“Las academias comprometen al alumno al teatro del mundo, con tan sólo lo suficiente como para alienarlo de las búsquedas del emprendimiento, y con muy poco como para hacer servicio en las filas de la ciencia”. – Thomas Jefferson –
En estos últimos días han aparecido en los periódicos varios artículos que expresan la disconformidad de varios sectores incluyendo maestros y alumnos debido al tema de la reforma que quiere hacerse al sistema ecuatoriano de educación. Se quieren eliminar las especializaciones (FIMA, QUIBIO, SOCIALES, etc.) que los estudiantes de secundaria escogen para irse direccionando en el campo que les compete.
En una entrega anterior expliqué por qué es esto negativo. Ahora procederé a expresar mis ideas de cómo debería manejarse una reforma educativa exitosa. Dos ejes deben considerarse cuando se toca el tema de la educación. Estos son ‘lo que se enseña’ y el ‘cómo se enseña’. Es importante hacer esta división y encarar cada eje por separado y con igual preocupación. En este escrito voy a tratar el primer eje, aunque por motivos de espacio será solo superficialmente.
En cuanto a la materia que les estamos enseñando a los educandos, existen falencias gravísimas cuando vemos un contenido que les dice a los estudiantes (como si fuera una verdad histórica absoluta, o sea, hasta se toma esto en los exámenes) que Abdón Calderón subía con la bandera del Ecuador (que en ese tiempo no existía) por la ladera del Pichincha, que le volaron un brazo, después el otro, una pierna y después la otra, que sin miembros subió arrastrándose y con el asta de la bandera en la boca (no sé cómo) gritaba “Viva el Ecuador” (en ese tiempo nuestro país ni se llamaba así). Ojo que estoy poniendo el ejemplo más cliché de todos, pero casos como este hay por montones.
‘Lo que se enseña’ debe estar en constante cambio, se debe estar contradiciendo cada cierto tiempo, se debe enfrentar un conocimiento con otro. Modelos del universo o del sistema solar siguen siendo los mismos que les enseñaron a nuestros padres y a nuestros abuelos, cuando solo basta poner un canal de televisión por cable para darse cuenta que muchas teorías ya han sido superadas, que otras se han adherido, que incluso nombres de entes siderales o su status han cambiado (por ejemplo Plutón ya no es planeta y más bien se ha descubierto otro planetas mas lejano en nuestro sistema solar). Cualquier joven que por televisión o por internet se entera que lo que dice el profesor es mentira, ¿Cuál va a ser su reacción? Despreciará no sólo al profesor sino a todo el sistema de enseñanza. Lo verá como mediocre. Lo verá falso.
Debemos superar este sistema de educación, incluyendo no solo conocimientos nuevos en el contenido, sino cargándolos de autoestima y de amor propio por lo nuestro. Yo recuerdo cuando yo era estudiante y todavía veo que les enseñan lo mismo a los jóvenes de ahora, que cuando nos hablaban de la conquista española, por ejemplo, los profesores pintaban a los intrusos como inteligentes y buenos, mientras que a los Incas como tontos y malvados, cuando las pruebas históricas demuestran que era todo lo contrario. Los Incas tenían más tecnología que los europeos en muchos aspectos.
Está bien masificar la enseñanza en el sentido de que le llegue a todos. Pero no que a todos les enseñe lo mismo. Permitamos que cada cual se especialice más en ramas específicas y técnicas que es lo que nos falta. Debemos activar nuevos campos del saber en nuestros jóvenes, debemos renovar ’lo que se enseña’, debemos desmenuzarlo cada vez más, en submaterias de submaterias, debemos crear y criar más y más profesionales en áreas nuevas, quizás hasta ahora desconocidas, que parezcan ‘raras’, para que nuestros jóvenes sean cada vez más técnicos y especializados y, quién sabe, el día de mañana Ecuador puede llegar a ser considerado como exportador de especialistas; esto nos va a representar hasta ingresos económicos a nivel de país.
Es esta la importancia de analizar y proponer algo que beneficie y transforme el eje de ‘lo que se enseña’. En la próxima entrega hablaré acerca de la importancia de reformar la metodología de enseñanza, o el ‘cómo se enseña’.
Buenas tardes. Me complace que cada día se vaya enseñando la verdadera historiografía de nuestro país, actualmente llamado Ecuador, como el caso de Calderón (sin miembros) gritando (con el asta de la bandera en la boca)»viva Ecuador», cuando la realidad, si es que gritó debió ser «viva Guayaquil»; y, el otro caso, de los intrusos llegados de la «Madre Patria», portando, en una mano la Cruz católica; y el la otra, la espada de doble filo para «catequizar», así sea a la fuerza, a los «idólatras» aborígenes. Yo comparto plenamente que la educación debe tener un mismo «pensum» o simplemente un PROGRAMA de estudios uniformes, para evitar odiosas comparaciones, o enconadas rivalidades, que a nada bueno conllevan. También considero pertinente que debe existir estudios técnicos, artesanales, humanistas, y que el estudiante, luego de cierta edad, tome la actividad que mejor considere conveniente. Cabe señalar que la juventud actual, cada vez se encuentra inmersa en un frnco retroceso por sus limitaciones en conocimientos, precisamente por el torrente de videos, juegos electrónicos, y otras manifestaciones tecnológicas que están aletargando a los jovenes, incapacitándolos al razonamiento, a la lectura. Y de esta anomalía, a quien responsabilizamos? ¿Al Gobierno, a Correa, al Ministro y Director de Educación; al Rector, al colegio, a los alumnos, o a nosostros mismos, por ser tan permisivos, condecendientes y comtemplativos con nuestros jovenes, con el so cuento de la «libertad de expresión y de actividades»?.
