la flamante presidenta.
Así mismo según detalles de su discurso de posesión presidencial, se ratificó en su compromiso de respetar a la prensa libre ya que dice preferir el ruido de la prensa libre que el silencio de las dictaduras, uno de los elementos que le permitiría comprometer a la oposición de su régimen a convertir a Brasil en una nación desarrollada, continuando con el empeño de Lula de erradicar la pobreza famélica del más grande país de Latinoamérica.
Esto último guarda distancia con la posición liderada por Chávez, que como anticipándose a una entrevista negativa con la dama, abandonó las celebraciones democráticas brasileras, sin reunirse con Dilma conforme estaba pautado en el protocolo de la nueva presidenta.
La libre expresión de la prensa, permite a los ciudadanos de un país manifestarse mediante opiniones que no dañan a la democracia sino que la fortalecen. El pueblo debe y merece estar bien informado, y conocer los aciertos y desaciertos gubernamentales, no por ello deviene en prensa corrupta y malvada, siempre y cuando se mantenga en el marco de la ética y la verdad, al margen de intereses obscuros.
El silencio de las dictaduras es la prensa atenazada por la censura previa, por el monopolio mediático y por la prepotencia del poder, así provenga de la dictadura de las armas o de violaciones constitucionales de un poder que ejerce control omnímodo de todas las instancias del Estado.
El Ecuador está al borde del silencio de la dictadura del poder, ejercida con el actual silencio de la Asamblea que solo vota lo que Carondelet manda, lo que postrará al país en un silencio inerme, del que una izquierdista pragmática como Dilma ha guardado distancia en su discurso inaugural.
Decimos al borde del silencio, porque Ecuador puede aún rectificar. Nadie discute los progresos en vialidad, atención médica y educación, que sin ser óptimos, han tomado el derrotero del buen camino. Sin embargo, existen graves falencias en la seguridad ciudadana, en la transparencia, en la economía.
Ante esta realidad, la prensa libre es calificada de corrupta, por el mero hecho de discrepar con la línea oficial de gobierno, que es difundida mediante interminables cadenas de radio y televisión, sirviendo como caja de resonancia, los medios gubernamentales mal llamados públicos, a los que el público en general no tiene acceso.
Es saludable que el pragmatismo de Dilma Rousseff oriente a los mandatarios latinoamericanos en la verdadera forma de gobernar democráticamente a los pueblos de la región.
Interesante artículo, aunque su contenido evidencia un antagonismo hacia el actual régimen. Sin tratar de mantener o crear situaciones conflictivas con el autor del mismo o con cualquier otra persona que se considere aludida,considero que ya es hora de dejar de hablar o escribir (según sea el caso) de la tan «defendida» libertad de opnión, o de la famosa «prensa libre», o «libertad de opinión», que realmente no sé de que cosa aspira o o pretende ser «libre», (no se quien la tiene amordazada,caustiva, prisionera,o término similar) ya que para ser «libre» debe, primeramente, encontrarse despojada de cualquier síntoma de compromiso social, económico, político, o de cualquier otro interés, por muy «altruista» que éste sea. Consecuentemente, escribir o hablar de prensa libre, es un sofisma propio de un Zenón moderno, muy bien instaurado y transmitido a América por la Revolución francesa auspiciada por el gorro frigio, la escuadra, y el compás. Es ésta la famosa revolución de los iluminados enciclopedistas, valiossos intelectualmente (sin perjuicio de compartir o no sus posiciones)pero que deseaban, como siempre ha sucedido en toda la historia de la humanidad, pode; y ese poder lo tuvo el «pueblo», con Robespierre a la cabeza. !Que paradoja! Este «ciudadano», que ejerció el podwer en forma omnímoda envió a la guillotina a miles de «opositores», sin embargo, la «prensa libre» lo trata con benevolencia, consideración y respeto. Estoy en contra de estas ambiguedades, de estas dobles manifestaciones de criterios, o de opinar, «según el cristal con que lo mire».
De la Presidente del Brasil, considero oportuno mantener una posición más distante, hasta que ella practique lo que predica. Se dice que era «guerrillera» (ya no es terrorista)izquierdista que luchaba contra de dictadura militar instaurada en Brasil desde 1994, que derrocó a un Presidente y vicepresidente legítimamente electos (Quadros – renunciado- y luego, Goulart, defenestrado por el Congreso por haber «fugado y abandonado el carg.
Este bochornoso episodio de los tantos que ha sufrido América Latina, donde «libres pensadores» por intermedio de una «prensa libre y sin mordazas», haciéndose eco de civiles defensores de la «democracia y el orden establecido», quienes guiando el brazo ejecutor de los militares, sacramentados por un Congreso NO SUMISO al Ejecutivo, y auspiciado por Estados Unidos, dieron a luz esta dictadura militar de la cual luchó la Presidente de Brasil,
Gobernar una nación latinoamericana, con «libertad de expresión» es realmente un suicidio. Latinoamérica nació con unas profundas manifestaciones congénita, entre las cuales no se encuentran precisamente la disciplina, el respeto, el orden, la jerarquía, la ética, la moral, los verdaderos principios de una sociedad sana, vigorosa y fuerte. Nuestra sociedad latinoamericana está llena de falsos conceptos, de falsos tabués, de falsos y tergiversados principios y valores, que la hacen ingobernable a través de medios «democráticos».
Propugno gobiernos fuertes, decididos, no importa el color de la camiseta, bandera o estandarte político. La prensa está para apoyar al gobierno en sus objetivos nacionales y mayoritarios. Lo que suxcede es que cada persona, cada ser humano,»desde su trichera» es dueño de su verdad, es dueño de esta parcela, y lo demás es tierra de nadie, que hay que capturar. Si un gobierno (local, secciona, regional o nacional afecta nuestros intereses – de cualquier tipo – es malo, y hay de defendernos de este tirano, dictador o prepotente ser que hace las veces de presidente, así haya ganado esta dignidad, en forma mayoritaria.
Hay mucho que escribir sobre estos apasionantes temas, y en su debida oportunidad lo haré. Saludos, y gracias por esta oportunidad.