Es hora de tomar cartas en el asunto, ya que existe una generación completa de seres que no pronuncian bien las palabras; las frases y oraciones son sonidos guturales; no razonan; no hacen sinopsis o resumenes, no captan la idea; tienen dificultades en memorizar cifras, datos, nombres, etc, por muy elementales que sean, llegando al colmo de no saber el nombre de las calles o parroquia donde viven, Campea el facilitismo, la irresponsabilidad y el encubrimiento de padres, familiares y superiores. Son sumamente expertos, diestros en el funcionamiento y operaciones con máquinitas y aparatos sofisticados. Sin embargo, no saben o no conocen cuantas provincias hay en el Ecuador. ¿Que queremos, cual es el objetivo de la nueva educación en nuestra Patria? La anterior está fracasada, entonces, cual es la salvadora?. Espero que en este aspecto no se esgrima la actual «libertad de enseñanza», que ha demostrado una ineficiencia e incapacidad completa, especialmente en los centros urbanos o «colegios caros». De los pocos concursos que he observado se realizan entre estudiantes, los únicos ganadores son aquellos que pertenecen a cantones o colegios de las «afueras». Y el resto de estudiantes? ¿Que es de los «peluconcitos» y «aniñados»? Será que no participan o no los dejan participar?. ¿Quizás, disfruntando de placenteras vacaciones en Miami, ya que parece que no hay otro país que visitar, que no sea USA. Ojalá escucharía a los jovenes que han visitado Grecia,Egipto, Palestina, Florencia, el sur de España; el centro de Europa; no, solo MIAMI. Bueno, el asunto educación es bastante complejo, y yo puedo jactarme de haber aprendido a leer con «Coquito», con «LNS», con «Patria Ecuatoriana»; con Efren Reyes; las matemáticas, con las Tabñlas de las 4 reglas (sumar, restar, multipliar y dividir); urbanidad con Carreño, de ética, cívica; practicar redacción y lectura; caligrafía Palmer, buenas costumbres, respeto y disciplina, y otros detalles más, estos solo en primaria. ¿Un estudiante de primaria actual estará en estas mismas condiciones? De la historia me salté a la educación, aunque tienen mucha afinidad. Ya conversaremos luego de lo primero.
Saludos.
Con todo respeto, espero que el señor Baquerizo plantee el tema con mas solides, menos cliché como el dice aunque le tome algunas entregas. me agradé mucho el comentario del señor Napoleón Sotomayor. les digo a los dos que la educacion por dentro esta peor de lo que ustedes piensan, y no vel esperanzas para un futuro próximo: un ejemplo para mi primera afirmación, yo soy profesdora de primero de bachillerato y me encuentro con estudiante qye po saben escribir su nombre, antes esto ocurría pero quizas 1 en quinientos y cuando se investigaba me encontraba que se debia a probelmas legales de identidad que tendian a confundir; pero actualmente por lo menos cinco de un paralelo de cincuenta estudiantes escriben nombre, apellido, el segundo nombre y el segundo apellido se pregunta las causas y nadie explica como es posible esto. para la segunda parte de mi afirmacion se debe a que los cursos de capacitación a los profesores, son una burla los mismos capacitadores no saben donde estan parados y esto es porque los buens profesionales que podrian ayudar, consideran que esa no es una tarea para profesores de categoria, es mas bien un cachuelito para los que quieren hacer méritos, ademas las evaluaciones son una farsa, las preguntas de las pruebas circulan a nivel nacional primero cuestan un ojo de la cara pero luego se las van a dejar a la casa. diganme señores preocupados por la educación ¿donde está la salida? Gracias por su atención
Interesante. Como siempre en cada tema que Ud. toca señor Baquerizo Arosemena; seguiré leyendo con mucho interés sus próximas entregas.
En cambio tengo algunos reparos con la opinión del señor Sotomayor; ¿y si la sociedad o la enseñanza se adaptasen a las premisas del mundo real y actual?
¿Por qué mejor no aprovechar esa destreza que tienen nuestros jóvenes para manejar cada instrumento sofisticado y moderno que se les pone en sus manos?
¿Por qué en lugar de criticarlos por ser diestros con las nuevas tecnologías, mejor no los incentivamos para sean a cada vez mejores?
Aprender con Coquito, Careño y Baldor fue muy bueno, pero los tiempos cambian para bien o para mal, hay que saber adaptarse y sacar ventaja de cada una de innovaciones que se nos van presentando.
Considero que nadie podrá, por más que lo intente, separar a los jóvenes de sus nuevas consolas, teléfonos, pantallas etc. A nosotros de adaptarnos; y sobretodo ajustarnos a los nuevos métodos de enseñanza capacitando a nuestros maestros experimentados y a los jóvenes que los irán reemplazando.